08 octubre 2017

Cuando éramos novios no te perdoné

Acudí a la meditación espiritual mensual. Es una actividad que me ayuda a formarme en doctrina cristiana. El sacerdote en esta ocasión nos habló de la Confianza, de fiarse de Dios. De allí situó su reflexión en fiarnos de nuestros hermanos y hermanas cristianos, y a saber perdonar. Pues es imprescindible en un cristiano saber perdonar y hacerlo de verdad.

El sacerdote ante un público mayoritariamente femenino nos explicó un affaire que le sucedió en su labor pastoral. Nos situó en determinadas situaciones en las que lloramos, porque nos reímos ¡tanto!,  o por asuntos auténticamente graves. El caso concreto a que se refirió fue el de un hombre joven que le pidió hablar aparte. Cuando se cerró la puerta de la sacristía, el hombre se echó a llorar amargamente. Una vez recobró la serenidad, le explicó que su esposa se había enfadado mucho con él pues le había prometido que llegaría más pronto del trabajo y volvió a llegar tarde a casa. Le echó en cara su promesa, promesa que no era la primera vez que rompía. Mientras él intentaba disculparse, la mujer hizo una inflexión y le dijo “Cuando éramos novios llegaste tarde a …” Al oír estas palabras, él se ofuscó de tal manera que no pudo discutir más.

La amargura de ese hombre, el motivo de tantas lágrimas, fue la reflexión, la pregunta retórica, que le hizo al sacerdote, si no me ha perdonado que llegara tarde aquel día cuando éramos novios ¿Cuántas más cosas no me ha perdonado en 20 años de matrimonio?

Por llegar tarde a casa para cenar, se quebró profundamente la confianza en ese matrimonio. Seguramente la señora debía estar harta de esa conducta. Pero también es cierto que es mejor perdonar pues no vale la pena…. Llegar tarde a casa ¿es algo tan importante como para quebrar un matrimonio?


Creo que es mejor no montar follones ni dramones por temas que no lo merecen. No hay que gastar energías en tonterías. Y si se te ha hundido el suflé y lo has hecho varias veces porque a él le gusta, no lo vuelves hacer y listo. La tortilla de patatas fría incluso es más buena. Ponte a pensar, y con la ayuda del Espíritu Santo encontrarás asuntos por los no vale luchar tanto.