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13 enero 2013

Una vida normal


No es cierto que la vida oculta de Jesús, María y José haya sido un silencio que no quiera decir nada, al contrario  es un periodo de tiempo de silencio muy importante pues significa para nosotros que la vida normal de familia es divinizable. Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, trabaja, vive en familia, junto y cerca de sus parientes más cercanos. Es el gran mensaje de ese periodo, que la vida diaria que vivimos, y que para la gran mayoría es una vida corriente y normal, es santificable. Así nosotros junto a nuestro esposo, o esposa, hijos, nietos, padres, etc… en el trabajo de cada día, profesional o en el hogar, en las contrariedades, en las enfermedades, en las alegrías también, podemos santificar nuestra vida normal, y que gracias a Dios siga siendo normal!! Pues, de otra manera, quien vive solo de ilusiones humanas muere de desengaños.  

*En la foto, el matrimonio Tomas Alvira y Paquita Dominguez, un matrimonio en proceso de beatificación

30 diciembre 2012

Definición gráfica de matrimonio

En muchos lugares del mundo, sin distinción de fronteras o de otras características que nos puedan diferenciar a las personas, el hecho de defender la conceptuación de Matrimonio se ha extendido por la red.

A veces con pocas palabras es suficiente para ser pedagógicamente correctos, y sobre todo sin ofender, porque con ofensas no se llega a ninguna parte, pues la ofensa nunca es la base del conocimiento. 

En el adjunto youtube se nos explica gráficamente qué es el Matrimonio diferenciándolo de las uniones homosexuales y siendo uniones y compromisos diferentes procede adjudicarle otro nombre. Sin embargo esa conceptuación distinta no implica, en ningún caso, una discriminación, sino simplemente llamar a cada cosa por su nombre.

Qué es el matrimonio (en inglés)



23 noviembre 2012

Asistimos a la destrucción del matrimonio por vía legal

Nos hacemos eco de la Nota sobre la legislación familiar y la crisis económica que ha elaborado la sesión plenaria de la Conferencia Episcopal Española, que emitió ayer, en relación con la sentencia del Tribunal Constitucional Español al respecto de la equiparación del matrimonio entre hombre y mujer, a la unión entre personas del mismo sexo. Como ya comentamos en otro post, la legislación española al realizar dicha equiparación produce un efecto destructivo a la célula natural de la sociedad. La igualdad siempre es populista en un primer momento, con ello se acalla a unos y se enfrenta a otros. Pero no es la solución a los problemas a medio y largo plazo, al contrario. Por eso publicamos toda la nota referida, y el link correspondiente, que nos va ayudar a entender y a reflexionar el problema que definitivamente se ha consolidado en nuestro país.

"La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, ante la sentencia del Tribunal Constitucional del pasado 6 de noviembre, se ve en el deber de recordar que la actual legislación española referente al matrimonio es gravemente injusta. Lo es porque no reconoce netamente la institución del matrimonio en su especificidad, y no protege el derecho de los contrayentes a ser reconocidos en el ordenamiento jurídico como “esposo” y “esposa”; ni garantiza el derecho de los niños y de los jóvenes a ser educados como “esposos” y “esposas” del futuro; ni el derecho de los niños a disfrutar de un padre y de una madre en el seno de una familia estable. No son leyes justas las que no reconocen ni protegen estos derechos tan básicos sin restricción alguna. Por eso, es urgente la reforma de nuestra legislación sobre el matrimonio.

Como hemos dicho en el documento La verdad del amor humano: «No podemos dejar de afirmar con dolor, y también sin temor a incurrir en exageración alguna, que las leyes vigentes en España no reconocen ni protegen al matrimonio en su especificidad. Asistimos a la destrucción del matrimonio por vía legal. Por lo que, convencidos de las consecuencias negativas que esa destrucción conlleva para el bien común, alzamos nuestra voz en pro del matrimonio y de su reconocimiento jurídico. Recordamos además que todos, desde el lugar que ocupamos en la sociedad, hemos de defender y promover el matrimonio y su adecuado tratamiento por las leyes.

Renovamos nuestra llamada a los políticos para que asuman su responsabilidad. La recta razón exige que, en esta materia tan decisiva todos actúen de acuerdo con su conciencia, más allá de cualquier disciplina de partido. Nadie puede refrendar con su voto leyes que dañan tan gravemente las estructuras básicas de la sociedad. Los católicos, en particular, deben tener presente que, como servidores del bien común, han de ser también coherentes con su fe.

Sin la familia, sin la protección del matrimonio y de la natalidad, no habrá salida duradera de la crisis. Así lo pone de manifiesto el ejemplo admirable de la solidaridad de tantas familias en la que abuelos, hijos y nietos se ayudan a salir adelante como solo es posible hacerlo en el seno de una familia estable y sana..
En la vida conyugal y familiar se juega el futuro de las personas y de la sociedad. Expresamos de nuevo a las familias que más sufren la crisis económica, con problemas de vivienda, falta de trabajo, pobreza, etc., nuestra cercanía y la de toda la comunidad católica. Estamos junto a ellas compartiendo nuestros bienes, nuestro afecto y nuestra oración. Del mismo modo, renovamos nuestro compromiso por activar la dimensión caritativa de la comunidad cristiana, promoviendo en nuestras diócesis la atención a los más necesitados."

