07 octubre 2012

El Matrimonio en la Sagrada Escritura


Las lecturas de la santa misa de hoy están dedicadas a la teología del Matrimonio, por ello no podemos pasarlas por alto en este blog. Así que vamos a releerlas de nuevo y a proponer una reflexión personal.

A veces lo que nos propone Dios se nos hace cuesta arriba, pues la fidelidad al compromiso dado en el Matrimonio es difícil, muy difícil, pero no imposible con la gracia de Dios, pues Él no nos va a pedir cosas imposibles. Vivimos en una sociedad que va de prisa, y usa y tira con bastante facilidad todo lo que le rodea. Pero si ese comportamiento se traslada a las personas, usamos y tiramos al cónyuge como si fuera un objeto, así es el divorcio. Pero los cristianos vamos contracorriente pues en el Matrimonio no se trata de intercambiar cosas, de darse regalos, sino de darse mutuamente. No se trata de conservar mis gustos, mis intereses, mis preferencias, mis programas de televisión, mis libros, mi partido de fútbol... A partir del momento de casarse se trata de nuestras preferencias, nuestros intereses, nuestros gustos…Y través de las dificultades vividas juntos, con detalles, el Matrimonio se fortalece año tras año, pues ese amor y entrega dado es servicial, generoso, tolerante, que dedica tiempo, que perdona, que comprende, que comprende más, que comprende muchísimo.

Los textos sagrados son los siguientes:

Texto del libro del Génesis (2, 18-24)
El Señor Dios se dijo: “No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude”. Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no se encontraba ninguno como él que le ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre Adán un letargo; y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre haciendo una mujer. Y se la presentó al hombre. Y el hombre dijo: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será mujer, porque ha nacido del hombre”. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.

Texto del Evangelio (Mc 10,2-16)
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: « ¿Puede el marido repudiar a la mujer?». Él les respondió: « ¿Qué os prescribió Moisés?». Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre». Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».