07 junio 2014

Ir como locas

A veces vamos con el velocímetro al rojo vivo. Queremos llevar a término todo lo que nos proponemos, y además, rápido, corriendo y hasta dando brincos. En esas velocidades nos da la sensación que alguien nos mira. Habíamos salido de casa después de una hora de trabajo doméstico muy intenso. Ni que decir tiene que la madre que ejerce un trabajo profesional ha de multiplicarse en las tareas y en cómo organizarlas, dejando tiempo y ánimo para la improvisación. Porque … cuando amanece un hijo con fiebre, ¿Qué haremos? – Piensas, menos mal que llamé ayer por la noche a mis suegros y se van hacer cargo. Pero se da el caso que el abuelo está jubilado y abuela no, así que hay otra mujer en el panorama familiar que por la noche ya estaba reorganizando su vida, improvisadamente, para tener el nieto en casa, e irse a trabajar… pero esa abuela, al salir a la calle temprano, ya no va rápido, ni corre, ni da brincos, ni le da la sensación que alguien la está mirando pues la experiencia y la madurez son un grado de capitán general, más o menos. Piensas menos mal que ha servido lo que has vivido, como mínimo para poner todo tu empeño en organizarte muy bien con la agenda, pero con mucha dulzura para saber mover las anotaciones con total improvisación.

A todas nos ha pasado ir como locas y darte cuenta que, realmente, a veces te ha pasado que, en toda esa movida matinal, ni te enteras de qué par de zapatos te has puesto, y la sensación de que te están mirando al salir a la calle es cierta. 

Por fin, has llegado al metro para ir a tu trabajo y te has parado. De repente, te has dado cuenta de que llevas un zapato en cada pie, claro! pero de diferente modelo, qué rubor, qué vergüenza, y qué ganas de romperte a reír. Y al llegar a tu destino, el ataque de risa ante tal curiosidad, alegró la mañana, a veces árida por los temas que se tratan, pero llena de comicidad ante tal cambio de tendencia en zapatería. Es decir, has iniciado una nueva moda, sobre todo vintage, para aprovechar al máximo los zapatos que no estén demasiado viejos....o quizá para rescatar aquellos maravillosos que te pusiste una sola vez, el día de tu boda, con los que podrías inventar una nueva combinación!