25 marzo 2015

Derecho a tener padre y madre

Nos ha sorprendido que Dolce & Gabbana hayan manifestado claramente que niños y niñas necesitan de un padre y una madre, y que por ello se oponen a la adopción homosexual. Pero simultáneamente a la sorpresa, merecen un aplauso por haber expresado libremente sus opiniones, muy contrarias al lobby gay en general, el cual ha instado una crítica feroz contra ellos, sobre todo en el sector de la comunicación y de las redes sociales, muy influyentes en la moda.
 
Domenico Dolce y Stefano Gabbana son creadores de moda, y de los más conocidos en todo el mundo. Ambos forman una pareja homosexual estable desde hace muchos años. Sorprendieron en la última pasarela pues las modelos lucieron la nueva colección en compañía de sus hijos e hijas pequeños, e incluso una de ellas está embarazada. Fue una muestra de valentía por apoyar la ley natural consistente en que los hijos e hijas tienen derecho a tener un padre y una madre naturales. Y todavía más, en la entrevista que concedieron a la revista italiana Panorama se  menciona que para ser padre o madre no se ha de pasar por laboratorios, ni contratar a vientres de alquiler, entre otras cosas.

A Dolce & Gabbana se los ha de felicitar de nuevo. Es muy importante que dentro del lobby homosexual se oigan voces coherentes y con sentido común en relación a la familia. Sabemos que en entornos de poco alcance, muchas parejas gay en absoluto desean tener hijos ni se ensueñan en adoptarlos, por eso el enfrentamiento en contra de la ley natural que hace décadas está haciendo mella en el núcleo vital que sostiene a la humanidad puede destruirse si todos, sin tener en cuenta la inclinación sexual que tengamos, hablemos con fundamento de la ley natural que ha presidido en todo momento la evolución de la vida en el mundo, esa ley que une el hombre a la mujer en una sola carne, en una sola unidad para poblar la tierra.


22 marzo 2015

Despechos violentos

Un soldado americano destinado en Irak recibe una carta de su novia. La carta decía lo siguiente: Querido Alberto, ya no puedo continuar con esta relación. La distancia que nos separa es demasiado grande. Tengo que admitir que te he sido infiel dos veces desde que te fuiste y creo que ni tu ni yo nos merecemos esto, lo siento. Por favor devuélveme la foto que te envié. Con amor, Daniela.

El soldado, muy herido..., le pidió a todos sus compañeros que le regalaran fotos de sus novias, hermanas, amigas, primas, etc. Junto con la foto de Daniela, incluyó todas esas otras fotos que había recolectado de sus amigos. Había 57 fotos en el sobre y una nota que decía: Querida Daniela, perdóname, pero no puedo recordar quién de todas ellas eres. Por favor, busca tu foto en el paquete y me devuelves el resto.

Esta historia de novias y soldados que corre por la red no puedo asegurar que sea cierta, pero lo que es cierto es que se parece a muchas otras historias del servicio militar o de crónicas de guerra, y que suenan a crueldad amorosa. Muchas personas no pueden superar las dificultades de las esperas. Y pasa que en la tristeza y en la impaciencia siempre hay alguien que te quiere ayudar, pero a saber a qué precio.

Diferente es la historia de una mujer que se hizo ilusiones, sin fundamento, de un hombre que veía muy a menudo, pues trabajaban en la misma empresa, francesa y de cosméticos, y en la misma planta diáfana. Loren fantaseaba con su imagen por las noches, lo seguía por la tarde en el metro y estaba pendiente de todos sus movimientos. Él, sin estar al caso de nada, la miraba pero no la veía como ella pensaba, pues Loren creía que la miraba hasta absorberla. Se hacía la encontradiza en el pasillo hacia el ascensor, en la máquina del café, en la fotocopiadora, en la puerta de acceso al servicio, en el bar, y le reía las gracias dijera lo que dijera. Pero llegó el día en que las compañeras, después de los amplios comentarios que Loren hacía de él, le dijeron que sus sentimientos no tenían futuro, que se trataba de un hombre comprometido pues Pierre estaba casado, tenía tres hijos, su esposa era encantadora y la quería mucho.

Loren se quedó perpleja aunque sabía perfectamente que estaba casado. Como si aquel varón la hubiera despreciado, se sintió despechada y arremetió verbalmente y con cierta violencia en los gestos, contra las compañeras que querían evitar que esa obsesión, nacida por error en su corazón y en esa química indominable que a veces nos arrebata, se convirtiera en un despecho feroz.

