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26 agosto 2015

Sumisa

En la misa del domingo, XXI del tiempo ordinario, nuevamente se leyó el capítulo 5 de la carta a los Efesios de san Pablo, un texto dedicado al matrimonio cuya lectura no debe fragmentarse porque en su conjunto tiene un sentido más amplio y completo del que mucha gente cree.

¿Sumisa la esposa al marido? Leamos qué dice san Pablo:

21 Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. 
22 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. 
23 Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. 
24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.
25 Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella 
26 para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, 
27 para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. 
28 Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, 
29 pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, 
30 porque somos miembros de su cuerpo. 
31 «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.» 
32 Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. 
33 En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.”

Aquí san Pablo no se refiere al sometimiento por medio del miedo, de la ignominia de la violación o de la agresión, aquí san Pablo se dirige a los habitantes de Efeso (ciudad de Turquía, en la costa mediterránea) y les habla de la sumisión por el amor. Es más, se dirige al marido, al hombre, muy directamente y le dice que ame a su esposa como Cristo ama a la Iglesia. Y recordemos que Cristo se entregó completamente en la pasión y la cruz, sin dejarse nada para Él y lo hizo por amor al Padre y de ese modo a su Iglesia.


Por lo tanto en estos momentos en los que la violencia ejercida en el ámbito doméstico y sentimental está generando crímenes sin razón ninguna para disculparlos, sobre mujeres –en su mayoría- y niños y bebés, recordemos a san Pablo que habla al hombre pidiéndole que entregue su vida por su esposa. Ahí está el quid de la cuestión, que el hombre ame a su esposa como no hay nada en este mundo.

15 agosto 2015

La predicación del Evangelio

Hoy hemos celebrado la Asunción de la Virgen Santísima, recogida por los ángeles en su adormición, sin vivir la corrupción del pecado ni de la muerte, asunta al cielo en cuerpo y alma. Hoy es fiesta grande y solemne en toda la Iglesia Universal, y muchísimas mujeres en el mundo han celebrado su onomástica. Por ello desde este blog os felicitamos muy efusivamente con besos digitales, claro!. Y siendo precepto, habremos oído la misa de la solemnidad. Y como corresponde el celebrante, nos ha hablado en la homilía de uno de los temas más bonitos de los que hablar desde el presbiterio: la Virgen Santísima.


Ahora, a los laicos nos corresponde también ir por el mundo y predicar el evangelio.  Es decir a los cristianos no ordenados ni consagrados, ciudadanos de a pie, con profesión o sin ella, tú y yo, también nos toca ser emisarios de la fe fuera de las iglesias, dando testimonio de Jesús. No hay edad, profesión ni situación que impida dar ese testimonio. Así que hoy os propongo un ejemplo impresionante de evangelización: una entrevista que le han hecho al famoso del cine que interpretó a Jesús en la película La pasión de Cristo, Jim Caviezel, esposo, padre de familia, católico y actor.

28 junio 2015

El verdadero amor

La caridad no es solamente dar limosna al pobre o al desvalido, o ser voluntario de una entidad social, la caridad es amor y lo engloba todo, como dice san Pablo en la 1a. Carta a los Corintios 13: 4-8.

El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá.

12 junio 2015

El adulterio y otros pecados

Los pecados contra la sexualidad natural no son algo de nuestro tiempo sino una tendencia propia de la naturaleza humana, que se frena utilizando la voluntad. Los deseos sexuales son algo completamente natural, y por lo tanto en sí mismos no son malos. Pero poner el freno a esa posible satisfacción física es también gozoso porque es el resultado del autocontrol, el dominio de uno mismo, que elevándolo al orden sobrenatural, es un triunfo a nuestras luchas diarias.

No obstante, en ese combate personal aparecen tentaciones relacionadas con la sexualidad impropia, es decir, aquella que se desarrolla en un entorno contra natura, como por ejemplo satisfacer el deseo sexual con animales. O con personas del mismo sexo. También aquella que se desarrolla con personas de diferente sexo por promiscuidad, falta de control en las pasiones, ignorancia, enfermedad, etc. Por último, la masturbación en si misma, con o sin ayuda de cosas, objetos o animales. En fin, unas experiencias que nada tienen que ver con el amor esponsal entre un hombre y una mujer, en el cual se desarrolla una sexualidad abierta a la vida, por amor y también con el interés de satisfacer el placer sexual, individual y mutuo. 

Aún y a pesar del propio matrimonio, el atice de las tentaciones también puede aparecer: intentos de cambio de pareja consentido, masturbaciones de ensoñaciones con otra persona, visión de películas porno en pareja para estimular nuevas experiencias que embrujen las propias, y más!

