
Darwin
(Paul Bettany) y su esposa (Jennifer Connelly), protagonista a la par en el
desarrollo de este libro tan controvertido, estudiado, reprobado, mal
interpretado, eran cristianos, y como tales tuvieron dudas. Darwin sufre enormemente la muerte de una de
sus hijas, somatiza profundamente su dolor y lo mezcla con la confusión que le
producen las conclusiones de su teoría al considerar que pueden atacar a Dios,
sobre todo por el momento socio cultural y político de su tiempo, y por el
vacío de fe que vive en ese momento. Pero no puede dejar de obviar su estudio sobre
el origen de las especies, y finalmente lo publica. La película es dramática
pero se comprenden las dudas, y sorprende como en los tiempos actuales se sigue
utilizando el texto como arma para atacar a Dios, cuando ese no era el motivo,
ni la clave del texto ni del autor, y además, como hemos dicho, no ha sido más
que una teoría.
El director
de Creation nos sitúa en un ambiente
de naturaleza y espacio propio de los años en que discurre la acción, con todo
tipo de detalles. Por otra parte el matrimonio de Charles i Emily Darwin, abierto
a la vida desde el inicio de su compromiso, nos da un ejemplo de experiencia
conyugal con sus más y sus menos, con una ruptura debido al dolor, al silencio
y a la incomprensión de ambos, así como el paso a una reconciliación deliciosa.