31 agosto 2014

El Matrimonio en Europa

Recientemente el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo ha dictado una sentencia en contra de la petición de un ciudadano de la Unión Europea, perteneciente a Finlandia, relativo a su matrimonio. Por lo que hemos leído en las noticias que se publicaron, especialmente en Infocatolica  se trataba de la acusación de un hombre al estado finlandés que quería que su país le reconociera el cambio de sexo, petición que se le había denegado por estar casado válidamente con una mujer. 

Las argumentaciones jurídicas tenían origen en que en Finlandia no están reconocidas las uniones jurídicas entre homosexuales, y el demandante pedía el amparo del Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo.

¿Y qué dice el Convenio Europeo de Derechos Humanos para haberle denegado dicha petición? En su artículo 12, titulado Derecho a contraer matrimonio establece lo siguiente: A partir de la edad núbil, el hombre y la mujer tienen derecho a casarse y a fundar una familia según las leyes nacionales que rijan el ejercicio de este derecho.

Ahí está el asunto…. Según las leyes nacionales del país. ¡Un bravo por Finlandia! Claro está que esta petición en España se hubiera resuelto de otra manera, pues las normativas sobre el matrimonio están muy devaluadas.

No obstante, y sin entrar en el tema jurídico, lo preocupante no es la resolución jurídica en si misma, a favor o en contra. En lo que quiero centrarme es en lo que ocurrió antes de todo, lo que les ocurrió a aquellos cónyuges: ¿Qué pasó en ese Matrimonio que al momento de casarse, a ella le gustaba un hombre varón y al cabo de los años le gusta un hombre con apariencia de mujer. ¿Qué le pasó a aquel hombre varón, que durante el matrimonio despreció su sexo y quiso tenerlo como el de su esposa?. Los dos habían perdido el norte, y se retroalimentaron en esos cambios gravísimos ¿ Qué ocurrió ?. Solo se hacerme preguntas sin respuestas, de momento. ¿Y tu?

26 agosto 2014

Entre vascos y andaluces

El cine español ha subido de categoría al hacer una buena película de bajo presupuesto, cómica y simpática. Rompe, con buen humor, diversos esteriotipos de los vascos y de los andaluces. Se nos han explayado los pulmones de lo que nos hemos reído. Me refiero, por supuesto, a la muy comentada y taquillera Ocho apellidos vascos. El guión clásico de chico busca chica, chica y chico se encuentran, y chico y chica se aman (o no) es muy normal en el cine, y en esta película también. El peso de la familia y la amistad tienen un papel muy importante.

Y aunque se haya pasado por alto, o patinando sobre la cabeza y el corazón de muchas personas, el sacerdote católico que tiene un papel significativo, hace lo que tiene que hacer cuando ejerce su ministerio. Se trata de escenas cortas, pero lo suficiente para haber hecho algo insultante o haber hecho algo como ¡Dios manda! como en Ocho apellidos vascos. El cura prepara a unos que se quieren casar, les dice que se confiesen, y el que se confiesa de los dos es el que practica. A pesar de las muchas cosas que se confiesa y que son además materia adecuada, el sacerdote guarda el sigilo de la confesión. Y a la hora de casar a unos que se ven en la obligación de casarse, hace lo que tiene que hacer. ¡Muy bien!


Ni todos los vascos son terroristas ni todos los andaluces no quieren saber nada de los vascos. En esta película, no hay lágrimas, no hay cosas raras, ni fantasmas. Pero cuando el amor llama a la puerta, no importan los orígenes ni las distancias, aunque se trate de recorrer más 900 kilómetros, que es lo que separa Sevilla del País Vasco.

24 agosto 2014

El récord Guinness del Matrimonio


Una visita casi obligada en Dublín, capital de Irlanda, es recorrer la fábrica de la cerveza Guinness, donde el arpa de Irlanda es un identificativo. Es un entretenimiento asegurado, y durante varias horas. El edificio de la fábrica que pueden visitar los turistas es de siete plantas. Es evidente que explican cómo se fabrica la cerveza, desde sus inicios hasta los cambios de hoy en día, pero es más que eso. La séptima planta es circular, desde la cual puede verse toda la ciudad de Dublín, sobre todo en un día claro y soleado, con una pinta de cerveza en la mano, incluida en la entrada. Toda la visita resulta hasta interesante, incluso puedes obtener un certificado de servir la cerveza con destreza. También te explican quien fue el primer Sr. Arthur Guinness pues la cerveza más famosa del mundo la pensó y la hizo un irlandés, y de ahí nacieron también las anotaciones curiosas de cómo beber o servir mejor la cerveza y pequeñas curiosidades cerveceras, hasta convertirse (al cabo de muchos años) esos tipos de récords en los ya famosos Récords Guinness, que normalmente son de cosas pocos habituales. Como es el caso del matrimonio norteamericano de Zelmyra y Herbert Fischer que duró 87 años, batiendo el récord Guinness del matrimonio más longevo del mundo.

