¿Dónde y cuándo nos casamos?

Así, en el mismo hotel donde estuvimos alojados mi marido
y yo, durante las vacaciones, se celebró un banquete nupcial. Los miramos, qué
felicidad la de los novios. Qué elegancias, cuántos vestidos largos y chales de
seda, qué preciosidad. Y cuánto recordamos, mi marido y yo, aquel día de
primavera tan estupendo en el que nos entregamos y nos llenamos el uno del otro,
en una iglesia románica auténtica, que se conserva después de varias
restauraciones y que ahí sigue intra
muralla, a pesar de los siglos.
Quiero decirte que no importa la fecha o ni el lugar, en realidad lo que más importa es el fondo del asunto, que
estés enterado de lo que significa la entrega libre y total al otro: Yo me
entrego a ti para lo bueno y para lo malo, todos los días de mi vida.