Si nos remontamos a diez o doce siglos antes de Cristo, al libro bíblico del Deuteronomio, atribuido a Moisés, leemos como Moisés le recuerda al pueblo de Israel, liberado de la esclavitud de Egipto, las maldiciones de Jahvé por conductas reprobables antes de entrar en la tierra prometida. Entre muchas ellas leemos: (Deuteronomio 27)

Las doce maldiciones

27:14 Los levitas tomarán la palabra y dirán en alta voz a todos los hombres de Israel:

27:15 Maldito sea el hombre que hace un ídolo  tallado o de metal fundido —abominación para el Señor, obra de un artesano— y lo guarda en un lugar oculto. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:16 Maldito sea el que menosprecia a su padre o a su madre. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:17 Maldito sea el que desplaza los límites de la propiedad de su vecino. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:18 Maldito sea el que aparta a un ciego del camino.  Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:19 Maldito sea el que conculca el derecho del extranjero,  del huérfano o de la viuda. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:20 Maldito sea el que se acuesta con la mujer de su padre, porque de esa manera descubre el borde de la manta de su padre. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:21 Maldito sea el que se acuesta con un animal. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:22 Maldito sea el que se acuesta con su hermana, la hija de su padre o de su madre. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:23 Maldito sea el que se acuesta con su suegra. Y todo el pueblo responderá: Amén
.
27:24 Maldito sea el que mata ocultamente a su prójimo. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:25 Maldito sea el que se deja sobornar para quitar la vida a un inocente. Y todo el pueblo responderá: Amén.

27:26 Maldito sea el que no respeta ni cumple las palabras de esta Ley. Y todo el pueblo responderá: Amén.

Todo este panorama pecaminoso va construyendo unas estructuras de pecados, algunos de ellos de sexualidad dentro y fuera del matrimonio. Sabemos que el adulterio es pecado mortal, pero también lo son otras experiencias relacionadas con la sexualidad, como las citadas.

Por ello es bueno tomar el control de uno mismo, cuidar el matrimonio cada día, despertar la lívido natural creada en el propio matrimonio, no buscar experiencias de película, estar alerta en las vacaciones, las fiestas, las excursiones, la playa, las piscinas, etc. de lo que pronto disfrutaremos, pues con el calor las tentaciones pueden aumentar. El cambio de actividad del verano ha de ser un tiempo para unirse más y redescubrir en el cónyuge aquello que habíamos olvidado.

*El cuadro: El carro de heno, de El Bosco


14 marzo 2015

La conciencia no descansa


Con la esperanza de que suban de nuevo las temperaturas, lleguen las noticias del buen tiempo, entendido éste como tiempo soleado, cálido o caluroso, nos llenaremos de ilusiones para hacer una salidita en la próxima Semana Santa. Hay muchos destinos y ofertas donde poder elegir y realmente sin necesidad de gastar mucho dinero. También tenemos toda la moda de primavera y verano en casi todos las tiendas y centros comerciales, ofreciendo el abanico de colores que para esta temporada va estar más de moda, el azul sobre todo!. Pero no hemos de olvidar que para los católicos seguimos en Cuaresma. Hoy acabamos la III semana de Cuaresma y esas emociones e ilusiones no nos han de apartar del tiempo fuerte de recogimiento y de lucha interior de estas semanas. Un tiempo para seguir con pequeños actos de amor ofrecidos al Señor. Es un tiempo donde nos recomiendan hacer un buen examen de conciencia para luego manifestar nuestro arrepentimiento y confesarnos, en un confesionario, y recibir la absolución.

El examen de conciencia es algo muy importante. Dios nuestro lo sabe todo y sabe más allá de nosotros mismos la intención que pusimos al cometer aquel o aquellos pecados. Por eso a la hora de confesarnos llanamente lo diremos todo. Después de la absolución nos sentiremos libres y limpios. Es una sensación real, patente en el rostro y en la sonrisa. Y si se hace con asiduidad, resultará una cura de belleza. Es una invitación individual para todos los miembros de la familia, desde los más mayores hasta los más pequeños que hayan hecho la primera comunión. Y vale también para todas y todos que hace muchos o muchísimos años que no han pasado por el confesionario.

No es nada nuevo que el cristiano se examine de sus actos, de sus omisiones o de sus pensamientos. Siempre hay algo que no cuadra con el amor de Dios. Por ello se suele facilitar una relación de preguntas genéricas que nos van ayudar a ir a lo concreto. En casi todos los libritos de oraciones hay un Examen de Conciencia. En ocasiones nos podemos sentir bloqueados porqué creamos que somos buenos y que con ello es suficiente. Por eso, lo mejor (como he dicho otras veces) es consultar con un sacerdote católico para saber qué hay que hacer para confesarse.


Así que no es incompatible llenar de colores y flores el armario ropero (y luego la maleta) y confesarse, pues somos hombres y mujeres en medio del mundo que tenemos  sed de Dios!. En definitiva, en la maleta también podemos poner el examen de conciencia.

01 marzo 2015

¿Nos hemos de mortificar?

