Téngase
en cuenta que la polución que generaban los miles de vuelos que despegaban y
aterrizaban hasta que se cerró el espacio aéreo, era superior a la de los
vehículos a motor de gasolina y gasoil. Por eso el aire está tan limpio y huele
todo de otra manera. Esto es muy significativo.
Y
es curioso como aquella niña, Gretta se llama, que los medios de comunicación
nos la presentaron como la salvadora del planeta, ahora se le ha acabado su
discurso pues el planeta se está limpiando, pero no con sus métodos sino con
otros, ciertamente extraños, como son la pandemia del Covid19. A los papás de
esta niña, que la utilizaron hasta que se escondió, se les ha acabado el
negocio.
No
obstante, los ciudadanos de a pie, podemos seguir vaciando nuestros hogares de
objetos de plástico, adquiriendo, cuando sea necesario, productos elaborados
con otros materiales; hemos de seguir limpiando a fondo nuestros hogares,
puestos de trabajo, empresas, espacios libres y mantenerlos libres de polvo y
miserias. La limpieza es aliada de la salud, propia y ajena. Y la prevención
también.
Ahora
ya lo sabemos, la naturaleza es muy agradecida a los gestos limpios que hagamos
para salvar el planeta, trocito a trocito, empezando por nuestro hogar. De
paso, aprovecharemos el tiempo al quedarnos en casa, pues todavía nos queda por
practicar un buen tramo de paciencia para poder disfrutar de unas vacaciones de
campo y playa.
A
modo de apunte, véase en la foto de la Plaza de San Pedro del Vaticano, que
hasta hace pocos días se mantenía cerrada al público, cómo han salido las
plantas por las ranuras de las grandes piedras que recubren el suelo. Esta curiosidad se la agradecemos a nuestro amigo arqueólogo D. Javier, que vive en Roma, y que ha
tenido la amabilidad de enviársela a mi marido.