7 esposos

El dolor que surge a la pérdida de una persona a la que se quiere sin saber cómo se la quería, se convierte en algo casi patológico pues todo el cuerpo se siente mal, casi enfermo. De ahí que la tristeza, que es una de las manifestaciones básicas del ser humano al igual que el amor, la ira, la alegría, etc., requiera su identificación y en este caso precise un tiempo de curación, o de duelo, hasta que se sea capaz de admitir, en cada célula de nuestro cuerpo, la pérdida definitiva. Sin embargo, aunque la separación con los seres queridos produzca ese estado anímico e incluso físico, absolutamente natural entre las personas que aman, es indiscutible que para los que creemos en la vida eterna, es un gran alivio saber que nuestros difuntos descansan en paz, y que sus almas seguirán viviendo en el estado que hayan meritado, en el purgatorio o en el cielo. También, como sabemos que existe el infierno, lo mejor es rezar por todos los difuntos, pues el destino de las almas es decisión de la