A lo largo del año litúrgico, la Iglesia ha establecido unos parones importantes. Uno de ellos es el tiempo de Cuaresma que concluirá con el domingo de la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. En este corto espacio de tiempo, unos 40 días, la Iglesia pide a los católicos dos días de ayuno y abstinencia (el miércoles de ceniza, primer día de la cuaresma, y el Viernes santo, a tres días de la Pascua). Y además, todos los viernes de Cuaresma hacer abstinencia.

Poco es que dos días al año comamos menos, y que seis viernes al año no comamos todo aquello que sea carne. Pero aun siendo poco, nos puede costar. Por eso, todo eso que nos cuesta hacer o dejar de hacer podríamos llamarlo mortificación, siempre que nuestra intención sea agradar a Dios.

No hay que asustarse con esto. Siempre, antes y ahora, el cristiano que quiere mortificarse y ofrecerlo a Dios, debe consultarlo con el director espiritual de su confianza, es decir, con el sacerdote católico que conozcamos. Si no conocemos a ninguno en especial, podemos acudir al rector de la parroquia donde habitualmente oímos la misa del domingo. Y santa paz, si nos dice que con lo que hacemos ya vamos bien, pues cada uno en su circunstancia ha de hacer lo suyo.

Jesús nos invita a hacer penitencia, nos pide que atravesemos su pasión con sacrificios y mortificaciones. Pero todo esto hoy en día muchas personas lo han dejado de lado. El bienestar es lo que ahora se busca. Sin embargo, para llegar a Cristo, la mortificación es el atajo. Y se dice que se conocen pocos santos porque hay pocos mortificados. Sor Lucía, una de los tres pastorcitos que vio a la Virgen en Fátima (Portugal), dejó escrito un libro de práctica teológica con llamadas al sacrificio. Téngase en cuenta que cuando se produjeron las apariciones de la Virgen eran niños y entendieron perfectamente en qué consistían las mortificaciones pues Nuestra Señora se los explicó, cuestiones que han quedado recogidas en los libros de Sor Lucía. No ha de extrañarnos en ningún sentido que a nuestros hijos y nietos se les puedan proponer alguna mortificación propia para la edad….dejar de tomar golosinas, ver menos la televisión, usar menos la tablet,  renunciar a una merienda, por ejemplo, en especial esos días que a los mayores la Iglesia nos pide otros esfuerzos.

¿Qué mortificaciones podemos hacer los adultos? En primer lugar, cumplir muy bien con nuestros deberes familiares, profesionales y de la vocación, haciendo en cada momento todo con visión sobrenatural. Os aseguro que se trata de un esfuerzo tremendo. Hemos de saber también lo que Dios espera de cada uno de nosotros. A modo de tirón de ejemplos: huir del pecado de gula (es decir, comer menos); huir del de avaricia (hacer limosna y donativos a entidades católicas, a la misma parroquia, por ejemplo); hacer oración cada día (es decir, apartarse un ratito en silencio para hablar con Dios y escucharlo) con fe, y en situaciones incómodas (por ejemplo, en un banco de la iglesia sin recostar la espalda); retrasar la bebida (es decir, pasar sed); retrasar la comida (es decir, pasar un ratito de hambre); sonreír a los cargantes (es decir, a los que nos caen mal) y en general a cualquiera que se nos ponga delante……Soportar el calor o el frío con reciedumbre (es decir, sin quejarse).Y más……..

Como veréis, todas las mortificaciones requieren un esfuerzo personal.  Puede ocurrir que Dios le pida a alguno de nosotros el uso de las disciplinas o del cilicio, instrumentos de mortificación de siempre, que actualmente siguen utilizándose, y no pasa nada si la persona que los usa está bien orientada es su vida espiritual. Repito, no hay que asustarse, pues los entrenamientos deportivos suelen requerir más y mayores esfuerzos.

Por último, hay que tener en cuenta que hay muchos cristianos en el mundo que, por defender su fe, están sometidos a torturas, a todo tipo de violaciones y crímenes, pasan hambre y sed, pierden sus casas, sus bienes y la finalmente la vida. Ante estas mortificaciones tan graves y profundas podemos llegar a pensar que no podemos hacer nada por ellos. Sin embargo, hagamos las mortificaciones que hagamos, las que nos hayan orientado, acompañadas de más oración, serán del agrado de Dios y se repartirán también para aliviar a los cristianos perseguidos de hoy mismo.



28 diciembre 2014

La familia que quiso Dios

Seguimos celebrando en la Iglesia universal el día de la Sagrada Familia de Nazaret, de Jesús, María y José. Realzando la fiesta, hemos de recordar hoy también que el sínodo de obispos especial que finalizó el pasado mes de octubre y que trató el tema de la familia seguirá en el 2015. Nuestra participación en el sínodo ordinario se hará posible con muchas oraciones por el Santo Padre, los padres sinodales y por la familia.

