La resolución a los dilemas

En el esfuerzo diario de vivir santamente el matrimonio, el cúmulo de las dificultades podemos considerarlas estorbos, sin embargo el superarlas o, más aún, el vivirlas intensamente en las manos de Dios, acrecienta la santidad de nuestro caminar matrimonial. Esas dificultades a veces nacen del propio seno de la familia, es decir, de los propios padres –entendiendo el padre y la madre o el suegro y la suegra- . Claro está que cuando se opta por el Matrimonio en toda su entidad, se deja el padre y la madre, el suegro y la suegra, pero a la práctica esto es extremadamente difícil. ¿Cuánto uno desea de tener a sus hijos muy cerca cuando éstos se casan? ¿Cuánto deseas verlos más a menudo de lo que realmente ellos quieren o pueden según las circunstancias? ¿Cuántas veces nos dicen los padres que has de cuidarlos más o estar más por ellos, aunque objetivamente no sea cierto que los abandones? Se plantean, pues, diariamente muchos dilemas de atención a la familia propia ante la o