miércoles, junio 25, 2025

El arte puede ser un medio de transmisión de belleza

Recorriendo los museos de arte de diversos lugares de Europa he disfrutado maravillosamente de bellezas pictóricas o de tapices, de muebles de maderas nobles o suelos de mármoles de colores que crean diferentes formas y dibujos espectaculares. Y constatas como la cultura, la historia, la religión, entre otros aspectos de la humanidad, los artistas en su tiempo los han ido reflejando. Por ello creo que desde que los niños y las niñas de la familia saben leer y escribir han de iniciar el ejercicio de la contemplación del arte. No hay ninguna duda de que siempre les quedará impresa en la retina del ojo y en el cerebro esos recuerdos que les dará una información importante. Tomarán la buena costumbre para su juventud y por supuesto con mayor o menor continuidad para cuando sean mayores, de hacer algo más que divertirse en la playa, la piscina, las tabletas o el botellón.


No son suficiente las salidas culturales escolares, un poco más de experiencia con los padres o los abuelos es una buena oportunidad para comunicarse y enseñarles esa vía de transmisión de información y belleza que es el arte.

Ahora está muy en boga el feísmo y visto lo visto es realmente feo. Una vez visitado un mueso sobre el llamado arte de vanguardia, moderno o rompedor está claro que falta mucho para que se le trate de obras maestras y que pasen a la posteridad. Estamos en la era de la tecnología la cual se supera a sí misma por segundos.

A modo de ejemplos, en el museo del Hermitage de Sant Petersburgo, al noroeste de Rusia, un museo espectacular por su tamaño y sus obras, y que ha sido protegido de los envites de revoluciones y contiendas, entre los miles de cuadros nos sale al encuentro uno de los más famosos Rembrandt. Refleja preciosamente la parábola del regreso del Hijo Pródigo que, en el Evangelio según san Lucas (15:11-32) Jesús explica a sus discípulos. Y allí está el original.


El Palazzo Colonna de Roma es uno de los palacios privados más grandes y antiguos de Roma. Su construcción comienza en el siglo XIV por iniciativa de la familia Colonna que reside de forma estable en el Palacio desde hace ocho siglos. Los orígenes de la familia Colonna se remontan al siglo XII y a la localidad de Colonna, en las cercanías de la ciudad de Roma, de donde procede el nombre. En uno de los grandes salones que se visitan, sin estar advertida, me encontré ante el cuadro de Anton Van Dick Venus y Marte tan utilizado en la promoción de un libro sobre la distinción entre hombre y mujer, muy famoso hace unos años, Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus.

En el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid, ubicado muy cerca del Palacio Real, contemplamos un cuadro dedicado al misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, por medio de la acción del Espíritu Santo, en el vientre de la Virgen Santísima. En él el autor dibuja un recién nacido pues era entonces la forma natural de dibujar a un niño en el vientre de su madre.


Seguramente en el lugar de vacaciones donde estéis, podréis visitar algo interesante, o bien programar para el próximo otoño lugares a visitar en la ciudad o población dónde viváis. Vivir la experiencia personal siempre enriquece a todas las edades.


¡Buen verano y felices vacaciones!

viernes, junio 13, 2025

En la familia, la fe se transmite junto con la vida, de generación en generación: se comparte como el pan de la mesa y los afectos del corazón

 Se celebró en Roma el JUBILEO DE LAS FAMILIAS, LOS NIÑOS, LOS ABUELOS Y LOS MAYORES, según ya se había establecido en el pontificado del Papa Francisco, correspondiendo en el Calendario Jubilar al domingo 1 de junio de 2025.

