23 diciembre 2021

Nosotros felicitamos la Navidad

 

Queridos y queridas seguidores de este blog, os escribo esta felicitación tan especial de este año 2021, 


Sea cual sea lo que haya pasado y pasará, en Nochebuena celebramos el aniversario del hecho histórico del Nacimiento de Jesús. Él quiso entrar en nuestra historia y lo celebramos con júbilo y alegría. Quizás nos caerán lágrimas de soledad o quizás no, porque la vida ha sido generosa de amor y de paz. Pero la Navidad ni se apaga ni se olvida, pues a todos nos va bien.

Feliz Navidad para todos. Isabelita

21 noviembre 2021

Qué hacemos con nuestros difuntos

 

En todas partes del mundo, cada civilización, cada religión, cada costumbre en el paganismo… hace y dispone sobre los difuntos. Aquello de que descansen en paz es ciertamente difícil de entender en muchas ocasiones. Gracias a Dios, por muy difícil que se lo pongamos a Dios, se producirá la Resurrección de los Muertos y la Vida Eterna. Amén.

Sin embargo, debido a la multiplicación de posibilidades de lo que los vivos hacemos con nuestros difuntos, es necesario recordar a los cristianos una serie de indicaciones que nuestra Madre la Iglesia, dispuso y dispone para los restos mortales de nuestros difuntos.

Teniendo en cuenta las diversas posibilidades que nos ofrece el mercado funerario de hoy, los cristianos debemos saber lo que debemos hacer, y actuar con serenidad y calma, aunque nuestro difunto haya dispuesto otra cosa, pero si somos personas de fe, no hemos de temer por el hecho de hacer las cosas como Dios quiere y manda.


La cremación está de moda, y llevarse las cenizas a casa también. Se piensa en un principio que el ahorro del cementerio es importante, o que lo pague otro, o mil cosas más. Sin embargo, es una moda de las religiones o de los paganismos que no creen en un Dios Padre, ni en la Redención de Nuestro Señor Jesucristo, ni el éxtasis resultante del Espíritu Santo. Hacer un altar en casa y venerar las cenizas no lo hacemos los cristianos practicantes. Nosotros veneramos a los santos, a la Comunión de los Santos, y por encima de todo a la Virgen Santísima. Y solo a Dios adoramos, en el Santísimo Sacramento del Altar.

No es de recibo tirar las cenizas a un monte, o desde lo alto de la montaña más alta, o a un río, al mar, o en el puerto donde tenía la barca el difunto. Los muertos, aunque se hayan convertido en cenizas deben respetarse. Tampoco es de recibo compra un “Kit de cenizas”, que incluye unos minúsculos embudo, tornillo y destornillador para introducir en un colgante, anillo o pulsera un poco de la ceniza de nuestra persona amada. O convertir las cenizas en carbono puro para hacer una joya impactante. No.

Tengamos paz. Los vivos no hemos de dar trabajo con nuestros caprichos a los que nos sobrevivan. Tanto en un ataúd como en una vasija de cenizas, ¡enterremos a los muertos en los cementerios o en las iglesias! Actualmente, siguiendo una tradición muy antigua de la Iglesia Universal, muchas parroquias católicas están ofreciendo columbarios en su interior, aquellas que son grandes tienen más facilidades para construirlos, pues la Iglesia Católica no rechaza la cremación, por lo que ofrece en muchas iglesias esta posibilidad del columbario.

Estamos en el mes de noviembre, todavía. Un mes muy especial para rezar por nuestros fieles difuntos, incluso por aquellos que tuvieron una despedida pagana, o, como ahora se dice, civil. Dios nos juzgará por el amor, y con amor misericordioso.

 


 ¿Y qué ha dispuesto la Iglesia?

CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

Instrucción Ad resurgendum cum Christo
acerca de la sepultura de los difuntos
y la conservación de las cenizas en caso de cremación

 

1. Para resucitar con Cristo, es necesario morir con Cristo, es necesario «dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor» (2 Co 5, 8). Con la Instrucción Piam et constantem del 5 de julio de 1963, el entonces Santo Oficio, estableció que «la Iglesia aconseja vivamente la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos», pero agregó que la cremación no es «contraria a ninguna verdad natural o sobrenatural» y que no se les negaran los sacramentos y los funerales a los que habían solicitado ser cremados, siempre que esta opción no obedezca a la «negación de los dogmas cristianos o por odio contra la religión católica y la Iglesia»[1]. Este cambio de la disciplina eclesiástica ha sido incorporado en el Código de Derecho Canónico (1983) y en el Código de Cánones de las Iglesias Orientales (1990).

Mientras tanto, la práctica de la cremación se ha difundido notablemente en muchos países, pero al mismo tiempo también se han propagado nuevas ideas en desacuerdo con la fe de la Iglesia. Después de haber debidamente escuchado a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el Consejo Pontificio para los Textos Legislativos y muchas Conferencias Episcopales y Sínodos de los Obispos de las Iglesias Orientales, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha considerado conveniente la publicación de una nueva Instrucción, con el fin de reafirmar las razones doctrinales y pastorales para la preferencia de la sepultura de los cuerpos y de emanar normas relativas a la conservación de las cenizas en el caso de la cremación.

2. La resurrección de Jesús es la verdad culminante de la fe cristiana, predicada como una parte esencial del Misterio pascual desde los orígenes del cristianismo: «Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce» (1 Co 15,3-5).

Por su muerte y resurrección, Cristo nos libera del pecado y nos da acceso a una nueva vida: «a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos… también nosotros vivamos una nueva vida» (Rm 6,4). Además, el Cristo resucitado es principio y fuente de nuestra resurrección futura: «Cristo resucitó de entre los muertos, como primicia de los que durmieron… del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo» (1 Co 15, 20-22).

Si es verdad que Cristo nos resucitará en el último día, también lo es, en cierto modo, que nosotros ya hemos resucitado con Cristo. En el Bautismo, de hecho, hemos sido sumergidos en la muerte y resurrección de Cristo y asimilados sacramentalmente a él: «Sepultados con él en el bautismo, con él habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que le resucitó de entre los muertos»(Col 2, 12). Unidos a Cristo por el Bautismo, los creyentes participan ya realmente en la vida celestial de Cristo resucitado (cf. Ef 2, 6).

Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un sentido positivo. La visión cristiana de la muerte se expresa de modo privilegiado en la liturgia de la Iglesia: «La vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma: y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquirimos una mansión eterna en el cielo»[2]. Por la muerte, el alma se separa del cuerpo, pero en la resurrección Dios devolverá la vida incorruptible a nuestro cuerpo transformado, reuniéndolo con nuestra alma. También en nuestros días, la Iglesia está llamada a anunciar la fe en la resurrección: «La resurrección de los muertos es esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella»[3].

3. Siguiendo la antiquísima tradición cristiana, la Iglesia recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados[4].

En la memoria de la muerte, sepultura y resurrección del Señor, misterio a la luz del cual se manifiesta el sentido cristiano de la muerte[5], la inhumación es en primer lugar la forma más adecuada para expresar la fe y la esperanza en la resurrección corporal[6].

La Iglesia, como madre acompaña al cristiano durante su peregrinación terrena, ofrece al Padre, en Cristo, el hijo de su gracia, y entregará sus restos mortales a la tierra con la esperanza de que resucitará en la gloria[7].

Enterrando los cuerpos de los fieles difuntos, la Iglesia confirma su fe en la resurrección de la carne[8], y pone de relieve la alta dignidad del cuerpo humano como parte integrante de la persona con la cual el cuerpo comparte la historia[9]. No puede permitir, por lo tanto, actitudes y rituales que impliquen conceptos erróneos de la muerte, considerada como anulación definitiva de la persona, o como momento de fusión con la Madre naturaleza o con el universo, o como una etapa en el proceso de re-encarnación, o como la liberación definitiva de la “prisión” del cuerpo.

