27 mayo 2013

Decálogo para ser unos buenos suegros


Cuando un hijo se va a casar te sobreviene la familia política y como tal no la has escogido, por ello con estos nuevos e importantes familiares, hay que esforzarse en amabilidad y en amor por el bien de nuestros hijos.

Respecto de los hijos, es algo más difícil, porque no dejan de ser hijos aunque se casen, por eso hay que pisar el freno e ir a la velocidad de Zona 30 como si estuviéramos en el casco antiguo de una ciudad.

Duele en el corazón muchas de las cosas que se van a proponer a continuación. Después de llevar a la reflexión una charla que le oí a un sacerdote de sabio criterio en estos temas, las escribí.

Mi pregunta básica era ¿Pero, qué podemos hacer los padres en el tiempo del noviazgo y una vez casados nuestros hijos? 

1.   Tener en cuenta que todo, todo, lo que hagáis o dejéis de hacer tendrá consecuencias. Y a veces serán muy malas y difíciles de curar aunque no hayamos tenido mala intención pues crearán tensiones en la pareja, y en el matrimonio, si ya están casados.
2.    Tener en cuenta que el hijo o la hija, una vez casados, rompen realmente el lazo que existía con los padres para establecer uno nuevo que no precisa del anterior.
3.      Dar a entender que estáis disponibles, con la nevera llena, y con espacios en la agenda para ellos, así se sentirán cómodos y les apetecerá estar con los padres y suegros.
4.      No insistir en ¿cuándo vendréis a almorzar?
5.      No insistir en ¿cuándo vendréis a vernos?
6.      No insistir en llamar por teléfono, por favor!!!
7.    Y cuando estáis con ellos...No quejarse porque no llaman por teléfono como tú quieres
8.     No quejarse porque no vayan a almorzar o cenar a casa de sus padres como tú quieres
9.     No quejarse porque no vayan a veros como tú quieres.
10.  Y tener mucha paciencia y humildad, y antes de que se acaben las reservas: rezar mucho y pedírselo a la Virgen Santísima, en la advocación que tú quieras.

22 mayo 2013

Operación verano


Aunque estemos en primavera (en este hemisferio) y tendríamos que estar tomando el sol,  parece que este año el calor está tardando en llegar. Pero no pasa nada, como siempre subirán los termómetros y huiremos a las playas para sumergirnos en el mar fresquito y nadaremos como sirenas. De momento, algunas mujeres ya han empezado la “Operación verano” comiendo barritas “adelgazantes” para poderse poner los modelitos veraniegos. Sin menospreciar esas barritas mágicas, lo mejor es poco plato y mucho zapato”, que a la práctica significa ir a pie al trabajo; o bajarse del metro o del autobús cada día una parada o dos antes de nuestro destino; no utilizar las escaleras mecánicas ni los ascensores (si las rodillas nos acompañan); no comer entre horas, es decir, evitar el picoteo; beber agua e infusiones en el trabajo y en casa ¡también! Comer poco lo que nos gusta; sobre todo, servirnos ¡la mitad! de lo que realmente comeríamos; olvidarse de las galletas, bollerías y aperitivos varios. Sin lugar a dudas, si estamos pagando un gimnasio, hay que amortizarlo. En resumen, y como decíamos,poco plato y mucho zapato” , y no solo notaremos una reducción de la cintura sino también de los gastos habituales, que en tiempo de crisis cualquier ahorro es bienvenido.

20 mayo 2013

Educar a una mujer es educar a un pueblo


La sabiduría popular está basada en la mayoría de los casos en la repetición de las cosas de la vida cotidiana, y que con gran observación y agudeza se transmite de generación en generación. Por ello nos puede seguir ayudando a entender las cosas más elementales y cotidianas. Sin embargo, hoy en día, el cientifismo, es decir, la imposición de la afirmación de que solo es real todo aquello que se puede medir, pesar y contar, nos embarca en grandes teorías que nos agobian como callejones sin salida.

En ese sentido, una amiga me regaló una frase que su sabia abuela le había transmitido con bastante insistencia: Educar a una mujer es educar a un pueblo. Cuántas veces hemos visto, oído y leído cómo la revolución de la mujer en el siglo XX ha supuesto el motor de muchísimos, y no siempre positivos, cambios para la sociedad. 

Podemos destacar, el aborto del que ya hemos escrito en otras ocasiones, está llevando al declive de la sociedad actual al legitimar la autodestrucción del propio ser humano. También, el divorcio y las rupturas matrimoniales, que en muchas ocasiones su origen proviene de la exigencia de la mujer consistente en que el hombre cambie el rol que tenían sus antepasados por el mero hecho de casarse. Y más recientemente, las discusiones entre el marido y la mujer, debido al incumplimiento de alguno de los dos de aquellos encargos domésticos, medidos al milímetro y escritos en una hoja de “Excel” para llevar la cuenta del uno y de la otra y viceversa, sin cesión por ninguna de las dos partes; o debido,  en su caso, a que la mujer cree que la igualdad está ceñida a una hoja “Excel”….

Y más cosas por el estilo. 

Si el mundo cambió porque nosotras hemos salido del trabajo del hogar para estudiar, mandar o ser soldados, también podemos, ahora, avanzar en el amor a la vida, a la propia y a la ajena, empezando por la del no nacido, y por quien nos ofrecimos enteramente cuando nos casamos, nuestro marido. Si enseñamos en la familia el valor del amor por el amor, y no por el del resultado final de un listado de tareas, si lo transmitimos sin miedo pero respetando al otro, y haciéndonos respetar, resurgiríamos de este declive social porque el egoísmo nos está autodestruyendo. Para que el mundo mejore, hemos de empezar cada una y cada uno en el si de su familia y de su trabajo, y ¡todo irradiará a nuestro alrededor!

