La boda en Salamanca
Se produjo una gran movilización de
familiares y amigos del novio hacia Salamanca (España) para participar en la boda
de Diego y María. La capacidad de convocatoria de la familia era de esperar.
Pero una boda en pleno agosto podía resultar imprevisible. Ni Diego ni María habían
nacido en esa histórica ciudad, pero la familia materna de ella, sí. Así que
allí nos fuimos todos de boda, desde Barcelona a Salamanca. Para mí, ir a la
ciudad del Tormes fue una ocasión más para conocer más de cerca mis orígenes
paternos.
Las incidencias de nuestros amigos no fueron
poca cosa… averías de vehículos, gastroenteritis agudas, idas y venidas del
hospital de la Trinidad, por poner unos ejemplos, así como el extravío del
texto de la homilía que iba platicar el sacerdote. Todo ello fueron ejemplos de
cosas que pasan en la vida cotidiana, que no nos han de asustar pues las
incidencias es la vida misma llena de sorpresas de ese futuro mediato o
inmediato que ni se intuye.
El sol del ferragosto continental fue impresionante, lo que supuso que el
calzado de tacones para la boda resultara irresistible y el abanico imprescindible. Las
incidencias que sufrieron los familiares y los mismos novios los días previos a
la celebración del matrimonio fueron muchas, tantas que el sacerdote celebrante
hizo un resumen al inicio de la homilía que le sirvió para enlazar con la cotidianidad
de la vida del matrimonio que acababa de empezar. La catedral Vieja fue el templo
que arropó el enlace, un lugar escogido por muchos del lugar para celebrar el
día más feliz de sus vidas. En los accesos en los días del fin de semana de la
Virgen Santísima vimos coches de caballos, coches de época, limusinas… todo
tipo de transporte con felices parejas que acaban de iniciar su camino
matrimonial.
En nuestro turismo particular
descubrimos el astronauta de la fachada de la catedral Nueva, el cráneo con la
tortuga de la fachada en rehabilitación de la Universidad de Salamanca y muchas curiosidades
más, como las raciones de hornazo y las de jamón de Guijuelo. Alerta!! El hornazo
es una empanada potentísima, propia para el tiempo de frío pues contiene lomo,
jamón y chorizo, así que a 37 grados centígrados para mí fue imposible probar,
pero muchas personas no se lo pensaron dos veces: el hornazo desaparecía de
las bandejas de las tiendas al uso.
Gracias a Dios, a nosotros en esta ocasión, las incidencias nos pasaron de largo, pero por poco tiempo!