Además, la sepultura en los cementerios u otros lugares sagrados responde adecuadamente a la compasión y el respeto debido a los cuerpos de los fieles difuntos, que mediante el Bautismo se han convertido en templo del Espíritu Santo y de los cuales, «como herramientas y vasos, se ha servido piadosamente el Espíritu para llevar a cabo muchas obras buenas»[10].

Tobías el justo es elogiado por los méritos adquiridos ante Dios por haber sepultado a los muertos[11], y la Iglesia considera la sepultura de los muertos como una obra de misericordia corporal[12].

Por último, la sepultura de los cuerpos de los fieles difuntos en los cementerios u otros lugares sagrados favorece el recuerdo y la oración por los difuntos por parte de los familiares y de toda la comunidad cristiana, y la veneración de los mártires y santos.

Mediante la sepultura de los cuerpos en los cementerios, en las iglesias o en las áreas a ellos dedicadas, la tradición cristiana ha custodiado la comunión entre los vivos y los muertos, y se ha opuesto a la tendencia a ocultar o privatizar el evento de la muerte y el significado que tiene para los cristianos.

4. Cuando razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación, ésta no debe ser contraria a la voluntad expresa o razonablemente presunta del fiel difunto, la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo[13].

La Iglesia sigue prefiriendo la sepultura de los cuerpos, porque con ella se demuestra un mayor aprecio por los difuntos; sin embargo, la cremación no está prohibida, «a no ser que haya sido elegida por razones contrarias a la doctrina cristiana»[14].

En ausencia de razones contrarias a la doctrina cristiana, la Iglesia, después de la celebración de las exequias, acompaña la cremación con especiales indicaciones litúrgicas y pastorales, teniendo un cuidado particular para evitar cualquier tipo de escándalo o indiferencia religiosa.

5. Si por razones legítimas se opta por la cremación del cadáver, las cenizas del difunto, por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente.

Desde el principio, los cristianos han deseado que sus difuntos fueran objeto de oraciones y recuerdo de parte de la comunidad cristiana. Sus tumbas se convirtieron en lugares de oración, recuerdo y reflexión. Los fieles difuntos son parte de la Iglesia, que cree en la comunión «de los que peregrinan en la tierra, de los que se purifican después de muertos y de los que gozan de la bienaventuranza celeste, y que todos se unen en una sola Iglesia»[15].

La conservación de las cenizas en un lugar sagrado puede ayudar a reducir el riesgo de sustraer a los difuntos de la oración y el recuerdo de los familiares y de la comunidad cristiana. Así, además, se evita la posibilidad de olvido, falta de respeto y malos tratos, que pueden sobrevenir sobre todo una vez pasada la primera generación, así como prácticas inconvenientes o supersticiosas.

6. Por las razones mencionadas anteriormente, no está permitida la conservación de las cenizas en el hogar. Sólo en casos de graves y excepcionales circunstancias, dependiendo de las condiciones culturales de carácter local, el Ordinario, de acuerdo con la Conferencia Episcopal o con el Sínodo de los Obispos de las Iglesias Orientales, puede conceder el permiso para conservar las cenizas en el hogar. Las cenizas, sin embargo, no pueden ser divididas entre los diferentes núcleos familiares y se les debe asegurar respeto y condiciones adecuadas de conservación.

7. Para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no sea permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma, o la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos, teniendo en cuenta que para estas formas de proceder no se pueden invocar razones higiénicas, sociales o económicas que pueden motivar la opción de la cremación.

8. En el caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se le han de negar las exequias, de acuerdo con la norma del derecho[16].

El Sumo Pontífice Francisco, en audiencia concedida al infrascrito Cardenal Prefecto el 18 de marzo de 2016, ha aprobado la presente Instrucción, decidida en la Sesión Ordinaria de esta Congregación el 2 de marzo de 2016, y ha ordenado su publicación.