La Familia de Nazaret es el modelo que quiso Dios para la familia humana. Por ello el Verbo de Dios, la voluntad de Dios, se hizo hombre, naciendo por obra del Espíritu Santo en el seno de una familia de hombre y mujer. Ese es el modelo que Dios quiso elegir de familia, al margen de otros modos de familia. En la sociedad se producen problemas y éstos generan respuestas, y hemos de procurar integrar ese modelo de familia de Nazaret en la sociedad de hoy, porque Dios nos lo pide y porque Dios no nos pide imposibles. No nos dejemos llevar por las noticias que ya dan soluciones a los problemas si haber reflexionado demasiado las consecuencias. Encomendemos al Papa y a los padres sinodales. Y confiemos en la Virgen Santísima y en el Espíritu Santo.

¡Feliz día de la Familia!

* Cuadro de Rafael, Sagrada Familia del Cordero (Museo del Prado)


El Matrimonio, explicado con salero

Vamos a celebrar el día de la Sagrada Familia, hoy 28 de diciembre de 2014, el domingo siguiente a la Navidad, acercándonos, una vez más, a la teología del Matrimonio. En esta ocasión, es con salero y buen humor. Unos chicos simpáticos se han puesto a dar doctrina de la buena, y han filmado unos cortos, ciertamente interesantes. 

Aquí va El Matrimonio, explicado con salero, y ¡Alerta!! no es ninguna inocentada, la cosa va es serio.

30 noviembre 2014

7 esposos

El dolor que surge a la pérdida de una persona a la que se quiere sin saber cómo se la quería, se convierte en algo casi patológico pues todo el cuerpo se siente mal, casi enfermo. De ahí que la tristeza, que es una de las manifestaciones básicas del ser humano al igual que el amor, la ira, la alegría, etc., requiera su identificación y en este caso precise un tiempo de curación, o de duelo, hasta que se sea capaz de admitir, en cada célula de nuestro cuerpo, la pérdida definitiva. Sin embargo, aunque la separación con los seres queridos produzca ese estado anímico e incluso físico, absolutamente natural entre las personas que aman, es indiscutible que para los que creemos en la vida eterna, es un gran alivio saber que nuestros difuntos descansan en paz, y que sus almas seguirán viviendo en el estado que hayan meritado, en el purgatorio o en el cielo. También, como sabemos que existe el infierno, lo mejor es rezar por todos los difuntos, pues el destino de las almas es decisión de la misericordia de Dios.

En ese sentido, en este mes de noviembre que hoy termina, las lecturas de la misa nos han hablado de los fieles difuntos, de lo qué pasa después de la muerte, y por supuesto de la resurrección de los muertos, con la última venida de Nuestro Señor Jesucristo glorioso. En este broche quiero destacar el Evangelio de san Lucas (20,27-40), referido a aquella mujer que enviuda siete veces y a Jesús le preguntan qué le ocurrirá a la mujer en la resurrección de los muertos, es decir ¿Junto a cuál esposo estará en el reino de los cielos?

Leamos el texto y la respuesta de Jesús:

"En aquel tiempo, acercándose a Jesús algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Ésta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer». 

Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven». Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien». Pues ya no se atrevían a preguntarle nada."


Siendo la resurrección una verdad de fe, la tristeza de aquella pérdida definitiva se irá absorbiendo por el Amor inmenso de Dios, siempre acogidos bajo el manto de la Virgen Santísima.

En el cuadro, San Lucas, el Evangelista. Autor, Doménikos TheotoKópoulos, El Greco

11 noviembre 2014

Los cerezos en flor

Es el título de un libro sobre la evangelización del Japón, de José Miguel Cejas, y editado por Rialp. Está compuesto de una treintena de relatos personales de aquellas personas que fueron al Japón por impulso del beato Álvaro del Portillo, cuando era el prelado y padre en el Opus Dei, primer sucesor de san Josemaria, cumpliendo así el deseo del fundador de la Obra de dar a conocer a los japoneses el Opus Dei. Así como también de muchos japoneses convertidos al catolicismo. Cada relato sitúa al lector en un punto fijo del país del lejano Oriente y de su historia, pues algunos relatos refieren la llegada de los primeros evangelizadores al Japón, las persecuciones subsiguientes y la estabilización religiosa, así como hechos de la historia política y social de aquel país. Lo que más me conmovió fueron las referencias que hacen los protagonistas a sus antepasados.


En esos relatos personales hay referencias que me han interesado mucho como las del matrimonio en Japón. Uno de ellos es de Mieko Kimura, una mujer que vio muy claro que su vocación era la de entregarse por entero a Dios. Cuando se lo dijo a su madre, ésta enfada y perpleja exclamó: Mieko…qué locura es esa de no querer casarse… Y prosigue Mieko: Yo la comprendía, porque estaba rompiendo una tradición de siglos, en los que la mujer japonesa no había sido dueña de su propio destino: durante generaciones y generaciones los padres habían concertado el casamiento de sus hijas en cuanto cumplían los dieciocho años. La idea del matrimonio por amor parecía descabellada, como expresaba el antiguo proverbio: los que se juntan por la pasión, siguen unidos por las lágrimas. Las hijas debían respetar desde la infancia una jerarquía de obligaciones: primero obedecer a sus padres, luego a su marido; y si quedaban viudas, a su hijo mayor. Las casaban de blanco, color de luto, para simbolizar que morían para su propia familia. Ciertamente en los años sesenta ya había muchos padres japoneses que permitían el ren-ai-kekkon, el matrimonio por amor.

