Las personas que tenemos más años, recordamos que en el verano de hace cincuenta años hacía muchísimo calor y por entonces no se hablaba de olas de calor sino de la CANÍCULA DEL VERANO. Pero con el nuevo lenguaje que nos ha traído el cambio climático esta perífrasis se ha suprimido y eso de olas no es más que un eufemismo.
Ciertamente hace cincuenta años eran otros tiempos, pero también
íbamos a la playa a refrescarnos y a pasarlo bien en familia. Recuerdo haber
ido muchos veranos a las playas del Maresme de Barcelona, y los días de más
calor íbamos a la playa por la tarde con la sandía que la sumergíamos entre las
rocas naturales que estaban a la vista para mantenerla fresca, los bocadillos y
refrescos a disfrutar de una merienda cena con nuestros padres, hermanos y
amistades. Y esto sigue igual, o quizá lo de la sandía no.
También sucedía que la gente se moría de golpe de calor.
Pero no se contabilizaba esa causa. Igualmente se moría gente ahogada pero
entonces apenas ondeaban banderas rojas, amarillas o verdes según el estado de
la mar, y más aún, en los colegios no estaba generalizada la clase de natación
para evitar que los niños y niñas se ahogasen. O te enseñaban los padres o no te
podías bañar.
Y a pesar de tantas banderas, avisos, carteles, la tele y
los medios, por lo que llevamos del año 2025 las cifras de ahogamientos son
horrorosas, espeluznantes y la de golpes de calor otro tanto. No solamente las
personas llamadas más vulnerables son las que sufren sino también de otras
edades.
Creo que con tanta información que nos disparan cada día
deberíamos tenerlas en cuenta, cuidarnos y cuidar de los nuestros para evitar
males mayores. Es decir, tener respeto al mar, haya o no haya banderas o
vigilantes de la playa. Estar muy
pendientes de los más pequeños que para ellos el agua es un divertimento y
corren que vuelan y en un plis plas no los vemos porque se han ahogado, perdido
o lo que sea. Tener respeto al tiempo que hace. Si suben las temperaturas no es
cuestión de desnudarse sino de protegerse con ropa clara, ponerse cremas, beber
muchos líquidos no azucarados y llevar sombreros baratos o caros, la cuestión es
evitar que nos suba la temperatura corporal. Y los abanicos siempre a mano.
Si vamos por la calle y nos empezamos a agobiar, lo mejor es
pararse y beber algo fresquito, y si estamos en un transporte público y nos
mareamos, nos bajamos. Nuestro cuerpo nos da señales, hay que hacerle caso.
Luego seguir adelante.
Dicen que hace más calor ahora que años atrás, es posible
que sí, pero no nos preocupemos por ello, nuestro planeta está vivo y
constantemente cambia, y el eje de la tierra respecto del sol también, a veces
estamos más cerca y hace más calor, y años después más lejos y se nota más el
frío. Recuerdo que en una visita a las Cuevas de Altamira en Santillana del Mar
(Cantabria) podías leer informaciones sobre los millones de años de existencia
de la Tierra y cómo han ido cambiando sus continentes. Y me sorprendió ver en
una maqueta futurista que dentro de millones de años el Mar Mediterráneo ¡no existirá!
será un puro charco. Ya no estaremos ni nuestros restos para explicarlo.
Así que disfrutemos de él y de todos los mares y costas,
pero con mucha prevención. Y por supuesto de las montañas: en los Pirineos ya
se han producido más de 200 rescates por nuestras fuerzas especiales del CAEM, y
equipos de rescate y bomberos de las comunidades autónomas. A pesar de ello, ya
se han contabilizado 14 muertos. La montaña hay que conocerla bien, las botas
no son lo único importante.
Os deseo felices vacaciones y un descanso merecido por vuestro
trabajo bien hecho. Sobre todo, cuidar de vuestro matrimonio, de todos los
familiares a vuestro cargo. Por último, no os olvidéis de la santa misa
dominical y de la gran fiesta de la Asunción de la Virgen el próximo 15 de
agosto. Dios está con nosotros y nos quiere siempre.
Fotos, Isabelita.