El adulterio es una ofensa

No vamos a decir que se cometen más adulterios ahora que en otros tiempos mejores, porque no es verdad. No es algo nuevo ni viejo, es en su esencia más lejano que la Torre de Babel o Sodoma y Gomorra. Y casi habitual en nuestro entorno de hoy, en el que caen muchos hombres y mujeres, y si son ellas despechadas, los denuncian a la justicia por ladrones como en el caso de la familia Pujol en Catalunya (España) o se hacen de oro con los comentarios de alcoba trascritos a un libro (F. Holland en Francia), por comentar casos conocidos y muy publicados en los medios. La cosa es que tanto unas y otros pueden haber cometido adulterio, que como decíamos en otro artículo el adulterio es pecado mortal. Pero no hemos de quedarnos en los comentarios, hemos de ir a la fuente de la que emana la definición y el hecho mismo de ser pecado muy grave. En el Catecismo de la Iglesia Católica, en el artículo dedicado al sexto mandamiento de la Ley de Dios (No cometerás adulterio) leemos en el punto