03 noviembre 2014

El purgatorio existe

Se inició el mes de noviembre para los cristianos con la celebración de la solemnidad de Todos los Santos, fiesta en la que la Iglesia católica invoca a todas las almas que gozan ya de la visión beatifica de Dios, cuyos nombres, en su inmensa mayoría, no conocemos. Se trata de aquellas personas cuya vida terrenal ha sido heroica y santa a los ojos de Dios. A continuación, se ha conmemorado el día de los Fieles Difuntos, dando paso a todo un mes de noviembre en el que la Iglesia propone rezar por todas las almas del purgatorio, es decir, por la Iglesia purgante. Pues el purgatorio existe, al igual que existe el cielo y el infierno.

En el purgatorio, el alma ya ha pasado el juicio particular con Dios y ha de purificarse antes de llegar a la contemplación absoluta con Él. Y en ese estado, las almas necesitan de nuestra oración para que se acelere la purificación. Pero como no sabemos si por quien rezamos ya ha purgado lo suficiente, Dios aplicará nuestra oración a las almas que lo necesiten. Y éstas a veces se manifiestan a los vivos adquiriendo formas sorprendentes y llamativas, constatando su existencia y su estado purgante.

Tanto es así que en Roma, en el siglo XIX, se construyó la Iglesia del Sagrado Corazón de las Almas del Purgatorio. Allí se puede visitar un pequeño museo de objetos que fueron marcados con fuego por almas del purgatorio. Y fue con fuego porque el fuego purifica. En las señales dejaron sus nombres u otros detalles de su persona y la fecha, encargando oraciones, es decir, sufragios, a personas determinadas que en aquellas fechas estaban vivas. Hay documentos, cartas, billetes de banco, hábitos y otras cosas. Son curiosidades que no son cuestiones de fe, y que cada uno crea lo quiera, pero que no se han de despreciar en ningún caso.


En contrapartida, las fiestas paganas han crecido de forma exorbitada invocando a los muertos vivientes, a los espíritus satánicos o a jugar a no se sabe qué con el fin de dar miedo. Pero no es bueno jugar con los espíritus ni buenos ni malos. A los espíritus se les ha de dejar en paz, además son actividades que nos alejan de Dios. Lo mejor, y de buen rollo, es rezar por los familiares que nos premurieron, quizá nuestro esposo o esposa, según el caso, los padres, hijos, hermanos o hermanas, abuelos o abuelas, y también por los amigos, colegas, vecinos… y esto sí que es bueno. Además, una vez en el cielo intercederán por nosotros.


* Las fotos son de la Iglesia del Sagrado Corazón de las Almas del Purgatorio, y su museo, en Roma.

22 julio 2014

Cizaña y trigo

Se dice de María Magdalena que pecadora fue y está en el cielo tomando café. Esto es así porque aunque ella fue cizaña durante muchos años, aquel buen trigo que llevaba dentro floreció. Su arrepentimiento fue tal que Jesús le dijo Vete y no peques más. Y está escrito en los santos Evangelios que ella estuvo al pie de la Cruz, más tarde en el sepulcro y fue la primera en ver al Señor Resucitado. Por lo tanto, María Magdalena, como muchos y muchas, pecó pero se arrepintió. De esta manera, los que seguimos aquí, sin duda hemos de tener la esperanza que aunque pequemos, si nos arrepentimos y nos confesamos con un sacerdote, el Cielo nos estará esperando.

¡Muchas felicidades a las Magda y a las María Magdalena!

17 julio 2014

Ante Dios, somos iguales

Saberse que somos hijos de Dios es el fundamento de nuestra vida como cristianos. Y ante Él no pasará como en aquel cuartel, donde los soldados estaban haciendo su servicio militar obligatorio, que en España en aquellas fechas, coloquialmente se llamaba “la mili”. Estando en el comedor un grupo de soldados veteranos, muy especiales y de la cocina, conocidos como los perolines, cuando llegó la fruta a la mesa, un joven soldado se abalanzó y cogió la mejor. De repente aquellos perolines dijeron: ¡Soldado, primero son los veteranos! Y el recluta dijo – ¡Pero yo soy el hijo del coronel! Para Dios no tenemos grados, niveles ni prebendas, pues todos somos por igual hijos e hijas de Dios.

Dios libera la creación y nos la entrega para que la terminemos, poniendo su confianza en nosotros, y nosotros en Él. Cuando rezamos con Dios, no es una fantasía, mantenemos diálogo porque es nuestro padre del Cielo. Es urgente que nos dirijamos a Él con confianza, no nos va a pedir más de lo que podamos hacer, y si no podemos, Él suplirá siempre, aunque no entendamos nada de lo que nos pase, para Él todos somos iguales verdaderamente. Dios no hace distinciones humanas. Por eso el mensaje de Dios hecho hombre en Jesucristo es universal, es un mensaje capaz de llegar a todas las almas, vivan o estén en cualquier parte del mundo, sin descarte de nadie.


