Hoy
celebramos la Pascua de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, centro y raíz
de la doctrina católica. El resucitó a los ojos de los hombres para que
creyeran en este hecho misterioso para la inteligencia humana pero que Dios lo hizo
posible realmente. Y como en el tiempo de la vida pública de Jesús, Él lo fue
explicando con ejemplos de la misma vida cotidiana que se encontraba al paso.
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La
respuesta fue: Los
hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de
tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos
tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y
son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.
Es
decir, una vez resucitados, después de haberlo meritado, seremos espíritus sin
necesidades pues por toda la eternidad estaremos junto a Dios. Por la muerte,
se extingue el vínculo matrimonial y no se reengancha en el cielo.
¡Felices
Pascuas!