Recuerdo
que a finales de este octubre reciente se celebraron en Madrid varios homenajes
por los ciudadanos difuntos por coronavirus en la llamada primera ola, y muy
especialmente por aquellas 70 personas, aproximadamente, que murieron en Madrid
y a fecha de hoy no han sido reclamadas por nadie, a pesar de los meses
transcurridos y a pesar de que se sabe el nombre y apellidos de estos difuntos.
Este
mes de noviembre la Iglesia Católica lo dedica a los fieles difuntos. En cada
una de las misas que celebran los sacerdotes en todo el mundo la ofrecen en sufragio
de difuntos, además de las intenciones propias que se hayan aplicado. Y Gracias
a Dios, que rezamos por las benditas almas del purgatorio en nuestro rosario
diario.
Esto
nos podría hacer reflexionar en relación a nuestras particulares circunstancias,
y nos podríamos preguntar:
¿Sabemos dónde están enterrados nuestros antepasados? ¿Pagamos la cuota municipal para el cuidado del cementerio? ¿Nos ocupamos de tener la documentación de las sepulturas en perfecto orden? ¿Encargamos misas por las almas de los difuntos de la familia? ¿Creemos en los sufragios?
¿Nos ocupamos de ponernos en contacto con nuestros familiares y
amistades con más intensidad ahora que este virus letal se lleva por delante a
tantísima gente?
- - Qué
tal ¿Cómo estás?