16 julio 2014

Madre del Carmen

Toda la bondad, toda la hermosura, toda la majestad, toda la belleza, toda la gracia adornan a nuestra Madre. -¿No te enamora tener una madre así?

Nuestra Señora del Carmen, patrona de los marineros.


San Josemaria, punto 491 del libro FORJA

21 mayo 2014

Diálogos maternales

Como si la Virgen me hablase a mí, con la misma dulzura, oigo las palabras que Ella le dirigió a san Juan Diego, en el año 1531, cuando le pidió que hablase con el obispo del lugar para erigir allí, en el plano, un templo. En aquellas fechas, Juan Diego era viudo pues dos años antes de las apariciones de la Virgen, su esposa, María Lucía, había fallecido. Gracias a la misión evangelizadora de los franciscanos por aquellas tierras, Juan Diego y María Lucía que convivían juntos y eran padres la familia, fueron bautizados y se casaron en santo Matrimonio.

Y tal como lo pidió la Virgen, allí se erigió la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en el cerro de Tepeyac, que conforma la sierra de Guadalupe, en México, siendo hoy el santuario más visitado de todo el mundo mundial, al que acuden millones de personas cada año.
 
Y me repite:

Juan Dieguito, hijo mío, el más pequeño, no se turbe tu corazón.
¿No estoy aquí yo que soy tu madre?
¿No soy la fuente de tu alegría?

¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?

13 mayo 2014

Bajó para vernos

Hoy, 13 de mayo 2014, celebramos unos de esos días maravillosos en los que nuestra Madre quiso anidar en nuestro corazón. Ella bajó de los cielos para vernos, el 13 de mayo de 1917 y vio a tres pastorcitos en la Cova da Íria, de la parroquia de Fátima. Luego se apareció en otras ocasiones; la última fue el 13 de octubre y se apareció a 70000 peregrinos, congregados en los campos cercanos a las pequeñas poblaciones de Ajustrel y de Fátima, a 116 kilómetros de Lisboa. Desde entonces no han dejado de acudir peregrinos al santuario que se erigió y que luego con los años ha ido creciendo, pues constantemente se llena de miles de fieles que van a ponerse en manos de la Virgen pidiéndole bienes de salud, materiales y espirituales; rezando por ellos mismos, por sus familias; por la Iglesia, por el Papa; por ti, por mi…

El relato de las apariciones de la Virgen de Fátima a los tres pastorcitos es conmovedor, tanto por el amor y el cariño de nuestra Madre del cielo, como por la humildad de aquellos niños que viendo a la Virgen comprendieron su mensaje y desde aquel momento hicieron, siendo pequeños, intensas mortificaciones por los pecadores, por todos nosotros. La historia de esos niños santos es impresionante y es conveniente conocerla para entender un poco más la profundidad del mensaje de la fe en Cristo Jesús.
 
Una oración a la Virgen que he recogido para esta ocasión es la que rezaba cada día el Venerable siervo de Dios, Álvaro del Portillo, que aprendió de su madre, de origen mejicano, cuando era un niño:

Dulce Madre, no te alejes,
 Tu vista de mí no apartes,
Ven conmigo a todas partes
Y solo nunca me dejes.

Ya que me proteges tanto
 Como verdadera Madre,
Haz que me bendiga el Padre,
El Hijo y el Espíritu Santo.


Álvaro del Portillo será beatificado en Madrid el próximo 27 de septiembre de 2014.





20 abril 2014

Hemos de estar alegres

Qué complicado es sentirse alegre cuando las cosas van mal, cuando se tienen problemas, cuando uno se ve como un desgraciado. Sin embargo la alegría de verdad no la dan las cosas o las circunstancias favorables, pues no hemos de estar alegres por lo que nos pasa sino por lo que nos ha pasado. Y hoy ha sido el día en el que hemos celebrado la Resurrección de Jesucristo. Eso es lo que realmente nos ha pasado, de ahí hemos de beber la alegría, pues es la pascua para nuestra alma, la redención de nuestras faltas y pecados.
 

Una manifestación dulce y deliciosa de estos días de Pascua es regalar huevos duros pintados o de chocolate, o incrustados en un mazapán, o en cestitos con florecitas… El origen de esta costumbre viene de muy antiguo, y como tal tiene muchas versiones. Una de ellas es: Se dice que en el antiguo Egipto se explicaba que un conejito estaba muy cerca del sepulcro donde resucitó Jesucristo y como no podía hablar y explicar lo que había visto repartía los huevecitos que se encontraba. 
Una monada de historia que nos invita, una vez más, a explicar la belleza de la Pascua.

