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18 septiembre 2020

El matrimonio de Moisés a lo largo de los tiempos

El enlace matrimonial entre un hombre y una mujer siempre ha suscitado comentarios, leyes, normativas, peleas, fiestas, regalos y miles de cosas más. Siempre, a lo largo de los siglos y de etapas de la historia de la humanidad, los ríos de tinta han explicado y explican lo sagrado y lo santo del Matrimonio. Aunque a través de los tiempos las fórmulas y gestos han ido variando, surgen en cada lugar y cultura, en cada religión o creencia, nuevas formas de nacer y morir del Matrimonio.

Hoy hemos escogido el matrimonio de Moisés

En la Sagrada Biblia católica, en el Libro de los Números capítulo 12, leemos el relato del matrimonio de Moisés con la cusita, los comentarios y críticas de sus hermanos y la ira de Dios ante una conducta tan necia como la de Aaron y Miriam.


Leamos lo siguiente:

Capítulo 12 del Libro de los Números

Las murmuraciones de Miriam y de Aaron contra Moisés

1 Miriam y Aarón se pusieron a murmurar contra Moisés a causa de la mujer cusita con la que este se había casado. Moisés, en efecto, se había casado con una mujer de Cus.

2 «¿Acaso el Señor ha hablado únicamente por medio de Moisés?, decían. ¿No habló también por medio de nosotros?». Y el Señor oyó todo esto.

3 Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde, más humilde que cualquier otro hombre sobre la tierra.

El elogio del Señor a Moisés

4 De pronto, el Señor dijo a Moisés, a Aarón y a Miriam: «Vayan los tres a la Carpa del Encuentro». Cuando salieron los tres,

5 el Señor descendió en la columna de la nube y se detuvo a la entrada de la Carpa. Luego llamó a Aarón y a Miriam. Los dos se adelantaron,

6 y el Señor les dijo: «Escuchen bien mis palabras: Cuando aparece entre ustedes un profeta, yo me revelo a él en una visión, le hablo en un sueño.

7 No sucede así con mi servidor Moisés: él es el hombre de confianza en toda mi casa.

8 Yo hablo con él cara a cara, claramente, no con enigmas, y el contempla la figura del Señor. ¿Por qué entonces ustedes se han atrevido a hablar contra mi servidor Moisés?».

9 Y lleno de indignación contra ellos, el Señor se alejó.

El castigo de Miriam

10 Apenas la nube se retiró de encima de la Carpa, Miriam se cubrió de lepra, quedando blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa,

11 dijo a Moisés: «Por favor, señor, no hagas pesar sobre nosotros el pecado que hemos cometido por necedad.

12 No permitas que ella sea como el aborto, que al salir del seno materno ya tiene consumida la mitad de su carne».

13 Moisés invocó al Señor, diciendo: «¡Te ruego, Dios, que la cures!».

14 Pero el Señor le respondió: «Si su padre la hubiera escupido en la cara, ¿no tendría que soportar ese oprobio durante siete días? Que esté confinada fuera del campamento durante siete días, y al cabo de ellos vuelva a ser admitida».

15 Así Miriam quedó confinada fuera del campamento durante siete días, y el pueblo no reanudó la marcha hasta que fue admitida de nuevo.

16 Después el pueblo salió de Jaserot y acampó en el desierto de Parán.”

A la vista de la lectura de este texto sagrado, observamos que Dios reconoce en Moisés un siervo fiel y santo, y a pesar de haber sido ofendido por las críticas de sus hermanos, intercede ante Dios para que cure a su hermana. Y Dios, frente a tanta humildad, se compadece y libera a Miriam de una enfermedad incurable.  



¿Qué ocurrió en el fondo de aquellos corazones murmuradores?

Algunos autores debaten por qué a Aaron y a Miriam (María en otros textos) no les pareció bien el matrimonio con la cusita, o dicho de otra manera, con una mujer de la tribu de Cus (Kuhs, en otros textos), pero más bien se centran, no en el enlace propiamente dicho, sino en la gran humildad de la actitud de Moisés ante las murmuraciones. Por ello nuestro comentario es sobre que la esposa de Moisés era de Cus.

Por una parte, en el Wikipedia se explica que Los cusitas son una rama de etnias de la rama afroasiática (la misma a la que pertenecen semitas y bereberes) localizadas en el Cuerno de África (Etiopía, Eritrea y Somalia) y parte de la costa sudanesa del mar Rojo que se caracterizan por hablar lenguas cusitas …/… Los cusitas reciben ese nombre del reino de Kush, un antiguo Estado (750 a. C.) contemporáneo al Imperio egipcio que se situaba en el norte de Sudán, o Nubia —de hecho, Kush significaba Nubia en egipcio.

Por otra parte, en el Libro del Éxodo se relata cómo fue que Moisés conoció a su futura esposa. Después de que Moisés mató al egipcio, huyó de Egipto y se estableció en la tierra de Madián. Allí defendió a las siete hijas de Jetró (también conocido como Reuel u Hobab), sacerdote de Madián, contra unos pastores que las habían echado de allí. Cuando Jetró había oído hablar de la valentía de Moisés, invitó a Moisés a comer y por lo tanto le dio refugio y a su hija Séfora por mujer. Y ella le dio a luz un hijo y él le puso por nombre Gersón, porque dijo: "Forastero soy en tierra ajena".

En el Libro de los números citado se hace referencia a una esposa etíope de Moisés, lo que provocó malestar en sus hermanos. Otros autores explorados, afirman que la mujer etíope o cusita sería la misma Séfora.

Además, la lectura occidental de nuestros tiempos nos refieren que Séfora significa pájaro y que era blanca y bella, igual que Moisés. Hoy sabemos muy bien que tanto los egipcios como los habitantes del Cuerno de África, son negros con unos rasgos propios y diferentes a otras regiones de África.

