06 noviembre 2024

La emergencia nacional que se vive en España


La magnitud de la tragedia que se está viviendo en España, especialmente en 78 municipios de Valencia, así como de Albacete, de momento es imposible de medir ni cuantificar. La cifra de los muertos y desaparecidos va en aumento en esos territorios. Por fin, a una semana vista, se va viendo el trabajo de los efectivos militares, Guardia Civil, policías de varias administraciones, bomberos, rescatistas, SSMM los Reyes, los periodistas, etc., y el pueblo, pues la gente se echa a la calle para ayudar a los demás, una buena actitud que les marcará para siempre, especialmente a los jóvenes.

La destrucción no se ha detenido, pues las aguas están colapsando edificios y se están produciendo derrumbes, pero confiemos que todos los efectivos trasladados allí puedan seguir trabajando en esas tierras con los relevos que sean necesarios, sine die.

Es importantísimo aquí que las autoridades sigan centrándose también en el aspecto humano más intimo que es la Familia para que los que han sobrevivido puedan estar junto a sus difuntos. Igualmente facilitar al máximo todo lo referido a las listas de desaparecidos y a los muertos sin identificar. Pues como hemos visto se trabaja con tres listas, que tardarán en cerrarse.

Los que estamos lejos de allí nos hemos sentido interpelados no solo por las imágenes de destrucción total de todo, sino también por la desesperación y dolor de tanta gente que busca desesperadamente a sus familiares y seres queridos, desde niños a ancianos.


Requiere que los que no podemos ayudar con nuestras manos, colaboremos con obras de misericordia que tanto recomienda la doctrina de la Iglesia Católica. Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Las espirituales: Instruir, aconsejar, consolar, como lo son también perdonar y soportar con paciencia los agravios, orar por los difuntos. Las humanas: Dar de comer, dar de beber, dar ropa y calzado, acoger en domicilios, albergues, visitar y cuidar a los enfermos, enterrar a los muertos, dar limosna.

Desde nuestra casa podemos pensar en rezar por todos los fieles difuntos, desaparecidos y los no identificados, ofrecer misas, desagravios, colaborar económicamente con las iglesias y parroquias destruidas pues las ayudas económicas de los gobiernos no contienen ningún paquete para las diócesis afectadas ni sus sacerdotes ni sus empleados, y la Iglesia ha de continuar viva porque Cristo está vivo.

*Las fotos me las han reenviado, son de la Iglesia de San Jorge mártir, de Paiporta (Valencia)

  Cuando empecé a escribir en este blog allá por el año 2011 no existía el movimiento laical que existe hoy en favor del matrimonio católico...