La celebración del Matrimonio católico para que sea válido debe tener tres elementos esenciales: el primero el consentimiento de los novios, la bendición e intercambio de anillos y la bendición nupcial. Además, en la celebración se recitan y rezan unas oraciones muy bonitas. Todo ello está en los libros litúrgicos de la Iglesia católica. El sacerdote que bendecirá el Matrimonio es el que suele sugerir a la futura pareja la conveniencia del contenido de la celebración pero con la aceptación de los novios que son en definitiva quienes serán los ministros del sacramento.
Seguidamente, me refiero al rito de los desposorios cristianos según el rito occidental romano; los nombres propios de Joan e Isabel están en el lugar donde se han de decir los nombres del hombre y de la mujer que se casan:
Señor Dios nuestro,
quisiste que el amor del hombre y la mujer
fuera signo de la alianza
que estableciste con tu pueblo,
y que la unión de los esposos
en el sacramento del matrimonio
manifestara las bodas de Cristo con la Iglesia.
Extiende tu mano protectora
y sobre estos hijos tuyos Joan e Isabel
que a lo largo de la vida común,
santificada por este sacramento,
se comuniquen los dones de tu amor
y que, siendo el uno para el otro signo de tu presencia,
sean en verdad un solo corazón y un solo espíritu.
Concédeles, Señor,
mantener con su trabajo la vida de su hogar,
y educar a sus hijos según el Evangelio,
para que formen parte de tu familia santa.
Colma de bendiciones a tu hija Isabel
para que pueda cumplir sus deberes de esposa y madre,
y sea el alma y la alegría del hogar.
Bendice también a tu hijo Joan,
para que cumpla su misión
de esposo fiel y padre solícito.
Concede, Padre Santo,
a quienes se han unido ante ti
y desean acercarse a tu mesa,
participar un día en la alegría del banquete eterno.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Ahora, ánimo! Que con tanta belleza y buenos augurios en manos de Dios, tenemos mucho camino hecho en el matrimonio de nuestra vida.