17 abril 2014

Los días santos

En la Última Cena del Señor, Él se entrega para siempre como alimento de nuestra alma. Así, en el memorial que se celebra en el Jueves Santo, en un solo Oficio para todo el día, revivimos, como si estuviéramos en Jerusalén, aquel momento crucial para la humanidad, que ya estaba camino de la redención. En estos días de Semana Santa podemos también dedicar unas horas al recogimiento y acudir a una Iglesia católica aunque estemos en Londres, en París o en la costa levantina, pues participar en estos Oficios memorables y, a la vez, meternos en la cruz de Jesucristo, nos hará un gran bien; además son celebraciones catequéticas, en los que se puede aprovechar para explicar porque el amor de Dios va ligado a la cruz, y en consecuencia porque nuestra vida va también unida a la cruz de cada día, con las contrariedades y problemas que todos vivimos en el devenir diario. Las lecturas de los Oficios nos ayudarán a revivir aquellos días duros y a la vez fuertes que darán paso a la Resurrección de Jesús, aquello en lo que está basada la doctrina católica, pues sin Resurrección ¿De qué hubiera servido la pasión y crucifixión de Jesucristo?.

Igualmente, se puede participar en las procesiones, pues son manifestaciones
populares de amor a los actos que se están celebrando en las iglesias. Llama la atención el esfuerzo que se desarrollan en todas ellas, y si se hace por amor a Dios, el premio final será infinito. Siempre quedará tiempo para tomar el sol, hacer una excursión, y disfrutar de la familia y los amigos, pues también son días que para muchos son de descanso y vacaciones. Y volver a ver la película de Mel Gibson, "La Pasión de Cristo" sería un puntazo!.


Recordar que en el día del Sábado santo están cerradas las iglesias pues se está a la espera de la Resurrección. Al caer la tarde o por la noche, se vuelven abrir para celebrar la Vigilia Pascual. Y el domingo, la ¡Pascua! En ese momento la alegría del cristiano se llenará de un gozo tremendo y todos nos desearemos ¡Felices pascuas!  

13 abril 2014

La reconciliación con Dios

El Señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados. Con esta frase muchos sacerdotes católicos de la Iglesia universal inician el acto de la confesión cuando un penitente se acerca al confesionario.  Es un saludo especial pues te prepara para respirar hondo y empezar a decir todo aquello que nos ha separado de Dios desde la última confesión. O quizá sea la primera confesión que hacemos en nuestra vida, ¡siempre hay una primera vez!, y estará bien. O quizá después de muchos años, en estos días pasados de la cuaresma nos hemos sentido removidos y nos hemos propuesto la gran aventura de nuestra alma: ir a confesarnos en semana santa para celebrar en el Domingo de Resurrección la vuelta a una nueva primera comunión.

Este acto de la confesión es muy sano para el alma, más que una maratón para las piernas. La iglesia manda a todos los católicos que nos confesemos una vez al año. El santo padre Francisco ha dicho públicamente que se confiesa cada quince días, y no hace mucho dio ejemplo a todos los presbíteros que hay que ponerse a confesar, y él así lo hizo. Así que en esta semana santa, reconciliarse con Dios será el mejor viaje que hagamos por el mundo pues nuestra alma navegará ligera. Y libre de culpa se sentirá felicísima, ¡como nunca!, y como cada uno vive con su alma, cada uno ha de vigilarla y cuidar de ella.

Pero antes, si sabemos, hemos de examinar nuestra conciencia. Si no sabemos, nos vamos al sacerdote que se halle en el confesionario, y con humildad y sin prefacios, pues ¡Hale! Me quiero confesar que hace miles de años que no lo hecho y tengo un nosequé dentro que no se por donde empezar.

Si sabemos confesarnos, o sabemos un más o menos, el examen de conciencia para los casados ha de incluir todas aquellas cosas que hemos hecho, pensado u omitido, desviándonos del amor certero y entero al cónyuge… ¿he mirado con deleite a otros hombres? (o mujeres en caso de ellos) ¿Lo he hecho con ganas de algo más? ¿He cometido adulterio? ¿Cuántas veces? ¿He ayudado a cometer adulterio? ¿Miro páginas web pornográficas?..... ¿He discutido con él agitadamente de banalidades? ¿Lo he desautorizado en público, delante de los hijos o de otras personas?.... Y cosas así.

Sobre todo, hay que tomar notitas de todo el examen, pues a pesar de las bellas palabras del sacerdote, sean las que sean, a veces entra dolor de estómago o se nubla la mente, cuando uno tiene que empezar a decir el montón de faltas y pecados que ha cometido pues no es fácil acusarse.


Os deseo una feliz experiencia para vuestra alma que es lo más bello de nosotros mismos, en esta semana santa. Si la cuidamos, también sabremos cuidar la de nuestro cónyuge, la de nuestros hijos, nietos….la de todos los que nos rodean.