Roma, de la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 15 de agosto de 2016, Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.

Gerhard Card. Müller Prefecto +Luis F. Ladaria, S.I.
Arzobispo titular de Thibica
Secretario

 

 

29 octubre 2021

No queremos anuncios de Ideología de Género

 Queridos lectores y detractores, durante unas semanas este blog ha estado de alta en la selección automática de anuncios automatizados que, según Google para Blogger, tiene preestablecido para un tipo de blog como el nuestro dimematrimonio.com

Te seducen con el hecho material de que ganarás dinero… En breve tiempo, hemos observado que ese reclamo es una camama. Además, este gancho es un canal para infectar todavía más las redes de sociales de ideología de género, con el fin último de que la sociedad se componga de seres de sexo indefinido, destruyendo las raíces humanas naturales, para que adopten ese sexo por inventar. Nos hemos enfadado. Nos hemos dado de baja. No queremos contribuir al favorecimiento de la ideología de género.


He denunciado los anuncios firmados por susodichas ONG. Lo único que les preocupa son las relaciones sexuales entre hombres con hombres y mujeres con mujeres, en muchos países de AFRICA. Sin embargo, téngase en cuenta que el índice de mortandad por el Covid 19 es altísimo en África, porque la vacunación apenas llega a un 20%. Y esto en números globales, ¿Por qué no denuncian la ausencia del derecho a vacunarse?

La homosexualidad es anterior al Diluvio Universal, por lo tanto, no hay nada por descubrir. Estoy convencida de que a Amnistía Internacional (uno de los anunciantes) le importa bien poco los problemas que tengan los homosexuales, lo que les interesa es obedecer a las consignas del Nuevo Orden Mundial, el cual es mucho más nocivo para la sociedad que el comunismo, hemos de tenerlo claro. Desde hace muchos años están haciendo limpieza de seres humanos a través del aborto libre y de la eutanasia, y ahora utilizan la homosexualidad como herramienta para conseguir sus objetivos.

Como decía un amigo mío “Aviso a navegantes”.

 

22 octubre 2021

Matrimonio: Camino divino

 La Iglesia de Santa María de Montalegre está situada en el barrio del Raval de Barcelona, la cual se construyó a principios del siglo XX y toda ella, tanto su exterior como su interior, consta en el catálogo de la Ciudad como Patrimonio Histórico de Barcelona. Actualmente está en obras de rehabilitación, pero sigue celebrándose el culto, a pesar del andamiaje y otros objetos y máquinas utilizados en la construcción. Es significativa la gran grúa azul que la corona.



Y digo esto, porque el rector de Montalegre siguiendo las propuestas del Papa Francisco sobre el Año de San José y el Año de las Familias, dedica el editorial mensual a estos temas sugeridos.

El editorial correspondiente al mes de octubre de 2021 me viene como anillo al dedo para publicarlo tal cual en este blog. Por ello, el rector atendiendo a mi petición y dado su permiso, lo publico íntegramente. Al pie, indico el link donde consta publicado inicialmente, así como muchas otras cosas de interés que se publican en la web de Montalegre.

 

"Matrimonio: Camino divino

El amor humano, que conduce al matrimonio y a la familia, es un camino divino, vocacional, maravilloso, cauce para una completa dedicación a nuestro Dios. Cuando un hombre y una mujer se entregan mutuamente en un acto de donación plena manifestado ante Dios, la Iglesia y la sociedad emprenden un camino de santidad que les debería conducir al encuentro definitivo con Dios, es decir, al cielo.

El matrimonio y la familia son una vocación divina, una llamada a vivir la vida de la gracia en plenitud. Dios llama a muchos bautizados a la vida matrimonial. De ahí que los esposos pueden afirmar con certeza que su unión esponsal es un camino divino, querido por Dios desde el mismo instante de la Creación del hombre y la mujer.

