Una madre sabe que sus hijos, cuando se hacen mayores, quieren volar, independizarse, pero no tienen más remedio que seguir viviendo en la casa de los padres hasta que se da ese mejor momento para irse. De repente, llega ese día que lo has visto venir, con más o menos escepticismo, pero lejanamente, y te dice: ¡Mamá! me he prometido, ¡nos casamos el año que viene! Entonces, te pones contenta, te hace feliz saber que tu hijo es feliz también, que tiene un proyecto de futuro de felicidad eterna pues lo ha unido al de Dios para que Él lo bendiga.
Pero al cabo de unas horas, cuando se reempieza la rutina que debido a las emociones se había interrumpido, te entra esa sensación profundamente íntima de madre de que aquel hilo umbilical imaginario que se mantenía en el aire del hogar paterno, en breve, se iba a disipar. Dejas en su dormitorio su ropa planchada, alguna cosa más que le corresponde poner en sitio y miras sus cosas, ordenadas, sus recuerdos a la vista, y piensas que en breve será esposo de su esposa, bella entre todas, buena, la mejor para él, sin duda, pues los dos se quieren y desean establecer un compromiso mutuo y para siempre, pero, tú la madre, sentirás el último desgarro pues él dejará la casa de su padre y de su madre y se unirá a ella en una solacarne. Imaginas tu casa con tus hijos, pero borras la imaginación para no rebobinar y atropellarte. Éste era último que quedaba en casa, y pronto se irá fuera del hogar familiar. Has hecho lo que has sabido y lo que has podido, y Dios sabrá si los has hecho bien. A pesar de que todo era bueno, se te llenan los ojos de lágrimas, que las retuviste para no demostrar flojera ni compasión, finalmente en tu soledad lloras porque ves que pronto aquella habitación quedará vacía. Pero no pasa nada, es la ley de vida natural. Te pones en marcha, a pensar, y concluyes (de momento) ¡menos mal que hemos ahorrado un poco! porque tendremos una boda en la familia, que esperamos que sea presidida por el amor y la austeridad... un nuevo motivo para transmitir nuevas ilusiones en este blog.