El amor, aquella química que la dominaba al ver a Pierre, se convirtió en odio. Su odio la quemó por dentro y tramó algo. El día elegido para su plan, se mantuvo en vela toda la noche. Fue a trabajar vestida con sus mejores galas, transformada en una leona; apenas trabajó. Sus compañeras pensaron que solo estaba contrariada, pero nada más. Se quedó en la empresa hasta más tarde, para controlar la hora en que él salía. 

Salió Pierre y Loren fue tras él por la calle, taconeando todavía más, aunque él debido a que llevaba los auriculares no la oyó llegar ni hasta la breve distancia donde se había detenido, en el mismo andén de la estación habitual del metro. Allí, ella, sin percibir la presencia de las personas que estaban a su alrededor, muy decidida lo empujó a las vías. Los gritos llenaron la estación, se oía la llegada del tren a toda velocidad. Ella, en cambio, se mantuvo inmóvil mirando como Pierre se debatía para incorporarse y deseando ser salpicada por la sangre de aquel hombre que había deseado tanto en sus noches solitarias. Sin oponer resistencia, el guardia de seguridad la placó y le puso las esposas y Pierre fue rescatado por varios hombres valientes que se expusieron a morir por un hombre que no conocían. Nadie dudó al ver a Loren que la autora del crimen había sido despechada. Con los ojos rojos, en pleno ataque de nervios, Loren masculló su nombre. El resto ya lo sabemos, fue condenada por la justicia francesa a más de veinte años de prisión por intento de asesinato. Nada pudo hacer su abogada alegando enfermedad mental, pues el forense apreció que Loren estaba perfectamente cuerda, sin embargo se había obcecado por el hombre equivocado.

Más allá de estas historias de crímenes pasionales, están los crímenes en el seno de los matrimonios o de las parejas que conviven sin compromiso alguno o de las que fornican por propio interés. Son esos crímenes que se perpetran cuando ella dice ¡No puedo más, me voy! y él contesta ¡Mía o de nadie!.

14 marzo 2015

La conciencia no descansa


Con la esperanza de que suban de nuevo las temperaturas, lleguen las noticias del buen tiempo, entendido éste como tiempo soleado, cálido o caluroso, nos llenaremos de ilusiones para hacer una salidita en la próxima Semana Santa. Hay muchos destinos y ofertas donde poder elegir y realmente sin necesidad de gastar mucho dinero. También tenemos toda la moda de primavera y verano en casi todos las tiendas y centros comerciales, ofreciendo el abanico de colores que para esta temporada va estar más de moda, el azul sobre todo!. Pero no hemos de olvidar que para los católicos seguimos en Cuaresma. Hoy acabamos la III semana de Cuaresma y esas emociones e ilusiones no nos han de apartar del tiempo fuerte de recogimiento y de lucha interior de estas semanas. Un tiempo para seguir con pequeños actos de amor ofrecidos al Señor. Es un tiempo donde nos recomiendan hacer un buen examen de conciencia para luego manifestar nuestro arrepentimiento y confesarnos, en un confesionario, y recibir la absolución.

El examen de conciencia es algo muy importante. Dios nuestro lo sabe todo y sabe más allá de nosotros mismos la intención que pusimos al cometer aquel o aquellos pecados. Por eso a la hora de confesarnos llanamente lo diremos todo. Después de la absolución nos sentiremos libres y limpios. Es una sensación real, patente en el rostro y en la sonrisa. Y si se hace con asiduidad, resultará una cura de belleza. Es una invitación individual para todos los miembros de la familia, desde los más mayores hasta los más pequeños que hayan hecho la primera comunión. Y vale también para todas y todos que hace muchos o muchísimos años que no han pasado por el confesionario.

No es nada nuevo que el cristiano se examine de sus actos, de sus omisiones o de sus pensamientos. Siempre hay algo que no cuadra con el amor de Dios. Por ello se suele facilitar una relación de preguntas genéricas que nos van ayudar a ir a lo concreto. En casi todos los libritos de oraciones hay un Examen de Conciencia. En ocasiones nos podemos sentir bloqueados porqué creamos que somos buenos y que con ello es suficiente. Por eso, lo mejor (como he dicho otras veces) es consultar con un sacerdote católico para saber qué hay que hacer para confesarse.


Así que no es incompatible llenar de colores y flores el armario ropero (y luego la maleta) y confesarse, pues somos hombres y mujeres en medio del mundo que tenemos  sed de Dios!. En definitiva, en la maleta también podemos poner el examen de conciencia.

