El matrimonio se cimienta: 1. Primero en Dios, después de Él los demás y, por último, yo. 2. Luego, en el amor. No se trata solo de la atracción física y el enamoramiento, sino también en quererse tal como se es o se llegue a ser. 3. Le sigue el respeto, la no violencia ni psíquica ni física. 4. La confianza, esa cualidad de saber que la sinceridad es lo que rige entre vosotros: ni una sola mentira, ni antes ni después de casarse. 5. La comunicación, es decir, dialogar, escuchar, ceder y rendirse. 6. La fidelidad, tu y yo, ambos para siempre, el uno con ella y ella con él para toda la vida. 7. Y el compromiso, que significa la entrega total, como broche de oro.