Cuesta entender que haya sido así, ¿verdad? Fueron 87 años de matrimonio hasta que la muerte los separó, cuando Herbert murió a la edad de 105 años! Y el mejor legado: 5 hijos, 10 nietos, 9 bisnietos y 1 tataranieto, aun estando vivos. Dios bendito!


La noticia que enlazamos hoy es una entrevista, publicada en Religionenlibertad, que les hicieron siendo ya Récord Guinness, la cual recoge con sencillez unos consejos de oro para llevar el matrimonio hasta el último aliento.

* La foto es de mi viaje a Irlanda, julio 2014

20 agosto 2014

Irlanda es católica

Los distintivos de un país, aquellos más conocidos, siempre significan algo importante del pasado o del presente de aquel territorio. La costumbre de un pueblo a lo largo de los siglos tiene esos referentes propios que  en el patriotismo colectivo o de cada uno, no se desprecian. Irlanda tiene varios, entre ellos el arpa (que tiene una historia muy interesante y que preside la moneda del euro) y el trébol.

El trébol es muy común a lo largo ancho y largo de toda la isla, pues mayoritariamente está llena de pastos magníficos, fuente de riqueza para la producción ganadera y sus derivados. Las abundantes lluvias regeneran constantemente estos pastos verdes y brillantes. Estas hojitas verdes tan pequeñitas y que gustan a todos animales que se alimentan en los prados, fue un objeto que utilizó san Patricio para evangelizar Irlanda.

A veces resulta muy difícil entender el misterio de la Santísima de Trinidad, dogma de fe para la religión católica, pues creemos en un solo Dios, de tres personas distintas Padre, Hijo y Espíritu Santo y que conforman la Santísima Trinidad. ¿Cómo pudo hacerse entender san Patricio a personas sencillas del campo en su evangelización por Irlanda, sin medios materiales? San Patricio, iluminado por el Espíritu Santo, cogía un trébol que siempre tiene tres hojitas y les decía que cada hojita era una de las tres personas de la Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y cogiendo el trébol por el tallo les decía que las tres personas eran una sola entidad, como lo era aquel trébol. Por otra parte, a aquellos hombres y mujeres paganos que adoraban al sol, fuente a su vez de riqueza natural, tampoco san Patricio les defraudó, pues incrustó el sol en la cruz y así vemos como la cruz de Cristo irlandesa tiene esa peculiaridad. De esta manera sencilla pero inteligente, sin despreciar las costumbres o los elementos propios de un país,  san Patricio evangelizó Irlanda, y luego sus enseñanzas se llevaron a Estados Unidos, lugar al que llegaron muchísimos irlandeses de pocos bienes o ganancias, víctimas de la prisión y de la hambruna, siendo san Patricio quien preside la catedral de Nueva York.



Por otra parte, en Irlanda, católica en un 90%, no tienes ningún problema para acudir a la iglesia los domingos a cumplir el precepto dominical. Si la costumbre de ir a misa es diaria, te sorprenderás al comprobar, incluso en verano, la variedad de horarios de misas que se celebran a lo largo del día, teniendo en cuenta que sus costumbres horarias son diferentes a las nuestras. Y en cuanto aquellos recuerdos o souvenirs que nos podemos traer de aquel verde país, encontraremos que en las camisetas, sudaderas, platitos, cositas, tonterías…etc., casi siempre hay tréboles! (o arpas) y algunos para darle un toque contrario es de cuatro hojas… llamándole el trébol de la suerte. Pero la mejor suerte es la de ver a Dios a través de un trébol. 

*Las fotos son de mi viaje a Irlanda, julio 2014

18 agosto 2014

Casarse es una adivinanza

"Por ti me casaré
es evidente
y contigo, claro está, me casaré

Por ti me casaré
por tu carácter
que me gusta hasta morir no sé por qué
y eso me da más miedo que vergüenza
porque casarse es una adivinanza
Por ti me casaré
por tu sonrisa
porque estás casi tan loca como yo
y tenemos en común más de un millón de cosas
Por ti me casaré
por ejemplo que los odiamos las promesas
pero yo seré tu esposo, tú serás mi esposa
y yo prometeré
que te querré
y tú también prometerás
que me querrás
con tanto miedo
que cruzarás los dedos
Por ti me casaré
una cuestión de piel
firmaremos nuestro amor en un papel
y pobre del que se ría
es un estúpido (lo sabe)
no comprende que el amor es simpatía
porque nuestro matrimonio es mucho más que un pacto
Por ti me casaré
y al final seguro que todo será perfecto
Por ti me casaré
Aunque somos diferentes somos casi exactos
y yo prometeré
que te querré
y tú también prometerás
que me querrás
hasta la muerte
todo es cuestión de suerte
suerte
por ti me casaré
cuando te encuentre
cuando sepa dónde estás, quién eres tú."

