23 febrero 2016

Cuaresma en familia

La Cuaresma empezó con la imposición de la ceniza en nuestra cabeza. Fue un acto de humildad del bautizado que se acerca a recibirla y a escuchar las palabras que pronuncia el sacerdote que emplazan a la vida eterna.

Ahora estamos de camino a la Pascua, la fiesta más importante para un cristiano, es decir, la Resurrección de Jesucristo al tercer día de su muerte en la Cruz. ¡Dejemos que el Señor nos transforme el cuerpo por un cuerpo glorioso en este tiempo cuaresmal y de cambio! Es un camino de purificación de nuestra alma y de nuestros actos.

En estos días que quedan, hasta el 25 de marzo de 2016 (día del Viernes Santo) junto a nuestro cónyuge y nuestra familia, podemos vivir momentos de preparación en los que habrá sacrificio, limosna y oración.

La Iglesia nos pide hacer abstinencia de ingesta de carne los viernes, lo que significa que hemos de planificar, con antelación, el menú familiar para esos días. Hay muchas posibilidades de substitución de la carne por el pescado, los huevos o el queso y sus derivados. Por lo tanto solo hemos de hacer previsión de menús para los próximos 5 viernes (incluso el Viernes Santo). Se puede comer una pizza Margarita que solo tiene tomate, queso y orégano; todas las variedades de tortillas de patatas, cebolla y otras verduras; o huevos duros rellenos de atún o de surimi, etc. Podemos tomar toda la pasta blanca, de huevo y de verduras, con tomate y queso, pero ¡sin boloñesa ni bacon! La fruta, la leche, los cereales y los yogures, como siempre… Los potajes de legumbres con verduras, nada de chorizo ni morcilla ni tocino. Es decir, no vamos a tener ningún problema para comer los viernes. Solo hemos de acordarnos de no ingerir embutidos, carnes, aves, etc., y lo que injiramos que sea con moderación. Así, los viernes de Cuaresma y el Viernes Santo tendrán ese punto de sacrificio tan necesario para seguir adelante con nuestra fe. 

Distinta es la situación de los enfermos, de cualquier edad. Ellos ya sufren, ya tienen su sacrificio en marcha. No hay que cargarles con una obligación que la Iglesia no les pide. Sin embargo, lo que la Iglesia pide a los enfermos es que, desde su lecho, recen. Su oración en el sufrimiento tiene un potencial ilimitado. Podemos encomendar a los enfermos de nuestra familia cosas para que ellos las pidan al Señor, incluso a los niños una pequeña oración al ángel de la guarda será muy aliviante. Pero los que no estamos enfermos, gracias a Dios, también debemos hacer oración. Tratar de amistad con quien sabemos que nos ama como decía santa Teresa de Ávila. Porqué si no hay oración, hay espejismos.

Por último, en Cuaresma la caridad y la limosna han de estar presentes. Los templos, las iglesias, se mantienen por los donativos de sus fieles y de los no creyentes que quieren hacer un acto de desprendimiento. La Iglesia está agradecida y reza siempre por sus benefactores. Sin embargo, a pie de calle, encontramos indigentes, gente que pide limosna. En contraste, sabemos que en España existen y funcionan los servicios sociales de los Ayuntamientos y muchas entidades sociales que actúan con fines sociales, no lucrativos. Y te planteas, o tus nietos te preguntan muchas cosas, ¿Porque hay pobres? ¿Porque no tienen casa? ¿Porque van sucios? …. Y tú piensas.... ¿Han ido a los servicios sociales? ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué puedo hacer yo? Hay que rezar por ellos también. Y antes de darles dinero, darles una barra de pan o un paquete de galletas.

*El cuadro: El Descendimiento de la Cruz. Museo del Prado