Hay noches difíciles que hacen que la jornada del día siguiente sea más difícil todavía, y cuando aquellas se repiten, anda una dando tumbos, pero ¿quién puede decir que a la edad que tenemos, es decir la de pintarse las canas, no ronca? A veces es tremendo, parece que tiemblen los muebles, la cama, horríbilis!, y ¿quién puede decir que no es así? Si uno ronca mientras duerme no se oye a si mismo, pero al otro le fastidia un montón, y quejarse siempre puede ser desesperante porque no conduce a ningún sitio sino a aumentar la desesperación. Hay que buscar soluciones a corto y medio plazo. Así que como las mujeres verbalizamos, y hablamos, incluso todas a la vez enterándonos bien de lo que dice la otra, en esa ocasión que coincidimos seis como yo, es decir más o menos casadas los mismos años, en un estupendo almuerzo de “menú del día”, salió al caso este tema favorito de las ojeras, el pinta ojeras, el dormir o los sueños para no dormir, los tapones para los oídos monísimos que venden en las farmacias, con cajitas también monísimas....
Cada caso resultaba más chocante que el otro:
- Pues fuimos –dijo Pili- con Jose María al médico y después de pruebas y más pruebas y tal se observó que tenían que operarle pues tenía el tabique de la nariz desviado. - Ah! Pues a mi marido –dijo Merche- le hicieron el estudio del sueño y le descubrieron que tenía apneas importantes y ha estado una buena temporada durmiendo con oxígeno, un rollo pobrecillo!- ¿Y a tu Quico? Pues se complicó pues tenía el paladar de una manera que también le tuvieron que operar, pero ahora duerme como un angelito.
Yo no salía de mi asombro con tantas bromas y críticas que corren siempre contra los que roncan, Madre mía!. Surgió Maria Dolores: Cómo sabéis mi Manuel hace tiempo que se trata por depresión y ansiedad y cuando entra en una crisis lo detecto yo antes que él porque ronca con un volumen más elevado de lo habitual. – Y ¿qué haces? Pues él o yo nos vamos a dormir a la habitación que quedó libre cuando nuestro hijo se casó. Mariluz cortó y añadió ¡Qué suerte! A mi no me sobra ninguna habitación así que nos compramos un colchón inflable, y cuando el temblor de tierra es peor que insoportable, él se va al salón a dormir a pierna suelta.
Merche que siempre da en el clavo, nos miró haciendo un barrido agudo con la mirada… ¿Y quién de nosotras no ronca? Con el sobrepeso que llevamos nos tendríamos que poner todas a dieta y respiraríamos más suave y más dulce ¿o no?. Nos reímos todas como niñas alocadas. Pero lo cierto es que hay que dormir cada día unas horas mínimas y necesarias, y si se ronca es un síntoma de algo, un constipado, fiebre, frío, estrés… cosas que hay que afrontar. Nada de lo dicho es baladí, pues un sabio doctor de la Iglesia Católica , Santo Tomás de Aquino en un libro impresionante, e inacabable, llamado la Summa Theologica , un tratado sobre las virtudes humanas amplísimo y estudiadísimo por los expertos en la materia, nos dice que las virtudes teologales (fe esperanza y caridad) no se pueden practicar si no se ponen primero en práctica las virtudes humanas (prudencia, paciencia, justicia y templanza!) y que para ello, dicho de una manera llana, simple y resumida es necesario “dormir, bañarse y… hablar con amigo”. Así que no es cosa de la moda del desestrés, de los balnearios y los relax, hay que dormir, y dormir como Dios manda! Buenas noches.