26 agosto 2015

Sumisa

En la misa del domingo, XXI del tiempo ordinario, nuevamente se leyó el capítulo 5 de la carta a los Efesios de san Pablo, un texto dedicado al matrimonio cuya lectura no debe fragmentarse porque en su conjunto tiene un sentido más amplio y completo del que mucha gente cree.

¿Sumisa la esposa al marido? Leamos qué dice san Pablo:

21 Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. 
22 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. 
23 Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. 
24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo.
25 Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella 
26 para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, 
27 para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. 
28 Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, 
29 pues nadie ha odiado jamás a su propio cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida, así como Cristo hace con la iglesia, 
30 porque somos miembros de su cuerpo. 
31 «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.» 
32 Esto es un misterio profundo; yo me refiero a Cristo y a la iglesia. 
33 En todo caso, cada uno de ustedes ame también a su esposa como a sí mismo, y que la esposa respete a su esposo.”

Aquí san Pablo no se refiere al sometimiento por medio del miedo, de la ignominia de la violación o de la agresión, aquí san Pablo se dirige a los habitantes de Efeso (ciudad de Turquía, en la costa mediterránea) y les habla de la sumisión por el amor. Es más, se dirige al marido, al hombre, muy directamente y le dice que ame a su esposa como Cristo ama a la Iglesia. Y recordemos que Cristo se entregó completamente en la pasión y la cruz, sin dejarse nada para Él y lo hizo por amor al Padre y de ese modo a su Iglesia.


Por lo tanto en estos momentos en los que la violencia ejercida en el ámbito doméstico y sentimental está generando crímenes sin razón ninguna para disculparlos, sobre mujeres –en su mayoría- y niños y bebés, recordemos a san Pablo que habla al hombre pidiéndole que entregue su vida por su esposa. Ahí está el quid de la cuestión, que el hombre ame a su esposa como no hay nada en este mundo.

Vivir el matrimonio actualmente es una batalla, no es el cielo

  En este blog hemos ido desgranando la institución del Matrimonio desde muchos puntos de vista (jurídico, canónico, económico, experimental...