24 febrero 2015

La gran seducción

Es el título de la película que interpreta el conocido actor irlandés Brendan Gleeson. El guión se desarrolla en un pequeño pueblo de pescadores del norte de Canadá. A pesar de que sus habitantes durante siglos han vivido de la pesca, ahora se han quedado sin trabajo, sin dejar de tener todo el mar ante sus ojos. Aunque en la película no se entra en los detalles o en los motivos de la crisis laboral, lo que sí queda claro es que sus habitantes lo que quieren es trabajar. Son hombres sencillos, fuertes, valientes, con poca preparación para poder aprender otro oficio, pero tienen sentido común y saben lo que quieren. Es muy ingenioso comprobar de lo que son capaces para conseguir un elemento clave para salir de la crisis: Que el pueblo tenga un médico, pues es el profesional indispensable para que se instale una nueva empresa que podría proponerles trabajo.

En esta ambientación, llena de contrastes, lo que salvará la situación son las familias del pueblo. Uno a uno, ellos y ellas, con buen humor y sin demasiadas objeciones, traman un plan para alcanzar su fin. Las esposas de los pescadores, o sus viudas, asumen funciones cada una según sus conocimientos y capacidades, no en vano allí lejos de la gran ciudad, la mujer sabe coser y cocinar lo suficiente como para sacar de apuros cualquier situación que requiera el protagonismo doméstico. El reciclaje de objetos es de una maestría excelente, pues no hay dinero para ingeniarse las cosas de otra manera. Y los jóvenes son la esperanza de que la familia continúe, como ha sido siempre, también en el film.


Así que la película La gran seducción (Canadá, 2013) es una comedia muy recomendable, incluso los pocos suspiros de amor que se oyen en la noche marinera, despiertan una dulce sonrisa en el espectador.