Los santos anónimos

En la solemnidad de Todos los Santos , la Iglesia universal celebra el día 1 de noviembre los méritos de todas aquellas almas que ya gozan de la plenitud y la grandeza de la gloria de Dios. Cada día celebramos la intercesión de muchos de ellos que han sido elevados a los altares y que oficialmente la Iglesia los ha declarado mártires, beatos o santos. Sin embargo, en la gloria celestial hay miles de almas anónimas que interceden constantemente por nosotros, sobre todo, si lo pedimos con fe, amor e insistencia, y ese es el sentido cristiano de la celebración, así que se trata de una fiesta llena de alegría. Sin embargo, y como suele pasar, va acompañada de ricos manjares, especialmente dulces que las costumbres de los pueblos y las naciones han reinventado para celebrar un día tan singular. A su vez, como ya sabemos, va acompañada de fiestas paganas más o menos de importación anglosajónica, con disfraces de susto, de terror y de sangre, y de esas calabazas y artilugios de color naranja