En ese sentido, el matrimonio con la cusita podría no ser el primer matrimonio de Moisés ¿Sería esto el motivo del enojo? Aun así, téngase en cuenta, que según la tradición Moisés vivió 120 años.

No es de extrañar pues, que durante tantos años de vida y muchos de ellos de viaje, además de una estancia larguísima en los desiertos que se encontraron a su paso, Moisés y el pueblo escogido por Dios se hubiera mezclado con otras tribus asentadas en los lugares por dónde pasaban, hasta llegar a la Tierra Prometida, que Moisés solo vio de lejos.


Así las cosas,

¿Qué fue lo que ocurrió para que Aaron y Miriam se enojaran por el matrimonio con la cusita? ¿Podría ser una disputa por tratarse de una mujer de otro pueblo, grupo o tribu, diferente al del origen de Moisés?

No lo sabemos del todo, o por lo menos yo simplemente no lo sé.

No obstante, antes y ahora, en muchos territorios o países del mundo se rechaza el mestizaje y se aspira a una raza pura, a un pueblo sin mezcla, en ocasiones, esa pureza viene marcada por profesar la misma religión. Esto lo hemos visto con más ahínco a partir del nacimiento de los liberalismos, pues el nacionalismo nace de una identidad cultural y de tradición que en el conjunto lo identifica.

Con exacerbación la Historia ha escrito sobre el napoleonismo, el nacismo, el indigenismo de la recién descubierta tierra de las américas, y el nacionalismo de las religiones en su modalidad fundamentalista. Pero también, las crueles y endémicas guerras tribales africanas y de otros nacionalismos en diferentes territorios europeos y americanos, teñidos igualmente de sangre y de lengua bífida.

¿Podría ser que a Aaron y a Miriam no les agradaran los cusitas en general?

Ellos salieron de Egipto, por lo que los cusitas debían ser diferentes. Pero, en cualquier caso, el pueblo de los cusitas hoy sigue poblando aquel territorio del Cuerno de África.

En la biblioteca Wikipedia se explica que Las etnias más importantes de este grupo son los oromo (25 millones, principalmente en Somalia) los somalíes (15 millones en Somalia) los sidama (en Etiopía, 2 millones) los hadia (1.6 millones), los kambata (1.4 millones) y los afar. Es decir, siguen allí y son muchísimos.

En definitiva, si Moisés se casó con una mujer de la tribu de Cus, y a Dios, le pareció estupendo, a nosotros también, así que, por nuestra parte, no hay nada que objetar en contra.

 El Libro de los Números . vaticano.va

Detalle de las fotos:

Cuadro de Boticcelli, Séfora con una de sus hermanas

Mapa del Cuerno de África, que incluye Egipto

Foto de la película Reyes y Dioses, el Éxodo con C Bale

 

27 agosto 2020

Ser personas de fiar

Una de las lecturas del Evangelio de esta semana corresponde a San Mateo 23, 27-32, y dice:

“En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas de los justos, y dicen: ‘Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, ¡nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas’! Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!”


En la sabiduría popular se diría “Las apariencias engañan”.

Así que tanto en lo divino como en lo simplemente popular e incluso pagano se aborrece la hipocresía, es decir, aparentar lo que no se es. Hoy en día se le dice a tal y cual que es un “gili no sé cuántos”.

La coherencia es una de las mejores virtudes de la persona, ser creíble, hacer lo que toca y estar donde se debe. Que no demos pie a que se nos diga a los cristianos de Cristo Resucitado que no somos de fiar, que somos ladinos, que somos unos interesados y unos hipócritas. Si eso pasa, lo mejor es pedir perdón y desear la misericordia divina.

No obstante, las cosas materiales, nos ofrecen confusión con sus ruidos. En ocasiones oímos un ruido en casa y pensamos… ¿Nos habrán entrado? Pues no, resulta que es el ruido del parqué que hace ¡crack! Cuando empieza el frío. Quizá hemos oído agua y pensamos que está lloviendo a cántaros y resulta que es el grifo del lavado que sigue abierto con el tapón puesto y toda el agua va vertiendo como una cascada.

Y si no te has convencido, clica el siguiente YouTube y lo oyes con los ojos cerrados y pensarás que las tormentas anunciadas para las próximas horas se han adelantado.

Angel City Chorale

05 abril 2020

En el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan


Hoy estamos celebrando el Domingo de Ramos, desde la Iglesia Oriental hasta la Occidental. Los millones de católicos del planeta han seguido este inicio de la Semana Santa a través de los medios de comunicación a los que hayan podido tener acceso, televisión, radio o Internet. Otros muchos, en medio del dolor y la angustia, desde sus camas en los hospitales.

El Santo Padre Francisco, desde la Basílica de San Pedro del Vaticano, ha presidido una celebración insólita de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo con una liturgia sobria y mínima, en un templo majestuoso con apenas unas cuantas personas, diseminadas en unos pocos bancos, acompañaban al Santo Padre. 

Nos ha bendecido a todos y en su homilía ha incidido en la situación en la que estamos viviendo.

¡Alabado sea el Señor! ¡Hosanna en el cielo!





HOMILÍA DEL SANTO PADRE Francisco
Basílica de San Pedro

XXXV Jornada Mundial de la Juventud
Domingo, 5 de abril de 2020




"Jesús «se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo» (Flp 2,7). Con estas palabras del apóstol Pablo, dejémonos introducir en los días santos, donde la Palabra de Dios, como un estribillo, nos muestra a Jesús como siervo: el siervo que lava los pies a los discípulos el Jueves santo; el siervo que sufre y que triunfa el Viernes santo (cf. Is 52,13); y mañana, Isaías profetiza sobre Él: «Mirad a mi Siervo, a quien sostengo» (Is 42,1). Dios nos salvó sirviéndonos. Normalmente pensamos que somos nosotros los que servimos a Dios. No, es Él quien nos sirvió gratuitamente, porque nos amó primero. Es difícil amar sin ser amados, y es aún más difícil servir si no dejamos que Dios nos sirva.

