14 diciembre 2011

Los colores de los sueños

Si los pensamientos tuvieran colores llevaríamos la cabeza cubierta de sombreros sorprendentes, porque pensar pensamos, pero hay que ver qué pensamos! El estado de ánimo ayuda a que las fantasías sean catastróficas, desesperadas o de misión imposible o, por fin, relajantes como si estuvieras bajo un pai pai en una playa cálida. Y esa imaginación muchas veces es inútil, te hace perder el tiempo entresoñando; además imaginas para apartate de la realidad porque ésta te resulta difícil de soportar, y te ensueñas con más colores y frivolidades. Pero no es malo soñar, pues si no soñásemos con un mar sin orillas, ese amor que damos no lo sabríamos repartir, por lo tanto hemos de escoger la playa más adecuada. La vida cotidiana no te ensueña pero puedes soñar para mejorarla, incluso para cambiarla, para aplaudirla, para hacer más felices a los demás… a tu esposo, a tus hijos y nietos, a tus padres si gracias a Dios los tienes vivos, a los amigos/as, a los compañeros/as de trabajo…llenándolos de colores frescos y divertidos, con abrazos sintéticos, virtuales y amorosos.