La reflexión a la lectura del texto de la homilía del Papa nos conduce de nuevo a estimar que la unidad básica en la que crece la humanidad sigue siendo la familia: los cónyuges y los hijos, y demás miembros como los abuelos. Aquí no hay que hacer exclusiones de nadie. Hay parejas que no están casadas, pero con confianza y tesón en la oración pueden llegar a desaparecer los impedimentos y crear así un matrimonio ante los ojos de Dios. Los hijos propios del matrimonio o aquellos sobrevenidos por diversas circunstancias, como los hijos del otro cónyuge, o los que han quedado desamparados por conflictos bélicos, deficiencias sociales, migraciones, orfandades, entre otras circunstancias. A lo largo de la historia de la humanidad hemos visto agrupaciones familiares de este estilo. Pero, como dice León XIV, esta humanidad puede estar en peligro. Y a ello me remito, extractando párrafos de la homilía del santo padre en el día citado de la celebración jubilar.

 Es cierto que, a veces, esta humanidad se ve traicionada. Por ejemplo, cuando se invoca la libertad no para dar vida, sino para quitarla; no para proteger, sino para herir. Sin embargo, incluso frente al mal que divide y mata, Jesús sigue orando al Padre por nosotros, y su oración actúa como un bálsamo sobre nuestras heridas, convirtiéndose en anuncio de perdón y reconciliación para todos. Esa oración del Señor da sentido pleno a los momentos luminosos de nuestro amor mutuo como padres, abuelos, hijos e hijas. Y esto es lo que queremos anunciar al mundo: estamos aquí para ser “uno” tal y como el Señor quiere que seamos “uno”, en nuestras familias y en los lugares donde vivimos, trabajamos y estudiamos: distintos, pero uno; muchos, pero uno, siempre uno, en cualquier circunstancia y edad de la vida.


Hermanos, si nos amamos así, sobre el fundamento de Cristo, que es «el Alfa y la Omega», «el principio y el fin» (cf. Ap 22,13), seremos un signo de paz para todos, en la sociedad y en el mundo. No hay que olvidarlo: del seno de las familias nace el futuro de los pueblos.

En las últimas décadas hemos recibido un signo que llena de gozo y, al mismo tiempo, invita a reflexionar: me refiero al hecho de que fueron proclamados beatos y santos algunos esposos, no por separado, sino juntos, como pareja de esposos. Pienso en Luis y Celia Martin, los padres de santa Teresa del Niño Jesús; y recuerdo también a los beatos Luis y María Beltrame Quattrocchi, cuya vida familiar transcurrió en Roma, el siglo pasado. Y no olvidemos a la familia polaca Ulma, padres e hijos unidos en el amor y en el martirio. Decía que es un signo que da que pensar. Sí, al proponernos como testigos ejemplares a matrimonios santos, la Iglesia nos dice que el mundo de hoy necesita la alianza conyugal para conocer y acoger el amor de Dios, y para superar, con su fuerza que une y reconcilia, las fuerzas que destruyen las relaciones y las sociedades.

Por eso, con el corazón lleno de gratitud y esperanza, a ustedes esposos les digo: el matrimonio no es un ideal, sino el modelo del verdadero amor entre el hombre y la mujer: amor total, fiel y fecundo (cf. S. Pablo VI, Carta enc. Humanae vitae, 9). Este amor, al hacerlos “una sola carne”, los capacita para dar vida, a imagen de Dios.

Por tanto, los animo a que sean para sus hijos ejemplos de coherencia, comportándose como desean que ellos se comporten, educándolos en la libertad mediante la obediencia, buscando siempre su propio bien y los medios para acrecentarlo. Y ustedes, hijos, sean agradecidos con sus padres: decir “gracias” por el don de la vida y por todo lo que con ella se nos da cada día es la primera forma de honrar al padre y a la madre (cf. Ex 20,12). Por último, a ustedes, queridos abuelos y ancianos, les recomiendo que velen, con sabiduría y ternura, por quienes aman, con la humildad y paciencia que se aprenden con los años.

En la familia, la fe se transmite junto con la vida, de generación en generación: se comparte como el pan de la mesa y los afectos del corazón. Esto la convierte en un lugar privilegiado para encontrar a Jesús, que nos ama y siempre quiere nuestro bien.

Clica para leer el texto entero de la Homilía de León XIV

Jubileo de las familias

  En muchas ocasiones, sin darnos cuenta, compramos objetos que aparentemente son inofensivos, además son bonitos u exóticos, es decir nos l...