Con la venida al mundo del Hijo de Dios, además, el matrimonio ha sido elevado a sacramento, santificando la vida matrimonial y familiar. El Señor otorga a los esposos la gracia necesaria para que, juntos, recorran el camino que conduce a la vida eterna.

Cristo ha hecho del matrimonio un camino divino de santidad, para encontrar a Dios en medio de las ocupaciones diarias, de la familia y del trabajo, para situar la amistad, las alegrías y las penas –porque no hay cristianismo sin Cruz–, y las mil pequeñas cosas del hogar en el nivel eterno del amor.

La vida matrimonial y familiar no es instalarse en una existencia segura y cómoda, sino dedicarse el uno al otro y dedicar tiempo generosamente a los demás miembros de la familia, comenzando por la educación de los hijos, para abrirse, a continuación, a los amigos, a otras familias, y especialmente a los más necesitados. Pidamos a Nuestra Señora del Rosario por la santidad de la Familia.

Mn. Xavier Argelich "

 Editorial, Matrimonio: Camino Divino. Web de Montalegre

18 octubre 2021

En el matrimonio, crímenes por aburrimiento

 No es recomendable la serie canadiense FELIZMENTE CASADOS (Canadá 2020 C’est comme ça que je t’aime) pues es amoral, frívola y guarra. Sin embargo, quiero destacar de ella muchas cosas. En primer lugar, me gustaría pensar que el relato y la puesta en escena pretende explicar el cómo desde el seno de una familia se puede iniciar una estructura de pecado a la que se unen otras y variadas personas en el breve tiempo en que los hijos menores de dos matrimonios disfrutan de unas vacaciones de verano.


Ellos y ellas se aburren, sus pensamientos elaboran todo tipo de actos y acciones dignas de ejemplo para cada uno de los Siete pecados Capitales (soberbia, ira, avaricia, lujuria, gula, envidia, pereza) a base de cometer todo tipo de delitos y crímenes, por lo que infringen hasta lo más hondo Los 10 Diez Mandamientos de la Ley de Dios, y no solo los de la Iglesia Católica, sino también sus equivalentes en el derecho penal de países civilizados.

Uno ya sabe quién es el director, François Létourneau, pero sin duda es un fiel interesado de Tuenti Tarantino, todo con un toque de humor y mucha sangre también.

Tenemos a Huguet que siente deseos de matar a su marido, a partir de ese deseo acaba la serie con más de 18 asesinatos, contados. Tenemos también todos los pecados contra el matrimonio, promiscuidad, fornicación, enamoramientos a lo cupido, intercambios de pareja, homosexualidad, etc. Beben y se drogan, unos más que otros. Muchos de los personajes visten bañador, bikini, calzoncillos, camisón o sin camisa, pero como la historia se desarrolla en verano ¡en Quebec hace mucho calor!

Tienen pasión por una piscina de plástico instalada en el jardín de uno de los matrimonios. Ella es muy protagonista, pero acaba llena de heces humanas. También roban joyas por impulso, extorsionan, mienten, con todo ello se divierten. Al final, alguien con un resto de conciencia propone volver a la vida anterior que llevaban, solo quince días atrás.

En fin, podemos sugerir que si se visualiza se ha de ver con sentido crítico, e incluso como un ejercicio práctico para entender que, en el seno de un matrimonio, incluso por aburrimiento, se pueden cometer los peores crímenes. Nadie está fuera de las tentaciones del demonio.

06 octubre 2021

Vamos a rezar para salvar vidas

 Alrededor de estas fechas, los medios de comunicación suelen mostrar las informaciones estadísticas sobre el aumento de divorcios en España, en el año anterior. Pero este año 2021, marcado por las noticias de la pandemia y las vacunaciones, el fin de la guerra -por derrota- al cabo de 20 años de contiendas y muertes en IRAK, y ahora la erupción del volcán de la isla canaria de La Palma, hemos visto que en los informativos centrales poco se ha hablado o nada de esta circunstancia.

