Bajó para vernos
Hoy, 13 de mayo 2014, celebramos
unos de esos días maravillosos en los que nuestra Madre quiso anidar en nuestro
corazón. Ella bajó de los cielos para vernos, el 13 de mayo de 1917 y vio a tres
pastorcitos en la Cova da Íria, de la parroquia de Fátima. Luego se apareció en
otras ocasiones; la última fue el 13 de octubre y se apareció a 70000
peregrinos, congregados en los campos cercanos a las pequeñas poblaciones de Ajustrel
y de Fátima, a 116
kilómetros de Lisboa. Desde entonces no han dejado de
acudir peregrinos al santuario que se erigió y que luego con los años ha ido
creciendo, pues constantemente se llena de miles de fieles que van a ponerse en
manos de la Virgen pidiéndole bienes de salud, materiales y espirituales;
rezando por ellos mismos, por sus familias; por la Iglesia, por el Papa; por
ti, por mi…
El relato de las apariciones de la
Virgen de Fátima a los tres pastorcitos es conmovedor, tanto por el amor y el cariño
de nuestra Madre del cielo, como por la humildad de aquellos niños que viendo a
la Virgen comprendieron su mensaje y desde aquel momento hicieron, siendo pequeños,
intensas mortificaciones por los pecadores, por todos nosotros. La historia de
esos niños santos es impresionante y es conveniente conocerla para entender un
poco más la profundidad del mensaje de la fe en Cristo Jesús.
Una oración a la Virgen que he
recogido para esta ocasión es la que rezaba cada día el Venerable siervo de
Dios, Álvaro del Portillo, que aprendió de su madre, de origen mejicano, cuando
era un niño:
Dulce Madre, no te alejes,
Tu vista de mí no apartes,
Ven conmigo a todas partes
Y solo nunca me dejes.
Ya que me proteges tanto
Como verdadera Madre,
Haz que me bendiga el Padre,
El Hijo y el Espíritu Santo.
Álvaro del Portillo será
beatificado en Madrid el próximo 27 de septiembre de 2014.