Eros Ramazzotti

Canción Por ti me casaré de Eros Ramazzotti


16 agosto 2014

El precio a pagar

Este es el título de un libro que relata una historia trepidante, real, atrayente, angustiosa…. Que se lee en poco tiempo y es muy recomendable. A parte de estos calificativos apasionantes, realmente el relato de Joseph Fadelle es subyugante, sobre todo para los tiempos actuales pues se trata de cómo sucedió la conversión al catolicismo de un musulmán chiita del Irak de hace más de unas dos décadas, donde también entonces estaba prohibido el proselitismo cristiano, y cualquier conversión al cristianismo tenía que haber supuesto que un cristiano, o más, habían contra venido las normas. Además suponía ponerse literalmente en peligro de muerte tanto el proselitista, sus familiares y las personas cercanas. Sabiendo esto, y a pesar de esto, Fadelle encontró a Dios en medio del desierto y la guerra, de la mano de un católico valiente, y luchó a base de muchísima oración para poder alcanzar la fe de Cristo y el alimento de vida eterna.

Pero en esta aventura de la fe, Fadelle no estaba solo. Su esposa también era musulmana, y los hijos de ambos, por imposición del patriarca de la familia a la cual pertenecía Fadelle también habían de ser musulmanes. Las persecuciones que relata fueron intensivas y agobiantes hasta poder conseguir abrazar la cruz.

Hace unos años conocimos esta historia y sabíamos que entonces Fadelle y su familia estaban en Francia habiendo adquirido la nacionalidad francesa, y que muchos otros chiitas se habían convertido. No obstante, Fadelle sabía que al hacer pública su historia pasaría a estar perseguido de muerte, y como él mismo dice “En cualquier momento me van a matar”.

La historia de esta conversión ha retomado actualidad ante la sangrante persecución contra los cristianos que se está debatiendo en Irak, país al cual irá de nuevo el cardenal Filoni en el próximo mes de septiembre de 2014, para llevar a los cristianos el apoyo espiritual de parte del santo padre Francisco.  


11 agosto 2014

Los Rayan de Irlanda

Recorrer Irlanda es contemplar muchos de los parajes utilizados como escenarios de películas muy conocidas. Hoy quiero referirme a La hija de Rayan (Ryan's Daughter, USA 1970) que se rodó al suroeste de la isla y donde todavía hoy podemos visitar los restos de los exteriores de la casa - escuela donde vivían la hija de Rayan, Rous, (Sarah Miles) y su esposo Charles, el profesor (Robert Mitchum). Ella es la hija del tabernero del pueblo, el Sr. Rayan, un hombre que intenta hacerse valer a base de dar a todos su confianza sin embargo se encuentra en una situación azarosa, entre apoyar a las tropas británicas que ocupan la isla en nombre de la Reina o ponerse cercano a uno de los grupos violentos que quiere derribar con las armas a todo un ejército británico, en una Irlanda del año 1916.

Mientras estos acontecimientos van evolucionando, y de los que la hija de
Rayan no quiere saber nada, Rous desea conocer algo nuevo que ni ella misma sabe definir pero que tiene claro que más allá de los acantilados, los vientos y las mareas hay algo mejor. Espera con ansia el retorno de Dublín de Charles del cual cree estar enamorada. Charles es un hombre maduro y sosegado, y en principio no quiere casarse con ella pero la seducción de Rous es cautivadora. El enlace se celebra en la iglesia del pueblo y a continuación se organiza una gran fiesta. Entre bailes y cervezas, todos los invitados esperan el momento en el que los novios se retiran a la consumación de su noche de bodas. Un tiempo después, llega al pueblo un oficial británico, herido en batalla, con el fin de recuperarse de sus lesiones. Cuando Rous lo conoce, siente una pasión irrefrenable por el oficial, poniendo en grave peligro su matrimonio.


En todo el desarrollo del guión juega un papel importante el sacerdote católico (Trevor Howard) que intenta hacer razonar a cada uno de los habitantes del pueblo y a la propia Rous, antes de casarse y en sus devaneos posteriores, resultando un punto de inflexión hasta la última escena del film. El otro personaje a destacar es un hombre de aspecto despreciable, mudo, cojo, sucio y aparentemente tonto, pero que se da cuenta de todo aunque la mayoría el pueblo se burle de él. Todos los exteriores de la película son de Irlanda pero en la realidad unos parajes y otros están a muchos kilómetros de distancia, como los agrestes acantilados de Moher, que pueden verse en las primeras escenas del film.

* Las fotos las realicé en mis vacaciones en Irlanda, julio de 2014.