Un planteamiento muy repetido, pero no por ello caduco, es que si la familia no se sostiene será muy difícil su crecimiento y el proyecto puede llegar a ser frustrado. Y la guerra puede ser un espacio para romper las familias por el asedio y la muerte. Frente a esto, el mundo entero está viviendo y viendo con sus ojos cómo el pueblo ucraniano, atacado por la Rusia de Putin, está salvando a las familias de la barbarie de las bombas y de la obcecación humana, de la represión y del pánico. A su vez contemplamos y participamos en darle la espalda al Sr. Putin, en muy pocos días.
La MUJER UCRANIANA está salvando a sus familias y hemos de tomar nota del valor de estas mujeres y madres que socorren a sus hijos bajo el fuego enemigo, por cualquier medio posible, incluso embarcando a su hijo de 11 años, solo, en un tren que recorrería 1200 kms. hasta llegar a un destino fuera de Ucrania, forjando así a un valiente para el futuro.
La MUJER UCRANIANA sigue dando a luz
a sus hijos, pero ahora en sótanos, sin anestesia, con dolor, lejos de las
comodidades de las que seguramente gozaba. La MUJER UCRANIANA deja en tierra quemada a sus hijos varones mayores de edad y a sus esposos. Estas mujeres siguen adelante, son fuertes, forjadas por una
historia llena de guerras, hambre y esclavitud.
A
esta MUJER hoy, en el día tan trillado de la Mujer Trabajadora, hay que hacerle
un homenaje, a esta MUJER UCRANIANA que está salvando a la familia, a los hijos,
a los abuelos, a los primos y sobrinos.
Ellos,
los hombres, con un gran espíritu patriótico, dan su vida por la libertad ante
una ocupación injusta por un pueblo vecino, con un mandatario insaciable de sangre
humana, abominable.
Pero
es curioso cómo, en contrapartida, para el Sr. Putin también es importante la
familia, a la cual puso a buen recaudo en Suiza, por supuesto yendo con tiempo para evitar
diásporas o venganzas.
Que
nuestro corazón humano se goce en la familia humana que es la Iglesia misma, pues
Dios se hizo hombre porque quiso estar entre nosotros y lo hizo en una familia
humana en la que fue posible que creciera el Hijo de Dios.