Pero, una pregunta: ¿Cómo nos sirvió el Señor? Dando su vida por nosotros. Él nos ama, puesto que pagó por nosotros un gran precio. Santa Ángela de Foligno aseguró haber escuchado de Jesús estas palabras: «No te he amado en broma». Su amor lo llevó a sacrificarse por nosotros, a cargar sobre sí todo nuestro mal. Esto nos deja con la boca abierta: Dios nos salvó dejando que nuestro mal se ensañase con Él. Sin defenderse, sólo con la humildad, la paciencia y la obediencia del siervo, simplemente con la fuerza del amor. Y el Padre sostuvo el servicio de Jesús, no destruyó el mal que se abatía sobre Él, sino que lo sostuvo en su sufrimiento, para que sólo el bien venciera nuestro mal, para que fuese superado completamente por el amor. Hasta el final.

El Señor nos sirvió hasta el punto de experimentar las situaciones más dolorosas de quien ama: la traición y el abandono.

La traición. Jesús sufrió la traición del discípulo que lo vendió y del discípulo que lo negó. Fue traicionado por la gente que lo aclamaba y que después gritó: «Sea crucificado» (Mt 27,22). Fue traicionado por la institución religiosa que lo condenó injustamente y por la institución política que se lavó las manos. Pensemos en las traiciones pequeñas o grandes que hemos sufrido en la vida. Es terrible cuando se descubre que la confianza depositada ha sido defraudada. Nace tal desilusión en lo profundo del corazón que parece que la vida ya no tuviera sentido. Esto sucede porque nacimos para amar y ser amados, y lo más doloroso es la traición de quién nos prometió ser fiel y estar a nuestro lado. No podemos ni siquiera imaginar cuán doloroso haya sido para Dios, que es amor.

Examinémonos interiormente. Si somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta de nuestra infidelidad. Cuánta falsedad, hipocresía y doblez. Cuántas buenas intenciones traicionadas. Cuántas promesas no mantenidas. Cuántos propósitos desvanecidos. El Señor conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos, sabe que somos muy débiles e inconstantes, que caemos muchas veces, que nos cuesta levantarnos de nuevo y que nos resulta muy difícil curar ciertas heridas. ¿Y qué hizo para venir a nuestro encuentro, para servirnos? Lo que había dicho por medio del profeta: «Curaré su deslealtad, los amaré generosamente» (Os 14,5). Nos curó cargando sobre sí nuestra infidelidad, borrando nuestra traición. Para que nosotros, en vez de desanimarnos por el miedo al fracaso, seamos capaces de levantar la mirada hacia el Crucificado, recibir su abrazo y decir: “Mira, mi infidelidad está ahí, Tú la cargaste, Jesús. Me abres tus brazos, me sirves con tu amor, continúas sosteniéndome... Por eso, ¡sigo adelante!”.

El abandono. En el Evangelio de hoy, Jesús en la cruz dice una frase, sólo una: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46). Es una frase dura. Jesús sufrió el abandono de los suyos, que habían huido. Pero le quedaba el Padre. Ahora, en el abismo de la soledad, por primera vez lo llama con el nombre genérico de “Dios”. Y le grita «con voz potente» el “¿por qué?”, el porqué más lacerante: “¿Por qué, también Tú, me has abandonado?”. En realidad, son las palabras de un salmo (cf. 22,2) que nos dicen que Jesús llevó a la oración incluso la desolación extrema, pero el hecho es que en verdad la experimentó. Comprobó el abandono más grande, que los Evangelios testimonian recogiendo sus palabras originales.

¿Y todo esto para qué? Una vez más por nosotros, para servirnos. Para que cuando nos sintamos entre la espada y la pared, cuando nos encontremos en un callejón sin salida, sin luz y sin escapatoria, cuando parezca que ni siquiera Dios responde, recordemos que no estamos solos. Jesús experimentó el abandono total, la situación más ajena a Él, para ser solidario con nosotros en todo. Lo hizo por mí, por ti, por todos nosotros, lo ha hecho para decirnos: “No temas, no estás solo. Experimenté toda tu desolación para estar siempre a tu lado”. He aquí hasta dónde Jesús fue capaz de servirnos: descendiendo hasta el abismo de nuestros sufrimientos más atroces, hasta la traición y el abandono. Hoy, en el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: “Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene”.

Queridos hermanos y hermanas: ¿Qué podemos hacer ante Dios que nos sirvió hasta experimentar la traición y el abandono? Podemos no traicionar aquello para lo que hemos sido creados, no abandonar lo que de verdad importa. Estamos en el mundo para amarlo a Él y a los demás. El resto pasa, el amor permanece. El drama que estamos atravesando en este tiempo nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor. De este modo, en casa, en estos días santos pongámonos ante el Crucificado —mirad, mirad al Crucificado—, que es la medida del amor que Dios nos tiene. Y, ante Dios que nos sirve hasta dar la vida, pidamos, mirando al Crucificado, la gracia de vivir para servir. Procuremos contactar al que sufre, al que está solo y necesitado. No pensemos tanto en lo que nos falta, sino en el bien que podemos hacer. 

Mirad a mi Siervo, a quien sostengo. El Padre, que sostuvo a Jesús en la Pasión, también a nosotros nos anima en el servicio. Es cierto que puede costarnos amar, rezar, perdonar, cuidar a los demás, tanto en la familia como en la sociedad; puede parecer un vía crucis. Pero el camino del servicio es el que triunfa, el que nos salvó y nos salva, nos salva la vida. Quisiera decirlo de modo particular a los jóvenes, en esta Jornada que desde hace 35 años está dedicada a ellos. Queridos amigos: Mirad a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás. Sentíos llamados a jugaros la vida. No tengáis miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganaréis! Porque la vida es un don que se recibe entregándose. Y porque la alegría más grande es decir, sin condiciones, sí al amor. Es decir, sin condiciones, sí al amor, como hizo Jesús por nosotros."

