20 julio 2022

El hombre y la mujer son libres de contraer matrimonio o no

 Vas tranquilamente por una carretera conduciendo o bien de pasajero del vehículo y te encuentras a la vista una valla publicitaria que realmente llama tu atención, pero no puedes distraerte porque cualquier distracción te envía a la cuneta. El anuncio es de un grupo de abogados sin escrúpulos que a su vez va a la caza de clientes sin escrúpulos, en los cuales, unos y otros, la recta moral no preside sus actos. O no saben qué es la moral o les importa bien poco.

Publico la foto de la valla, sin la referencia de los datos del grupo jurídico debido a que en ningún caso quiero promover que le aumente el trabajo a base de intenciones despreciables.

Bien sabemos que mantener vivo y vigoroso el Matrimonio es tarea difícil, pero no imposible. Y la Iglesia católica está llamando a que los novios se preparen concienzudamente para el enlace y una vez casados no dejen de formarse, pues muchísimos matrimonios se conciben nulos de origen y las familias se rompen, con graves consecuencias para la esposa, el esposo, y si los hubiera, los hijos.

Los padres de él y de ella han de intentar la avenencia, si esta es posible, promover el perdón y ayudar sin entrometerse en lo que fuera necesario.

En este sentido quisiera nombrar a Romano Guardini (Verona, 1885 -Múnich, 1968). Fue sacerdote, pensador, escritor y académico católico alemán. En uno de sus textos, extraído de EL SUBLIME AMOR DE CRISTO, referido en EL SEÑOR (Rialp), y al respecto del divorcio dispuesto por Moisés, dice:


El matrimonio es una institución de Dios. Es Él quien, al crear al hombre y a la mujer, los hizo para que se complementaran. Legítimamente contraído, el matrimonio es una unión surgida del mismo Dios. Ambos esposos forman una unidad en Dios, tan íntima, que no son más que "una carne" y todo lo que atañe a uno importa al otro. El hombre no puede separar más que lo que él ha unido; lo que ha unido Dios escapa a su poder. El hombre es libre de contraer o no matrimonio. Esto es de su incumbencia. Pero, si lo contrae, Dios imprime a la unión un carácter que el hombre no puede borrar. He aquí el carácter sobrehumano del matrimonio que puede constituirse en misterio venturoso y le confiere la paz y el sostén vencedores de todas las vicisitudes; carácter que puede, ciertamente, convertirlo también en pesada carga.

Los fariseos contestan enfurecidos: ¿Por qué dio Moisés todas las normas concernientes al libelo de divorcio? Jesús contesta: Por la dureza de vuestro corazón. Porque no tenéis amor ni fidelidad inspirada por el amor; porque sois egoístas y sensuales y porque os habríais rebelado si no se os hubiesen hecho concesiones y porque Dios fue demasiado misericordioso al permitirlo. La Ley no era, tal como dijimos más arriba, la expresión de la voluntad inicial de Dios, tal como aparece en su actitud respecto de Abraham y sobre todo en el Paraíso terrenal y en su intención creadora, sino una señal de la apostasía del pueblo, una constitución, establecida por Dios, tras haber desaparecido la verdadera constitución de la fe y de la libertad.

Esto es el matrimonio católico.