
Efectivamente el caos doméstico que crean estos abuelos es muy divertido, visto desde fuera. A pesar de ello, su naturalidad y la comprensión que desarrollan con los nietos, les ayuda a resolver algunos problemas interpersonales, de los nietos y de ellos mismos. En este embrollo, los padres intervienen pues son realmente los que han de educar a sus hijos. Todo ello adornado con el deporte nacional del béisbol, que yo sinceramente no acabo de entender.