La pornografía infantil a través de los medios telemáticos, digitales, celulares, en todos sus modelos y versiones, se está convirtiendo en un arma criminal de largo alcance. Ya se conocen rupturas matrimoniales importantes e insospechadas por este motivo. A pesar de que internet es un invento joven de nuestra era, las estructuras del mal han crecido rápidamente, y una de ella es la de la pornografía infantil, creando delitos y vicios nuevos. Los adictos buscan experiencias nuevas, lejos de toda moral y sensibilidad humanas; uno de los cónyuges pretende obtener nuevos placeres visuales con el pretexto de ofrecer novedades sexuales al otro cónyuge, incluso con la pretensión de compartir el vicio. Solo pensar en todo lo que representa ese vicio obsceno, impúdico, infernal, ese acto criminal en toda regla, nos produce repugnancia, por ello cuando uno de los cónyuges descubre en el otro esa adicción, el revulsivo es absoluto, sin vuelta atrás.
Esta cuestión tan grave ya es motivo de estudio sociológico, especialmente en USA. En ese país, ya disponen de estadísticas que están creando cierta preocupación. Para prevenir este nuevo ataque frontal al matrimonio es importante que: 1) que entre los cónyuges exista siempre diálogo; 2) que las relaciones conyugales gocen de naturalidad, sin ficciones ni artilugios; 3) que el uso de internet tenga filtros, y se visione de forma pública en la familia, es decir que los ordenadores no estén ocultos; 4) que ambos cónyuges recen; 5) y que a la menor sensación del problema se acuda a un psicólogo o profesional de apoyo familiar. Aunque no cueste nada divorciarse, el divorcio no es la solución al problema, pero el problema es necesario que se resuelva, además estas prevenciones nos ayudará a proteger y prevenir a nuestros hijos y nietos .
