Las reinas de los cupones

Si os fijáis al ir a comprar el avituallamiento doméstico ya no te entregan vales o cupones de ningún tipo. Años atrás guardabas los cupones o los sellos y completabas libretitas, cantorcitos, o tapas de yogur y con suerte te hacías con una cubertería de seis servicios, un nuevo tambor de detergente, una caja de galletas metálica, una gorra, etc. Incluso encontrabas cupones en las revistas y probabas perfumes, o en los mismos centros comerciales los podías recoger y acumulabas un montón. Si te sobraban los intercambiabas con las compañeras de trabajo. Muchos de esos cupones eran de productos que no los utilizaba nadie, y acababan en la papelera. Los restantes, que eran la mayoría, suponían para las cajeras de supermercado un asunto que solía generar problemas y hacía crecer la cola de espera de clientes para pagar la compra realizada. Pero ved aquí que esto pasó a la historia, y diría más, en la película que os propongo puede estar la clave. Una mujer joven, atlética y olímp