Homilía del Santo Padre en el Domingo de Ramos 2020

03 abril 2020

Rezar por los difuntos del Covid19


Hoy, para los católicos, es el Viernes de Dolor, preludio de la Semana Santa que viviremos, como nunca hasta ahora, de forma diferente, probablemente con más intensidad y adheridos como lapas a la Cruz de Cristo.

Hoy rezaríamos el Vía Crucis y procesaríamos, por la iglesia a la que tengamos costumbre acudir, las 14 estaciones. Sin embargo, el Vía Crucis, este año está en las familias que no pueden enterrar a sus muertos, que no pueden ir a visitar a sus enfermos y en todas aquellas personas que colaboran para que no nos contagiemos, curando a enfermos, moribundos y recuperados. Un Vía Crucis de tantas personas que incluso sin ser creyentes, ayudan a Cristo a llevar su Cruz. Que Dios les conceda el don de la fe y de la conversión.

Todos y cada uno de nosotros, más que cifras, tenemos también algunos  nombres de personas que han muerto debido al Covid19, y que quizás iban a morir de otras enfermedades muy rabiosas, pero que en breve tiempo la muerte se los ha llevado por este coronavirus malicioso.


Tiempo habrá para determinar si su origen vuelve a ser, por cuarta vez, en China. Si en sus laboratorios experimentan con pangolines, arañas o murciélagos, como ya saben algunos. Si unos gobiernos u otros se equivocaron al tomar sus decisiones. O lo que sea. Lo cierto es que con datos más o menos optimistas de la disminución de las curvas, la gente se sigue muriendo a chorro hasta que la programación del Covid19 se detenga.

Hoy, pues, velando por este Vía Crucis que la humanidad entera está padeciendo, en la quietud de nuestro hogar, recemos un RESPONSO POR LOS DIFUNTOS MÁS CERCANOS y por todos los demás.

V/No te acuerdes, Señor, de nuestros pecados.
R/Cuando vengas a juzgar al mundo por medio del fuego.
V/Señor, Dios mío, dirige nuestros pasos en tu presencia.
R/Cuando vengas a juzgar al mundo por medio del fuego.
V/Concédeles, Señor, el descanso eterno, Y que les alumbre la luz eterna.
V/Señor, ten piedad.
R/Cristo, ten piedad, Señor, ten piedad.
Padre nuestro…
V/Libra, Señor, sus almas.
R/De las penas del infierno.
V/Descansen en paz.
R/Amén.


26 febrero 2020

Convertíos y creed en el Evangelio


Hoy es Miércoles de Ceniza, hoy empieza la Cuaresma, es un tiempo de sobriedad, conversión y alegría para los cristianos que siguen a Cristo y creen en su Resurrección. Un tiempo para seguir la vida cotidiana del matrimonio o del celibato con total normalidad, pero rezando un poco más. Nos invaden las noticias de la epidemia del coronavirus llamado oficialmente Covid 19. Pero, en contrapartida, hemos de saber vivir en manos de Dios, sin alarmas, sin miedos y haciendo caso a las autoridades sanitarias.


San Juan XXIII dejó escrito Sólo por hoy creeré firmemente -aunque las circunstancias demuestren lo contrario- que la buena Providencia de Dios se ocupa de mí, como si nadie más existiera en el mundo”.

Dentro de cuarenta días, celebraremos el Día de Ramos, un día de aclamación a Jesús, preludio de su Pasión y Crucifixión, dando paso a la Semana Santa. Y  estos tiempos litúrgicos podrán ser motivo de explicación en nuestro apostolado habitual, pues ninguna cosa de Dios se pierde. En familia, los podríamos vivir con las pequeñas acciones que se nos pide, de ayuno y abstinencia en el día de hoy y el Viernes Santo, y sólo abstinencia los viernes de Cuaresma.

Para meditar estos días podemos leer el Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2020.

24 enero 2020

Recemos por las familias afectadas por GLORIA


El efecto devastador de Gloria lo hemos visto y vivido. Ha sido histórico en todos los sentidos. Pérdidas humanas y materiales con esta brutalidad y en tan poco tiempo no tiene parangón. La naturaleza ha respondido con toda la fuerza de que es capaz de hacerlo, y nos sigue sorprendiendo.


Desde hace más de cincuenta años se habla y se escribe sobre el cambio climático. Y ya estamos haciendo cosas tanto los ciudadanos en nuestras casas y negocios como algunos países que se apuntan a mejorar las conductas en beneficio de los demás.

Cada uno podríamos reflexionar ahora un poco más, a la vista de las desgracias que se han producido, muertes, desaparecidos, ruinas de negocios, desesperaciones, horror, miedo, pérdida del ánimo para volver a empezar de nuevo.

Los cristianos, en este octavario de la Unión de los Cristianos en el mundo, estamos rezando para poder superar los escollos que nos separan y podamos llegar al entendimiento de una sola lectura del Libro de la Revelación de Dios (el Antiguo y el Nuevo Testamento). Ahora podemos añadir más oraciones, pidiéndole al Señor por las familias afectadas, debido a los daños ocasionados por Gloria, estén donde estén.

