14 abril 2016

Nada de dialogos satánicos

En el ajetreo diario, vamos a sitios y lugares infinitos, pues con la imaginación y las imágenes que nos vienen a la cabeza, podemos estar tanto en medio del Ártico como en el centro de un amasijo de hierros tras un terremoto. Nuestra imaginación, que es la loca de la casa, a veces es destructiva y desastrosa: Casi por definición, nos ha de pasar algo malo.

Pero lo más malo que nos puede pasar, tanto en esta vida como en la siguiente, que es eterna, es ir al infierno, que es el estado y el lugar de las almas sin Dios. No es un lugar físico con ollas ardiendo y demonios con tridentes:  Es lo peor del mundo conocido por siempre jamás. Nadie que ha ido, ha vuelto para explicarlo pero se sabe con certeza que existe, hay mucha materia estudiada desde los tiempos más antiguos, y el que se atreve a negarlo no es más que un frívolo o un ignorante.

Y con éstas, siguen creciendo las sectas y las redes satánicas que alimentan aquellos que son amigos de los ángeles del demonio, imantando a más seguidores, a aquellos que no han querido ni quieren saber nada de Dios. El demonio tiene sus métodos. Nos da todo tipo de facilidades para hacernos caer en todas las tentaciones, en todos los pecados, así nos aparta de Dios, corriendo el peligro de ser atraídos hacia el mal total.

Y en esa totalidad de mal no hay resquicio para Dios.

No se trata de un juego de maquillaje de tatuajes demoníacos o de anillos y atuendos de calaveras, o de un tipo de estilo o de moda, los satánicos siguen el ejemplo de los ángeles caídos y del diablo, el cual no es ningún dios, sino solo un ángel que se rebeló contra Dios y fue condenado al infierno para toda la eternidad. Lo peor de todo es que los satánicos tienen la certeza de que Dios y el diablo existen, y recrean en sus actos satánicos el infierno invocando a los espíritus del maligno. Pues realmente dialogan con el diablo que te adentra más en la profundidad de las tinieblas. Esto lo hacen hoy mismo, no son cosas de siglos anteriores o fantasías del futuro. Actualmente hay mucha gente que entabla un diálogo tenebroso, poniendo en peligro su alma y su vida.

El infierno es un estado de dolor y de mal infinito del alma para siempre, que pervive al cuerpo sin posibilidad de morir, ni, por lo tanto, que cese el dolor ni el horror. El alma existe en nosotros y persistirá a nosotros. Nuestro cuerpo no es más que un envoltorio que estorba.

Nuestra libertad estará, ahora, en escoger en ir hacia el lado del bien o ir hacia el lado del mal.

El paso decisivo ha de ser renunciar al demonio, paso que se da al recibir el sacramento del Bautismo. Por eso es importantísimo bautizar a nuestros hijos y nietos cuanto antes, estarán protegidos por la gracia de Dios. Sin embargo, no hay que alarmarse, cualquier edad es buena para recibir el bautismo, tengas la edad que tengas, pues solo se recibe una vez en la vida. El adulto-converso se purifica de tal modo que dentro de sí solo hay gozo y felicidad divina, y lo percibe plenamente.

En esta Pascua es el momento propicio para ser un nuevo ¡Hijo de la Iglesia Universal!  Si ya estás bautizado, el siguiente paso es ir a confesarse ante un sacerdote católico, él te explicará cómo es el infierno y te vas a quedar ¡ojiplático! Porque lo que he escrito son unos meros apuntes.