08 marzo 2015

Carta Pastoral sobre la Mujer

No me he sentido identificada con ninguno de los slogans que se han voceado por las calles de España (y probablemente de otros países) pues hombre y mujer no somos iguales, ni tampoco puede ser la igualdad nuestra aspiración. Los hombres y las mujeres legítimamente y en su condición han de aspirar a lo que les corresponde. Es una falacia luchar por la igualdad, pues solo seremos iguales cuando seamos hermafroditas. La mujer ha de saber defender sus derechos económicos, sociales, familiares, religiosos, al margen de las luchas y abusos masculinos. El territorio comanche no es el hombre. Tampoco es nuestro enemigo. La mujer ha de crecer y protegerse en medio del mundo y hacerse respetar por ser mujer misma, y no por querer superar al hombre.


Con este ánimo y también con el de ir contracorriente, he inaugurado una nueva página, Carta Pastoral sobre la Mujer, como homenaje a la mujer en este Día Internacional del 8 de marzo de 2015.

06 marzo 2015

El adulterio en Corea del Sur

Corea del Sur es noticia constante debido a la beligerancia provocada por la temible dictadura de Corea del Norte, que mantiene su amenaza de guerra contra el resto del mundo. Pero a cuenta de ese protagonismo en los portales periodísticos, también se nos dan a conocer otros temas de actualidad de Corea del Sur. En ese sentido, hemos sabido que Corea del Sur está regularizando las relaciones civiles de sus ciudadanos, en equiparación a otras sociedades democráticas. Recientemente ha despenalizado el adulterio. A los adúlteros ya no se les impondrá ninguna pena de privación de libertad por dicha conducta. Desconozco los presos y presas adúlteros que hasta esa fecha había en las cárceles surcoreanas, pero lo que está claro es que la decisión de cometer o no cometer adulterio dependerá de la conciencia de cada surcoreano y surcoreana. La ley ya no supondrá un mazazo. Y allá su conciencia en proteger a la familia y al matrimonio.

En el orden moral, quiero destacar que a pesar de que las leyes civiles, penales, etc., es decir las humanas, despenalicen el adulterio (como así ha ocurrido en muchos países del mundo) seguirá considerándose un pecado grave, pues se trata de una ofensa a Dios y a la institución del Matrimonio, consagrado indisoluble por Jesucristo, habiendo sido concebido el Matrimonio con esas características en la creación del mundo por el mismo Dios. Así que los católicos de Corea del Sur casados en santo matrimonio saben que aunque la ley civil y penal de su país no los meta en la cárcel por la comisión de adulterio, a los ojos de Dios el adulterio sigue siendo pecado mortal.

01 marzo 2015

¿Nos hemos de mortificar?

A lo largo del año litúrgico, la Iglesia ha establecido unos parones importantes. Uno de ellos es el tiempo de Cuaresma que concluirá con el domingo de la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. En este corto espacio de tiempo, unos 40 días, la Iglesia pide a los católicos dos días de ayuno y abstinencia (el miércoles de ceniza, primer día de la cuaresma, y el Viernes santo, a tres días de la Pascua). Y además, todos los viernes de Cuaresma hacer abstinencia.

Poco es que dos días al año comamos menos, y que seis viernes al año no comamos todo aquello que sea carne. Pero aun siendo poco, nos puede costar. Por eso, todo eso que nos cuesta hacer o dejar de hacer podríamos llamarlo mortificación, siempre que nuestra intención sea agradar a Dios.

No hay que asustarse con esto. Siempre, antes y ahora, el cristiano que quiere mortificarse y ofrecerlo a Dios, debe consultarlo con el director espiritual de su confianza, es decir, con el sacerdote católico que conozcamos. Si no conocemos a ninguno en especial, podemos acudir al rector de la parroquia donde habitualmente oímos la misa del domingo. Y santa paz, si nos dice que con lo que hacemos ya vamos bien, pues cada uno en su circunstancia ha de hacer lo suyo.