Gracias, Begoña

18 mayo 2013

El costumbrismo en el cine



Enamorarse a primera vista es ese corto circuito que se produce en el cruce de dos miradas que se desean al instante. Eso le pasó a Sean Thornton (John Wayne) cuando vio a la pelirroja, pecosa y temperamental Mary Kate Danaher (Maureen O'Hara). Pero no lo tuvo fácil. Sean Thornton había nacido en una bella y verde población de Irlanda, Inisfree. Poco tiempo después su familia se trasladó a Estados Unidos. Pero en un momento dado de su vida, Sean decide regresar a aquel lugar, del cual tenía un profundo recuerdo transmitido por su madre. Al poco de llegar a Inisfree, se creó una gran expectación por el recién llegado, y le nació su primer y gran enemigo, el hermano de Mary Kate.

A lo largo de la película The Quiet Man (Un hombre tranquilo, 1952) del gran director americano Jhon Ford, se suceden una serie de acontecimientos, pequeños, pero indicativos del arraigo de las costumbres locales, tan importantes para las personas de Inisfree como incomprensibles para Sean, un hombre tranquilo y pacífico. Esas costumbres, como por ejemplo pedir permiso al hermano mayor (en ausencia del padre) para poder iniciar una relación o noviazgo, o bien aceptar la dote, le harán enfrentarse a su pasado complicado y que a veces le impide defender lo que más ama.  De alguna manera y a través de la película, podemos ponernos en la piel de las familias que tienen sus costumbres arraigadas desde hace muchas generaciones, las cuales son tan importantes y tan fuertes, que aun amándose los novios con locura, impiden la celebración de un matrimonio o incluso la consumación de éste.

The Quiet Man tuvo dos oscars, a la mejor fotografía y al mejor director. Jhon Ford sin duda incide en la relación más o menos conflictiva que existe entre los católicos y protestantes de aquellas verdes y húmedas tierras irlandesas. La película forma parte de la historia del buen cine. Y sus dos protagonistas, los podemos contemplar en uno de sus mejores celuloides. 

15 mayo 2013

Custodiar la familia


Ser custodios de la familia, es cuidarnos unos a otros, es decir, seguir el mandato de la caridad, junto a toda la creación que Dios nos entregó para vivir en ella y gracias a ella. En ese sentido, Su Santidad el Papa Francisco, en la santa misa de la imposición del palio y la entrega del anillo del pescador al inicio de su ministerio petrino, el pasado 19 de marzo de 2013, en la homilía incidió en el tema de la familia y la relación entre sus miembros, basada en el amor:

“Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios."

"Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer.”

"Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura."

13 mayo 2013

Acordaos ¡Oh piadosísima Madre!


Hoy, día 13 de mayo, en el corazón del mes de María, celebramos la advocación de la Virgen de Nuestra Señora de Fátima. Su santuario está en la población de dicho nombre, en Portugal a 116 Km. de Lisboa.  Es un día para recordar que Nuestra Madre del cielo nos ayuda siempre, y todos los cristianos católicos tenemos ese gran regalo de Dios, que es su Madre. Todavía no es dogma pero sabemos que sin haberse declarado por la Iglesia oficialmente, es intercesora y mediadora de todos porque 

Jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro haya sido abandonado de vos. Animado en esta confianza a vos también acudo ¡Oh Madre, virgen de las Vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer antes vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios! nos desechéis mis súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén”. *

*oración de san Bernardo

12 mayo 2013

Los padres abortistas

Del aborto ya sabemos que es un crimen porque cuando las mujeres deciden abortar, lo hacen porque llevan una vida dentro de su cuerpo; si no hubiera vida no procurarían medios para matarla. Es tan obvio como innegable. Pero ¿qué podemos decir de ese hombre que fecundó a la mujer? ¿Qué papel tiene a la hora de decidir entre la vida y la muerte de esa vida que ya está el útero de la mujer con la que yació? 

Se dice muchas veces que los hombres no han de intervenir en ello, porque la mujer es libre de decidir y de hacer lo que le de gana con su cuerpo. Además, muchos hombres lo que no quieren son complicaciones e incluso pagan para que ese problema se resuelva, al igual que madres y padres de esa chicas jóvenes que no saben qué hacer. Además la política está muy enturbiada con este tema, cuyos protagonistas dicen muchas tonterías, la mayor parte por desconocimiento. Recientemente oí como una diputada al Congreso enarboló que “ni ministros ni obispos dirán a las mujeres lo que han de hacer.” Pero aun pudiendo ser así, hay algo que siempre habla: la conciencia que nunca se podrá tapar ni apagar del todo.

Así que ya surgen resultados de las conciencias, pues muchas mujeres con el tiempo observan que no han podido superar aquel trauma del aborto, pues no pueden superar el horror de haber procurado la supresión de la vida de su hijo en su propio vientre. A su vez, también surgen voces masculinas, padres que lo fueron pero pagaron para no tener que asumir una responsabilidad que no les venía a cuento. Podemos citar el caso conocido en Estados Unidos de Chris Aubert, que en más de una ocasión, considerándolo irrelevante, pagó para que abortaran sus novias. Sin embargo después de su conversión, es un gran luchador por la vida y ahora es un feliz padre de familia. El nos invita a ver las ecografías que les hacen a las mujeres gestantes para ver el rostro de ese hijo o hija. Y nos pide que reflexionemos, a ver si somos capaces de seguir adelante con el crimen.