Y reflexionar también, en el hecho de que la Madre Naturaleza siempre responde a los ataques que le hacemos, aunque no nos demos cuenta o pensemos que no hay para tanto. Podemos volver a recordar que la Creación la hizo Dios porque quiso y estableció un Orden en ella. Nada es baladí, nada es al azar, aunque los ateos sí que consideran que el Universo es propio de un azar espontáneo a saber de qué. Recordemos que en la Creación de Dios están sus creaturas que somos también nosotros, los que hoy existimos pues Dios no nos abandona y puede decirse que el Acto de la Creación es continuo.

Las fotos son del 24/01/2020. Playa de la Villa Icària de Barcelona

03 diciembre 2017

El Matrimonio en la Biblia

Un buen regalo para estas fiestas es el Libro de la Biblia, con el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Para adquirirla, lo mejor es acudir a una librería católica, o una librería especializada en libros religiosos. También consultar sus webs. Hay que estar atentos pues hay versiones de biblias para protestantes. Si quieres una Biblia cristiana y católica lo has de concretar en tu compra. Comprueba si tiene autorización eclesiástica. También se ha de tener en cuenta de que no se trate de resúmenes pues la Palabra de Dios se ha de leer directamente. Una vez comprobado todo esto, también se compra por Internet. Yo os recomiendo la que edita la Universidad de Navarra, en Pamplona.


Y con el guión de la foto podemos consultar la Biblia y empeñarnos un poco más en mejorar nuestro matrimonio, y el de los demás.

13 mayo 2017

¡Tenemos Madre!

Una Señora muy bella, así los niños de Fátima describieron a la Virgen Santísima que se les apareció hoy hace 100 años. Actualmente, aquel pueblecito de Fátima ha crecido muchísimo gracias a los mares de peregrinos que año tras año han peregrinado al santuario para estar cerca de la Virgen. Está situado a 116 km. del aeropuerto de Lisboa, yendo por la autopista, hacia el norte.

En estos días, y hoy especialmente, se han congregado un millón de personas y han rezado por la conversión de los pecadores y la paz del mundo. Gracias.

En la misa especial de canonización han sido declarados santos los hermanos Francisco y Jacinta Marto, niños, que a su corta edad ya apreciaban las desgracias humanas y el descarte, es por ello que se mortificaban, rezaban y se lo ofrecían a la Virgen, nuestra Madre del Cielo.

Muchos millones más de cristianos, en el mundo, hemos seguido por televisión el acontecimiento. La homilía del Papa Francisco ha sido corta pero impactante. No ha leído la homilía ni ha dado una lección de oratoria, ¡la ha rezado! palabra por palabra. Ha sido precioso todo lo que ha dicho. Si Cristo nos dejó a su madre por Madre de todos, las palabras del Papa nos han dado constancia absoluta.

Igualmente ha sido emocionante aquellos minutos en los que dos familias han subido la escalinata portando las ofrendas y se las han entregado al Papa. Los niños, en su espontaneidad maravillosa, se han abrazado al Papa en un intercambio fraterno llenísimo de amor.


05 mayo 2017

Sigue tu camino

Me contó una amiga una historia que intuí conocer pero, como me suele pasar, no recordaba el final. Es una historia que puede ayudar a amueblar la cabeza, es decir, a poner las cosas en su sitio, sin pretender el beneplácito de todo el mundo, pues al único que le hemos de rendir cuentas es a Dios.

Resulta que Cierto día Don Eulogio salió de viaje con su nieto Pablito y el burro del molino. Salieron por los caminos pedregosos de aquellas tierras a buscar leña. Don Eulogio pensó que al ser el más mayor de los dos, era él quien tenía que ir encima del burro. Pararon en la primera aldea que encontraron para hacer noche, comer un poco y descansar. Estando en la posada, los que también bebían y comían empezaron a criticar al abuelo porque no no había tenido compasión de su nieto y se había cansado mucho en el viaje, pues Don Eulogio fue todo el tiempo al lomo del burro. A la mañana siguiente, el abuelo pensó en lo que le dijeron y le dijo a Pablito que se subiera al burro. Y emprendieron una vez más el viaje. A medio camino, se encontraron con otros viajantes, y uno de ellos le gritó Pablito, “fresco, maleducado, que ¿no ves que tu abuelo es mayor, y tendría que ir al lomo del burro? El pobre Pablito se bajó avergonzado del burro y le pidió perdón a su abuelo. Sin embargo los dos convinieron que ahora le tocaba al burro descansar. Y reemprendieron el camino, de nuevo. Al llegar a la siguiente aldea, les salieron al paso unas mujeres y les dijeron ¿Cómo es que los dos vais a pie? ¡Sois más burros que el burro!

No hay más, es imposible hacerlo todo al gusto de todos, las críticas por Hache o por Be siempre nos caerán encima, también si somos cristianos valientes. Sigue tu camino, tu vocación.

29 enero 2017

Yo estoy bautizada, y ¿tú?

¿Qué es el Bautismo? El bautismo es el primer sacramento cristiano que le propicia al bautizado ingresar en la Iglesia de Cristo, sea la edad que tenga, sea de las Antípodas o de aquí. Si Jesús inició su vida pública de predicación con el bautismo de agua, de inmersión en el Jordán, de las manos de Juan El Bautista, así somos acogidos por Dios por medio del bautismo para la salvación de nuestras almas.

Esto nos invita a proponer a las personas que tenemos a nuestro alrededor que se bauticen, o alegrarnos un montón cuando sepamos que esa amiga, compañero de trabajo, familiar lejano…está bautizado pues ha dejado de ser habitual estar rodeados de bautizados.

Esta información personal empieza a ser necesaria para proponer a unos novios el Matrimonio en el sí de la Iglesia Católica, pues el matrimonio es un sacramento, el Gran Sacramento que decía san Pablo y para recibirlo se ha estar bautizado.