Jesús nos invita a hacer penitencia, nos pide que atravesemos su pasión con sacrificios y mortificaciones. Pero todo esto hoy en día muchas personas lo han dejado de lado. El bienestar es lo que ahora se busca. Sin embargo, para llegar a Cristo, la mortificación es el atajo. Y se dice que se conocen pocos santos porque hay pocos mortificados. Sor Lucía, una de los tres pastorcitos que vio a la Virgen en Fátima (Portugal), dejó escrito un libro de práctica teológica con llamadas al sacrificio. Téngase en cuenta que cuando se produjeron las apariciones de la Virgen eran niños y entendieron perfectamente en qué consistían las mortificaciones pues Nuestra Señora se los explicó, cuestiones que han quedado recogidas en los libros de Sor Lucía. No ha de extrañarnos en ningún sentido que a nuestros hijos y nietos se les puedan proponer alguna mortificación propia para la edad….dejar de tomar golosinas, ver menos la televisión, usar menos la tablet,  renunciar a una merienda, por ejemplo, en especial esos días que a los mayores la Iglesia nos pide otros esfuerzos.

¿Qué mortificaciones podemos hacer los adultos? En primer lugar, cumplir muy bien con nuestros deberes familiares, profesionales y de la vocación, haciendo en cada momento todo con visión sobrenatural. Os aseguro que se trata de un esfuerzo tremendo. Hemos de saber también lo que Dios espera de cada uno de nosotros. A modo de tirón de ejemplos: huir del pecado de gula (es decir, comer menos); huir del de avaricia (hacer limosna y donativos a entidades católicas, a la misma parroquia, por ejemplo); hacer oración cada día (es decir, apartarse un ratito en silencio para hablar con Dios y escucharlo) con fe, y en situaciones incómodas (por ejemplo, en un banco de la iglesia sin recostar la espalda); retrasar la bebida (es decir, pasar sed); retrasar la comida (es decir, pasar un ratito de hambre); sonreír a los cargantes (es decir, a los que nos caen mal) y en general a cualquiera que se nos ponga delante……Soportar el calor o el frío con reciedumbre (es decir, sin quejarse).Y más……..

Como veréis, todas las mortificaciones requieren un esfuerzo personal.  Puede ocurrir que Dios le pida a alguno de nosotros el uso de las disciplinas o del cilicio, instrumentos de mortificación de siempre, que actualmente siguen utilizándose, y no pasa nada si la persona que los usa está bien orientada es su vida espiritual. Repito, no hay que asustarse, pues los entrenamientos deportivos suelen requerir más y mayores esfuerzos.

Por último, hay que tener en cuenta que hay muchos cristianos en el mundo que, por defender su fe, están sometidos a torturas, a todo tipo de violaciones y crímenes, pasan hambre y sed, pierden sus casas, sus bienes y la finalmente la vida. Ante estas mortificaciones tan graves y profundas podemos llegar a pensar que no podemos hacer nada por ellos. Sin embargo, hagamos las mortificaciones que hagamos, las que nos hayan orientado, acompañadas de más oración, serán del agrado de Dios y se repartirán también para aliviar a los cristianos perseguidos de hoy mismo.



24 febrero 2015

La gran seducción

Es el título de la película que interpreta el conocido actor irlandés Brendan Gleeson. El guión se desarrolla en un pequeño pueblo de pescadores del norte de Canadá. A pesar de que sus habitantes durante siglos han vivido de la pesca, ahora se han quedado sin trabajo, sin dejar de tener todo el mar ante sus ojos. Aunque en la película no se entra en los detalles o en los motivos de la crisis laboral, lo que sí queda claro es que sus habitantes lo que quieren es trabajar. Son hombres sencillos, fuertes, valientes, con poca preparación para poder aprender otro oficio, pero tienen sentido común y saben lo que quieren. Es muy ingenioso comprobar de lo que son capaces para conseguir un elemento clave para salir de la crisis: Que el pueblo tenga un médico, pues es el profesional indispensable para que se instale una nueva empresa que podría proponerles trabajo.

En esta ambientación, llena de contrastes, lo que salvará la situación son las familias del pueblo. Uno a uno, ellos y ellas, con buen humor y sin demasiadas objeciones, traman un plan para alcanzar su fin. Las esposas de los pescadores, o sus viudas, asumen funciones cada una según sus conocimientos y capacidades, no en vano allí lejos de la gran ciudad, la mujer sabe coser y cocinar lo suficiente como para sacar de apuros cualquier situación que requiera el protagonismo doméstico. El reciclaje de objetos es de una maestría excelente, pues no hay dinero para ingeniarse las cosas de otra manera. Y los jóvenes son la esperanza de que la familia continúe, como ha sido siempre, también en el film.


Así que la película La gran seducción (Canadá, 2013) es una comedia muy recomendable, incluso los pocos suspiros de amor que se oyen en la noche marinera, despiertan una dulce sonrisa en el espectador.