18 mayo 2013

El costumbrismo en el cine



Enamorarse a primera vista es ese corto circuito que se produce en el cruce de dos miradas que se desean al instante. Eso le pasó a Sean Thornton (John Wayne) cuando vio a la pelirroja, pecosa y temperamental Mary Kate Danaher (Maureen O'Hara). Pero no lo tuvo fácil. Sean Thornton había nacido en una bella y verde población de Irlanda, Inisfree. Poco tiempo después su familia se trasladó a Estados Unidos. Pero en un momento dado de su vida, Sean decide regresar a aquel lugar, del cual tenía un profundo recuerdo transmitido por su madre. Al poco de llegar a Inisfree, se creó una gran expectación por el recién llegado, y le nació su primer y gran enemigo, el hermano de Mary Kate.

A lo largo de la película The Quiet Man (Un hombre tranquilo, 1952) del gran director americano Jhon Ford, se suceden una serie de acontecimientos, pequeños, pero indicativos del arraigo de las costumbres locales, tan importantes para las personas de Inisfree como incomprensibles para Sean, un hombre tranquilo y pacífico. Esas costumbres, como por ejemplo pedir permiso al hermano mayor (en ausencia del padre) para poder iniciar una relación o noviazgo, o bien aceptar la dote, le harán enfrentarse a su pasado complicado y que a veces le impide defender lo que más ama.  De alguna manera y a través de la película, podemos ponernos en la piel de las familias que tienen sus costumbres arraigadas desde hace muchas generaciones, las cuales son tan importantes y tan fuertes, que aun amándose los novios con locura, impiden la celebración de un matrimonio o incluso la consumación de éste.

The Quiet Man tuvo dos oscars, a la mejor fotografía y al mejor director. Jhon Ford sin duda incide en la relación más o menos conflictiva que existe entre los católicos y protestantes de aquellas verdes y húmedas tierras irlandesas. La película forma parte de la historia del buen cine. Y sus dos protagonistas, los podemos contemplar en uno de sus mejores celuloides.