Dentro de la familia (y no solo del primer grado) es un campo apostólico muy importante, basado primero en rezar mucho y segundo, en mucha paciencia. O en el entorno laboral, de la comunidad, de las amistades, etc. Hay libritos sencillos que explican Por Qué Bautizar a los Hijos, que se puede regalar como un pequeño detalle… Recordar el día del bautizo propio y de los demás miembros de la familia… Mostrar fotos del evento… Rehacer el álbum de los recuerdos… cosas sencillas, nada aparatosas… La cuestión es que el Bautismo pueda convertirse en el centro de una conversación, o charla, o WhatsApp… hasta un comentario en el blog, es decir, hacer proselitismo sano de un bien para las almas.

Pensé en ello en la misa del Primer Domingo del Tiempo Ordinario que el evangelio del día trataba sobre el Bautismo de Jesús.

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13 diciembre 2016

La familia, fundamento de la vida social


El Prelado del Opus Dei, Monseñor Javier Echevarría, ha fallecido en Roma en la noche del día de la Virgen de Guadalupe, a la cual tenía mucha devoción, el 12 de diciembre de 2016.
¡Que en la Gloria de Dios goce de la paz eterna!


Publicamos una de sus muchísimas cartas. En este caso, versa sobre el tema de la familia.

"En este tiempo de Navidad, la Sagrada Familia ocupa de modo especial el centro de nuestras miradas. Por eso, resulta lógico que, al contemplar a la trinidad de la tierra, acuda a nuestro corazón, junto a la gratitud y a la adoración, la petición para que en todas partes se respete y se defienda la verdadera naturaleza y dignidad de la institución familiar; y para que especialmente las familias cristianas sean un reflejo del hogar de Nazaret. Así lo leíamos en la plegaria que la liturgia ponía en nuestros labios el pasado 30 de diciembre, fiesta de la Santa Familia de Jesús, María y José, invitándonos a rezar: Señor y Dios nuestro, que nos has dado en la Sagrada Familia de tu Hijo el modelo perfecto para nuestras familias: concédenos practicar sus virtudes domésticas y estar unidos por los lazos de tu amor, para que podamos ir a gozar eternamente, con los tres, de la alegría de tu casa. (Misal Romano, Fiesta de la Sagrada Familia, Colecta).
En su última intervención pública sobre este tema, cerca ya del final de sus días, el Santo Padre Juan Pablo II recordaba que "precisamente contemplando el misterio de Dios que se hace hombre y encuentra acogida en una familia humana, podemos comprender plenamente el valor y la belleza de la familia". En efecto, continuaba el Papa, "la familia no sólo está en el centro de la vida cristiana; también es el fundamento de la vida social y civil y, por eso, constituye un capítulo central de la doctrina social cristiana". (Juan Pablo II, Discurso a los participantes en la Asamblea del foro de las Asociaciones familiares, 18-XII-2004).
También Benedicto XVI insiste en la importancia de comprender a fondo el significado del matrimonio y de la familia en el designio divino, frente a quienes se obstinan en reducirlos a meras construcciones humanas y, por tanto, susceptibles de reformas arbitrarias con el pasar de los tiempos. "En realidad —señala el Papa—, el matrimonio y la familia no son una construcción sociológica casual, fruto de situaciones históricas y económicas particulares. Al contrario, la cuestión de la correcta relación entre el hombre y la mujer hunde sus raíces en la esencia más profunda del ser humano y sólo a partir de ahí puede encontrar su respuesta. Es decir, no puede separarse de la pregunta antigua y siempre nueva del hombre sobre sí mismo: ¿quién soy?, ¿qué es el hombre? Y esta pregunta, a su vez, no puede separarse del interrogante sobre Dios: ¿existe Dios? y ¿quién es Dios?, ¿cuál es verdaderamente su rostro?". (Benedicto XVI, Discurso en la apertura de la asamblea eclesial de la diócesis de Roma, 6-VI-2005).
Al suscitar estos interrogantes, el Papa recuerda algunos principios fundamentales de la Sagrada Escritura; entre otros, que "el hombre ha sido creado a imagen de Dios, y Dios mismo es Amor. Por eso, la vocación al amor es lo que hace que el hombre sea la auténtica imagen de Dios: es semejante a Dios en la medida en que ama" (Ibid). Y el amor, lo sabemos bien, se alza como lo más opuesto al egoísmo.
San Josemaría nos repitió que "nuestra fe no desconoce nada de lo bello, de lo generoso, de lo genuinamente humano, que hay aquí abajo. Nos enseña [la fe] que la regla de nuestro vivir no debe ser la búsqueda egoísta del placer, porque sólo la renuncia y el sacrificio llevan al verdadero amor: Dios nos ha amado y nos invita a amarle y a amar a los demás con la verdad y la autenticidad con la que Él nos ama" (San Josemaría, Es Cristo que pasa, n. 24). Sólo con esta convicción, llevada un día y otro a la conducta personal, al propio hogar, al lugar de trabajo, etc., se podrán refutar con eficacia —con la ayuda de la gracia— las ideas erróneas y lograr que vuelvan a Dios las personas que las sustentan.
