Una amiga me contó que recientemente estuvo en un campo de trabajo en los poblados de Kenia, en África, junto con otras 15 chicas más, totalmente voluntarias y con la finalidad de hacer algo nuevo en el verano. Se trataba de estar un mes en un país diferente al suyo y de hacer lo que hiciera falta. Solo al llegar se encargaron de 300! niños con sus madres correspondientes. A los niños y niñas les enseñaron inglés, a jugar a pelota, a dibujar, y a muchas cosas que les divirtieron muchísimo; a sus madres, todas ellas estupendas y muy guapas, les enseñaron a recoger su casa, hecha a base de barro y cañas, a cocinar cosas nuevas, a sembrar y a organizarlas. Se levantaban a 5h. de la mañana, rezaban, oían misa y luego dedicaban toda la jornada y por entero a aquel proyecto tan estupendo.
Su corazón se quedó en Kenia
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