*Compendio de Catecismo, puntos del 295 al 312
* La foto es del día 29-7-2013 en la JMJ de Brasil

20 marzo 2014

Los tres árboles de una colina

Es un cuento para escuchar y luego reflexionar pues la imaginación se transporta de forma bellísima por los montes, los mares y las montañas pero en el entorno de la vida, pasión y cruz de Nuestro Señor Jesucristo. A mi me lo leyeron en una charla de amigas, y todas quedamos impactadas. Es un cuento que también pueden escuchar los niños que ya lean cuentos, hasta los más mayores o mayorísimos de la casa. No se conoce su autor de forma nítida, pero ha dado pie a la reflexión durante siglos, pues lo que sí se sabe es que es antiguo.

Y como estamos en Cuaresma, en un plan apostólico, también se puede organizar una merienda caprichosa, y la que tenga mejor voz o entonación que lo lea. Ya veréis que buen debate se produce.

“Había una vez tres árboles en una colina de un bosque. Hablaban acerca de sus sueños y esperanzas. El primero dijo: "Algún día seré un cofre de tesoros. Estaré lleno de oro, plata y piedras preciosas. Estaré decorado con labrados artísticos y tallados finos; todos verán mi belleza". El segundo árbol dijo, "Algún día seré una poderosa embarcación. Llevare los más grandes reyes y reinas a través de los océanos, e iré a todos los rincones del mundo. Todos se sentirán seguros por mi fortaleza, fuerza y mi poderoso casco". Finalmente el tercer árbol dijo: " Yo quiero crecer para ser el más recto y grande de todos los árboles en el bosque. La gente me verá en la cima de la colina, mirará mis poderosas ramas y pensaran en el Dios de los cielos, y cuan cerca estoy de alcanzarlo. Seré el más grande árbol de todos los tiempos y la gente siempre me recordará". 

Después de unos años de que los árboles se hablaron contándose sus sueños y a la espera de que estos se convirtiesen en realidad, un grupo de leñadores vino donde estaban los árboles. Cuando uno vió al primer árbol dijo: "Este parece un árbol fuerte, creo que podría vender su madera a un carpintero", y comenzó a cortarlo. El árbol estaba muy feliz debido a que sabía que el carpintero podría convertirlo en un cofre para tesoros. El otro leñador, mientras observaba al segundo árbol dijo: "Parece un árbol fuerte, creo que lo podré vender al carpintero del puerto". El segundo árbol se puso muy feliz porque sabía que estaba en camino a convertirse en una poderosa embarcación. El ultimo leñador se acercó al tercer árbol; este estaba muy asustado, pues sabía que si lo cortaban, su sueño nunca se volvería realidad, al no poder crecer más. El leñador dijo entonces: "No necesito nada especial del árbol que corte, así que tomaré éste". Y cortó al tercer árbol.

         Cuando el primer árbol llegó donde el carpintero, fue convertido en un cajón de comida para animales, fue puesto en un portal y llenado con paja. Se sintió muy mal, pues eso no era por lo que tanto había soñado. El segundo árbol fue cortado y convertido en una pequeña balsa de pesca, ni siquiera lo suficientemente grande para navegar en el mar, y fue puesto en un lago. Y vio como sus sueños de ser una gran embarcación cargando reyes había llegado a su final. El tercer árbol fue cortado en largas y pesadas tablas y dejado en la oscuridad de una bodega. Años más tarde, los árboles olvidaron sus sueños y esperanzas de las que tanto habían hablado y soñado.

Entonces un día un hombre y una mujer llegaron al portal. Ella dio a luz un niño, y lo colocó en la paja que había dentro del cajón en que fue transformado el primer árbol. El hombre deseaba haber podido tener una cuna para su bebé, pero este cajón debería serlo. El árbol sintió la importancia de este acontecimiento y supo que había contenido el más grande tesoro de la historia. Años más tarde, un grupo de hombres entraron en la balsa en la cual habían convertido al segundo árbol. Uno de ellos estaba cansado y se durmió en la barca. Mientras ellos estaban en el agua una gran tormenta se desató y el árbol pensó que no sería lo suficientemente fuerte para salvar a los hombres. Los hombres despertaron al que dormía, éste se levantó y dijo con voz potente: “¡Calma! Quédate quieto", y la tormenta y las olas se detuvieron. En ese momento el segundo árbol se dio cuenta de que había llevado al Rey de Reyes y Señor de Señores. Finalmente, un tiempo después alguien vino y tomó al tercer árbol convertido en tablas. 

Fue cargado por las calles al mismo tiempo que la gente escupía, insultaba y golpeaba al Hombre que lo cargaba. Se detuvieron en una pequeña colina y el Hombre fue clavado al árbol y levantado para morir en la cima de la colina. Cuando llegó el domingo, el tercer árbol se dio cuenta de que él fue lo suficientemente fuerte para permanecer erguido en la cima de la colina, y estar tan cerca de Dios como nunca, porque Jesús había sido crucificado en él. Y desde ese momento, la gente siempre lo iba a recordar.”