Una de las consecuencias inmediatas de esa vocación original al amor se centra en que nadie se pertenece exclusivamente a sí mismo. Todos nos hallamos firmemente entrelazados por los vínculos del mismo origen y del mismo fin, que tienen su fundamento en Dios. Todos estamos llamados a asumir nuestra responsabilidad personal por el bien de la sociedad, cada uno según las circunstancias de su propia situación. En el caso de la familia y del matrimonio, queda claro que las leyes que regulan esas instituciones —tanto las de la Iglesia como las de cualquier sociedad que busque rectamente el bien común— no son sin más una forma impuesta desde fuera, sino "una exigencia intrínseca del pacto de amor conyugal y de la profundidad de la persona humana. En cambio, las diversas formas actuales de disolución del matrimonio, como las uniones libres y el "matrimonio a prueba", hasta el pseudo-matrimonio entre personas del mismo sexo, son expresiones de una libertad anárquica, que se quiere presentar erróneamente como verdadera liberación del hombre. Esa pseudo-libertad se funda en una trivialización del cuerpo, que inevitablemente incluye la trivialización del hombre. Se basa en el supuesto de que el hombre puede hacer de sí mismo lo que quiera: así su cuerpo se convierte en algo secundario, algo que se puede manipular desde el punto de vista humano, algo que se puede utilizar como se quiera. El libertarismo, que se quiere hacer pasar como descubrimiento del cuerpo y de su valor, es en realidad un dualismo que hace despreciable el cuerpo, situándolo —por decirlo así— fuera del auténtico ser y de la auténtica dignidad de la persona" (Benedicto XVI, Discurso en la apertura de la asamblea eclesial de la diócesis de Roma, 6-VI-2005).
Como ciudadanos y cristianos responsables, hemos de hacer todo lo posible para defender y promover los valores irrenunciables en este campo fundamental para la vida de la Iglesia y —no lo olvidemos— de la sociedad civil. Se nos presenta como una de las tareas más urgentes de la nueva evangelización. La obligación de difundir la recta doctrina sobre el matrimonio y la familia afecta a la responsabilidad de todos. Las fiestas de estos días nos lo ponen gráficamente ante los ojos y nos impulsan a no adormecernos, a despertar a muchas otras personas del sueño malo que a veces les acomete.
No quiero terminar sin una mención especial de las familias numerosas, a las que nuestro Padre tenía tanto aprecio. Como fruto de su larga experiencia, solía comentar: "he visto bastantes matrimonios que, cuando el Señor no les da más que un hijo, tienen también la generosidad de dárselo a Dios. Pero no son muchos los que lo hacen así. En las familias numerosas es más fácil comprender la grandeza de la vocación divina y, entre sus hijos, los hay para todos los estados. Pero he comprobado también con acción de gracias al Señor —y no pocas veces—, que otros, a quienes el Señor no les da familia —siendo matrimonios ejemplares—, saben aceptar con alegría la voluntad santa de Dios y dedicar más tiempo a la caridad con el prójimo" (San Josemaría, Apuntes de la predicación. AGP, P03, X-63, pp. 20-21).
Igual que nuestro Padre, todo mi afecto —como el vuestro— se dirige también a los matrimonios a los que el Señor no concede hijos. He visto muchas veces cumplirse a la letra lo que afirmaba nuestro Fundador: que esas familias "no sólo pueden santificar lo mismo su hogar, sino que además disponen de más tiempo para dedicarse a los hijos de los otros, y son ya muchos los que lo hacen con una abnegación conmovedora" (San Josemaría, Apuntes tomados en una tertulia, 10-IV-1969), poniendo en práctica una paternidad y una maternidad fecundísimas. Me consuela el pensamiento de que muchos fieles han llegado a la Obra por la acción generosa de estos "padres y madres".
Recientemente, el Papa Benedicto XVI ha afirmado que "en el actual contexto social, los núcleos familiares con muchos hijos constituyen un testimonio de fe, de valentía y de optimismo, porque sin hijos no hay futuro". Y añadía: "formulo el auspicio de que se promuevan nuevas y adecuadas iniciativas sociales y legislativas para tutelar y sostener a las familias más numerosas, que constituyen una riqueza y una esperanza para todo el país" (Benedicto XVI, Palabras al final de la audiencia del 2-XI-2005). Que estas palabras del Santo Padre nos impulsen fuertemente a seguir esforzándonos para que, en todos los lugares, se ayude a fondo a las familias a cumplir su misión —sobrenatural y humana— indispensable para el futuro de la sociedad.
Volvamos a la contemplación del misterio de la Navidad, que de algún modo se reitera cada día porque diariamente viene Jesucristo a nuestros altares y cotidianamente nace y renace en nuestras almas por la gracia. No dejemos de acudir con frecuencia al "Belén perenne del Sagrario" (San Josemaría, enero de 1939; cit. en Camino. Ed. crítico-histórica preparada por Pedro Rodríguez, Rialp, Madrid 2004, 3ª ed., p. 1051), para pedirle luces y aprender de Él.
Como ya os he señalado antes, todos estamos implicados en esta tarea, primero con una oración generosa y, siempre que sea oportuno, con el consejo adecuado. El Señor, que en Caná de Galilea se sirvió de la docilidad de los sirvientes para convertir el agua en vino, también ahora desea servirse de los cristianos, de nosotros, para renovar sus prodigios, de modo que muchas personas crean en Él (Cfr. Jn 2, 6-11).
+ Javier

