12 julio 2020

Para modelar el carácter, L.G. Lovasik



Los expertos dicen que se nace con un determinado temperamento. En relación al carácter, éste se ha de ir forjando y educando. En esta tesitura, los hombres y mujeres santos de otros tiempos y de ahora también, van por los caminos que llevan a Dios esforzándose en practicar las virtudes que los cristianos llamamos humanas para poder llegar a practicar las virtudes teologales, y encaminar el temperamento y el carácter imitando a Cristo.

La virtud en si misma considerada no reprime a la persona humana, sino que en su dignidad la perfecciona para que no se desparrame en todo aquello que apetece de forma desordenada. Esto quiere decir, que conociendo nuestro temperamento in nato, las virtudes nos ayudarán a templarlo o animarlo, y el carácter A CAMBIARLO. No es de recibo “Es que es mi carácter”, y con ello machacar a los más cercanos que son la familia y los amigos, y de paso cualquier persona que se cruce en tu camino.


Una buena lectura ha hecho santos. Un ejemplo bastante conocido del siglo XX es el de Edith Stein, de nombre religioso Teresa Benedicta de la Cruz, nació en Breslavia, Imperio alemán, el 12 de octubre de 1891, de origen judíoPasó por una fase de ateísmo; fue filósofa. La lectura de los libros de Santa Teresa de Jesús de Ávila le cambiaron su vida y su alma. Ingresó en la orden religiosa carmelita descalza. Murió en Auschwitz el 9 de agosto de 1942, mártir. Fue canonizada el 11 de octubre de 1998 por el papa san Juan Pablo II.

Los textos de estas dos santas son muy recomendables. No obstante, hoy os propongo una lectura sencilla y muy práctica. Es constante la propuesta de ejemplos cotidianos para poder modelar nuestro carácter y atar un poco nuestro temperamento: EL PODER OCULTO DE LA AMABILIDAD de Lawrence G. Lovasik.

Tenemos mucho por leer en este verano insólito.


06 julio 2020

Los amigos de mi familia


Nuestro amigo Fernando Sánchez Marcos murió en la madrugada del 4 de julio de 2020, después de sufrir siete años de una enfermedad tumoral que llevó con heroicidad y serenidad. Su esposa, mi querida amiga Pilar, ha estado una pieza angular en el sufrimiento de cada tratamiento, viviéndolo con entereza y esperanza en la paz de Dios junto a su esposo, el apoyo de sus dos hijos varones, incondicional en todo momento.


El funeral católico ha sido muy entrañable. La iglesia se ha llenado verdaderamente de amigos y familiares. La viuda nos ha regalado muchas sonrisas de agradecimiento por nuestra presencia. Los hijos, al final de la celebración eucarística, han hablado de su padre ¡tan bonito! que ya quisiéramos muchos que nos mereciéramos al morir, aunque sea una cuarta parte de lo que han referido de Fernando. El coro de voces femeninas, acompañado del organista, parecía que en su lugar cantasen los ángeles custodios que estaban con nosotros.

Se ha dicho de Fernando que le gustaba mucho viajar por el mundo con su familia, de congresos o con sus amigos. Recuerdo especialmente el viaje que hicimos con ellos a Normandía. Mi marido, muy amigo de Fernando, y él vivieron intensamente, durante una semana, todos los hechos ocurridos en aquella región aludiendo al Desembarco de las tropas aliadas durante la II Guerra Mundial del siglo pasado. ¡Qué buenos recuerdos aquellos! Y tantas otras celebraciones, excursiones, romerías, almuerzos y cenas en su casa, siempre llenas de un gran sabor de conocimiento y de respeto a la diversidad y a la globalidad, pero si dejar de seguir el camino arduo que nos señala Jesucristo.

Fernando, lo recordaremos todo y estaremos muy muy cerca de Pilar.