Ocurre que no a todas las personas de la familia les gusta que se les felicite en sus aniversarios de cumpleaños, de bodas, onomásticas, etc. pues pertenece a su esfera personal, a lo que llamaríamos sus cosas . No obstante, dejar los saludos, los reencuentros, los buenos gestos…. para los pésames, entierros, salitas de espera de las UCI, o para ocasiones que se presentan cada vez menos, como las bodas, bautizos, comuniones, es reducir el contacto entre familiares a la mínima esencia, socialmente aceptada. Pero, es evidente que para que exista un buen ambiente familiar, aquello que no le gusta al otro es mejor no hacerlo o no decirlo, para no resultar un ser fastidioso. Quizá resulte extraño, incluso incomprensible, que no gusten las felicitaciones, pues felicitar a otro es, como mínimo, acordarse de él, y además para bien. No obstante, esas personas que huyen de estos pequeños detalles o no quieren darles importancia, son las que más necesitan de recuerdos, besos, abrazos , y