Roma, 1 de enero de 2006"

24 septiembre 2016

Dios en familia

La familia que reza unida permanece unida, es una frase que hemos repetido muchas veces desde que la pronunciase por primera vez san Juan Pablo II. No nos cansaremos de buscar la ocasión para hacerlo de nuevo porque conlleva una certeza inmensa. Si la familia se reúne para alimentar el cuerpo mortal, más provecho produce reunirse para alimentar el alma espiritual de cada uno. 

Rezar el rosario, ir a misa juntos, participar de la comunidad eclesial, peregrinar a santuarios y a los lugares santos, es decir, descubrir a Dios en familia. Por ello hoy os paso el link de la web de ZENIT sobre cómo rezar con tu esposo o esposa, según se trate. La lectura del artículo nos refrescará las ideas y, si nos los proponemos, podremos aportar a nuestra vida cotidiana algo nuevo o algo olvidado para dar más fruto a nuestra oración.

Zenit: rezar en el matrimonio

*En la foto, Jornada de las Familias en el Santuario de Torreciudad, 17 de setiembre de 2016.

09 abril 2016

El Amor en la Familia

El día 8 de abril 2016, el santo padre Francisco ha hecho pública la Exhortación
apostólica AMORIS LAETITIA . Todos los medios del mundo se han hecho eco de esta gran noticia, tan esperada desde la clausura de los sínodos de obispos que la habían precedido, con el tema dedicado por entero al Matrimonio y a la Familia.

Se trata de un texto extenso, lleno de ternura, en el que nadie, por su condición social, civil, sexual, etc., queda descartado y en el que el Papa pide a los pastores de la Iglesia un acercamiento a los fieles hasta el punto de resolver, con amor, cada situación dada en cada familia, abriendo los brazos y las puertas a todas aquellas personas que quieran acercarse a Dios.


La doctrina de la Iglesia Católica no ha cambiado, pero lo que sí ha cambiado es la manera de entenderla, pues las explicaciones son abundantes e inteligibles. Con  AMORIS LAETITIA llevaremos a la práctica la doctrina del matrimonio y la familia ajustándonos a la medida de la Misericordia y no del descarte.

24 marzo 2016

La santidad del Jueves Santo

El Jueves Santo es santo porque en la Cena del Señor se renuevan tres instituciones: el sacramento de la Eucaristía, el sacramento del Orden sacerdotal y el mandamiento de la Caridad. Una celebración grande para los cristianos, para católicos especialmente. Se celebra una única vez en la jornada del jueves pues fue única aquella cena pascual que precedió a toda la pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Puede llegar a ser una celebración larga si se incluye el Lavado de pies y porque es una celebración sin prisas. Pero ese tiempo junto al Señor nos va ayudar a rezar, y  a rezar mucho por la paz en el mundo, la conversión de los pecadores y de los que están tan alejados de Dios que no se saben siquiera que son pecadores.

También es el momento para hablar con nuestros hijos y nietos de que la Pasión de Cristo fue necesaria para la salvación eterna de nuestras almas, junto a Dios. Había sido anunciada por los profetas, es decir, por aquellos que anunciaron la Venida del Señor y se cumplió verdaderamente en Jesucristo. 

Aunque los niños pequeños que vayan a la celebración hagan ruidos diversos, llantos, correteos, gritos, cantos celestiales, no nos molestaran porque ellos son nuestra esperanza, son el presente de la sociedad.


Los cristianos hemos de llenar los templos, pues si no es así, en la cabeza de muchos está en convertirlos en centros cívicos para satisfacciones paganas o simplemente los destruirán.

23 enero 2016

República Checa, tierra de misión

Recientemente se han incorporado a este blog muchos internautas de la República Checa, un país precioso, situado en el corazón de Europa. Su capital está de moda, Praga. Según estadísticas oficiales se dice que los habitantes de la República Checa son como menos irreligiosos. Las cifras parecen indiscutibles: a los checos la religión cristiana en general y en concreto la católica nos les ha tocado el corazón. Así que la República Checa es tierra de misión para encomendar, para visitar y buscar iglesias abiertas con una sonrisa. 

De todas maneras, sean cuales sean las estadísticas, no hay que desanimarse pensando que los cristianos vamos a desaparecer, esto ¡Ni en los sueños del maligno! 

Es posible que muchos checos estén buscando a Dios y todavía no lo hayan encontrado, sabed que en ese buceo el oxígeno es Dios.

Los colaboradores de este blog os damos la bienvenida. 

* La foto es de la ciudad de Praga. Fuente: Wikimedia - Wikipedia

08 diciembre 2015

Un año para la misericordia

Será un año jubilar en el que podremos ganar y recibir indulgencias que Dios repartirá con justicia divina. Comienza en el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y acabará en la festividad de Cristo Rey, último día del año litúrgico de 2016.

Pero ¿Qué es la misericordia?
La misericordia es un corazón que siente la desdicha del otro. Es algo que nos remueve que no nos deja impasibles ante el mal del otro. Así es Dios con nosotros.

Jesús es el rostro de la misericordia. Dios es misericordioso desde sus entrañas, este es el motor que ha movido a Dios para enviar a su Hijo. No quiso dejar al hombre a merced del mundo. El mayor milagro es que Dios ha querido venir al mundo adoptando la condición humana. 

Y María recapitula toda la misericordia divina. Ella se limita a proclamar la grandeza del Señor, en el plan de Dios que tiene para Ella. Ella es el recipiente de la gracia de Dios. Es la nueva Eva, la mujer que Dios siempre quiso. Es una mujer joven, sencilla y virgen, redimida y preservada de todo pecado por eso la llamamos Inmaculada, concebida así. Los orientales la llaman la eternamente santa. En definitiva, Ella es el Arca segura en medio del diluvio.


08 octubre 2015

Los trabajos sinodales

Con la inauguración del Sínodo extraordinario de obispos el pasado domingo 4 de octubre
de 2015, se inició el rezo diario en los templos católicos de la oración de la Sagrada familia de Nazaret por las familias, el sínodo y sus frutos. Esa oración la publicamos el el pasado 25 de junio y sería bueno recordarla en estos días, pues la oración es un arma poderosa para llegar a Dios, y la respuesta de Dios es siempre lenta al castigo y harta en misericordia.

Los 270 obispos no se van a centrar solamente en esos titulares dedicados a los divorcios. Durante varias semanas los obispos desgranaran todos los aspectos socio-económicos, doctrinales y legales del matrimonio y la familia. Pero como nos ha dicho el Santo Padre, la doctrina no va a cambiar, lo que si cambiará es la forma de entender la doctrina y la forma de llevarla a la práctica. Por ello no es baladí que las iglesias, a final de la celebración de las misas, en el rezo del santo rosario o en otros momentos se rece la oración que escribió el Papa Francisco, rezo que también cada uno puede hacer en cualquier momento.


Esa oración concluye el documento de trabajo, INSTRUMENTUM LABORIS donde constan los temas que ya están debatiendo los obispos.