Los titulares son poco alentadores pues los matrimonios están más o menos igualados a las cifras de divorcios. No obstante, son cifras que muestran que el confinamiento no ha permitido moverse de otra manera. Me gustaría poder añadir cuántos matrimonios han visto roto el vínculo por defunción de uno de los cónyuges. ¡Creo que temblaríamos!

Las cifras que hemos leído son: 80.015 divorcios, separaciones y nulidades (-16%) frente a solo 90.416 matrimonios (-45,71%).

Sin embargo, las peores cifras son las del Aborto. En España ya se contabilizan 100.000 niños y niñas no nacidos, dados muerte en el vientre de su madre, en el mismo periodo del año 2020.


El poder diabólico de la ideología de género no tiene límites. En cambio, las colas para la adopción son interminables, también por los efectos de la pandemia. No hay que ayudar a la mujer a ir al abortorio, hay que ayudar a la mujer a que lleve el embarazo a término, y luego darlo en adopción. Hoy en día en todos los hospitales privados y públicos hay protocolos establecidos y sin complicaciones. O lo más bonito y natural sería que la madre tuviera a su hijo para siempre.

Está en marcha la campaña 40 DIAS POR LA VIDA, en toda España. En diversas ciudades se ha promovido esta campaña en la que los voluntarios y voluntarias que se han apuntado por grupos están día y noche rezando ante unas determinadas clínicas abortivas. El propósito es la conversión de las almas que entran en esas clínicas, tantos las madres como todos los empleados y empleadas. Se sabe del número de bebés salvados en otras acciones. Esto es muy importante. Y también muy gratificante.

De la campaña, se han hecho eco los medios incluso los comunistas. La gran noticia es que los manifestantes REZAN. Bien es cierto que en otras ocasiones se ha hecho mucho ruido. Pero ahora la expresión es rezar en silencio.

Y muchos sabemos que la oración es un arma poderosa.

03 octubre 2021

Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne

 Las lecturas de la santa misa de hoy, Domingo de la XXVII semana del tiempo ordinario, nos presentan el fragmento de la creación de la mujer, Eva, surgida de una costilla de Adán. A partir de ahí Dios los une, y les da la tierra para que la sometan y se multipliquen. Es un pasaje bíblico, de los más antiguos, en los que se explica de una forma maravillosamente simbólica el cómo creó Dios el núcleo de la familia que sostiene la humanidad, antes y ahora.

Y transcurriendo el Año de las Familias que finalizará en el mes de junio del año que viene, este texto tan sorprendente nos hace ver qué importante es para Dios este núcleo celular de la familia, el varón y la mujer unidos para siempre, en una entrega mutua, constante y recíproca.

Esta unión natural creada por Dios, Jesucristo la elevó a sacramento, y gracias a sus efectos se reciben muchas gracias divinas.

Pero como el diablo no hace vacaciones e incide en todos los ambientes, crea enemistades y conflictos en los matrimonios, tanto civiles como religiosos, haciendo uso de los instrumentos más temibles de la ideología género. Por ello, hemos de leer y releer el Evangelio de Jesucristo para no salirnos del camino.

Del Libro del Génesis 2, 18-24

En aquel día, dijo el Señor Dios: “No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle a alguien como él, para que lo ayude”. Entonces el Señor Dios formó de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y los llevó ante Adán para que les pusiera nombre y así todo ser viviente tuviera el nombre puesto por Adán.

Así, pues, Adán les puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ningún ser semejante a Adán para ayudarlo.

Entonces el Señor Dios hizo caer al hombre en un profundo sueño, y mientras dormía, le sacó una costilla y cerró la carne sobre el lugar vacío. Y de la costilla que le había sacado al hombre, Dios formó una mujer. Se la llevó al hombre y éste exclamó:

“Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque ha sido formada del hombre”. Por eso el hombre abandonará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.