En la foto, el obispo auxiliar de Madrid y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino (Agencia EFE)


Conferencia Episcopal Española

18 noviembre 2012

Hoy yo, mañana tú

En un matrimonio, después de toda una vida juntos, cuando uno de los cónyuges muere, el supérstite, es decir, aquel que sobrevive al otro, se halla en una fusión tremenda con el alma de aquel que murió. Sabemos que tanto los viudos como las viudas suelen hablar con su difunto esposo o esposa, notan su olor, su presencia, oyen casi su voz y sus pasos por casa. Así que no se puede comparar nunca la viudedad a una ruptura jurídica, pues la viudedad no es un divorcio. Por razones biológicas, genéticas, antropológicas, y otras muchas, la mujer vive más años que el hombre, y por lo tanto hay más viudas que viudos en el mundo, y esta tendencia es natural y desde hace siglos. En este sentido, encontramos en el Antiguo y en el Nuevo testamento numerosos pasajes que refieren acontecimientos en los que las viudas son las protagonistas. En aquel tiempo, y en muchos casos también hoy en día, las mujeres que enviudaban quedaban desprotegidas y a expensas de la caridad para poder sobrevivir.

En efecto, hemos leído en este mes de noviembre, dedicado por la Iglesia Católica a los difuntos y a la reflexión sobre “Los Novísimos”,  varias lecturas de las misas que nos han invitado a reflexionar de que a pesar de la ausencia de bienes materiales y la del esposo amado, la fe y el abandonarse en los brazos de Dios no falla nunca. Así el domingo día 11, la lectura del Libro de los Reyes* nos decía que Elías encontró en Sarepta a una viuda a la que le pidió un poco de agua y pan, pero ella le respondió que solo tenía un puñado de harina y un poquito de aceite y que después de hacer el pan, como no tenía nada más, ella y su hijo morirían de hambre. Pero Elías le respondió que no temiera, que le hiciera el pan y que nunca le faltaría nada pues el Señor, Dios de Israel se lo prometía hasta que trajera lluvia a la tierra. Ella creyó y le dio el pan a Elías. En ese mismo día, el evangelio de san Marcos**, se refiere a que Jesús enseñaba en el templo y mientras decía a sus discípulos que los escribas devoraban los bienes de las viudas, una de ellas echó dos monedas de muy poco valor a los sacrificios, al ver este gran gesto Jesús dijo “Os aseguro que esta pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”. En el  evangelio de san Lucas *** del sábado 17, se refiere a una explicación de Jesús sobre cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, entonces les propuso la parábola de un juez injusto que para sacarse de encima a una viuda pesada e insistente, le concedió lo que pedía.  
  
Así que no hay que temer a la muerte ni al fin del mundo del que no sabemos cuando se producirá, a pesar de las múltiples predicciones humanas de ambas cosas. Hay que vivir tranquilos y en manos de Dios, pues hoy me puede tocar a mi y mañana a ti: Hodie mihi cras tibi. 

* Libro de los Reyes, 17, 10-16
** Evangelio de san Marcos, 12, 38-44
*** Evangelio de san Lucas, 18, 1-8

28 octubre 2012

El daño del ambiente difícil

Las anécdotas y las experiencias ajenas, los ejemplos y las vivencias de otras personas nos demuestran que a la mayoría de los mortales nos ocurren cosas similares, cualquiera que sea nuestra condición, estado o vocación, de tal manera que llevadas al terreno propio, el de cada uno, nos ayudan a salir de un problema o de un embrollo, con más o menos paz según y cómo la hayamos afrontado. Una anécdota como la que sigue, siendo curiosa y simpática, sobre todo como la describe su autor, haciéndonos sonreír, puede sernos útil en algún momento. Trata de un flamante y guapo alférez y su nuevo caballo*:

“En cierta ocasión -cuenta un amigo sacerdote-, hace ya muchos años estaba pasando una corta temporada de prácticas militares en el pueblo más alto de Navarra. Estas prácticas las hacíamos aprovechando la pausa de nuestros estudios. Recuerdo cuando estaba yo en aquel pueblecito llamado Abaurrea, se presentó allí un alférez nuevo, flamante. Se presentaba al jefe para que le dijera a qué unidad iba destinado. Volvió diciendo que el jefe le había dicho que tenía que ir a Jaurrieta y que, así, como sin darle importancia, le había insinuado que tenía que tomar un caballo e irse en él (...). El nuevo estaba muy inquieto y toda la cena estuvo hablando del caballo, preguntando cosas, pidiendo algún consejo práctico. Entonces, uno de los que había allí dijo:
>>-Tú lo que tienes que hacer es montarte sereno, con tranquilidad y que no se dé cuenta el caballo de que es la primera vez que montas. Esto es lo decisivo (...).
>>Al día siguiente, por la mañana, muy temprano, estaban en la puerta, esperando al oficial recién incorporado, un soldado con su caballo y con otra cabalgadura para llevar la maleta. El alférez montó en el caballo y, por lo visto, el caballo se dio cuenta en el acto de que era la primera vez que montaba, porque, sin más, se lanzó a una especie de pequeño trote, con cara de alarma del alférez. El caballo se paró cuando quiso, y se puso a comer en uno de los lados de la carretera... por más que el alférez tiraba de las riendas inútilmente. Cuando el caballo lo creyó oportuno, se puso de nuevo a caminar por la carretera y, de cuando en cuando, se paraba; luego daba un trotecito, mientras el jinete miraba a los lados, con cara de susto. En esta situación venían en dirección contraria un equipo de Ingenieros que estaba enrollando un cable, para un tendido de luz. Y entonces los del cable le preguntaron:
>>-¿Tú, a dónde vas? Y dijo el jinete con gran verdad y con una filosofía verdaderamente realista:
>>-¿Yo? Yo iba a Jaurrieta; lo que no sé es dónde va este caballo...”


¿Quién es el caballo indomado en nuestro matrimonio? : El ambiente difícil, la ley del mal menor, el relativismo, es decir, vivimos rodeados de un ambiente que nos dice que ante cualquier conflicto lo mejor es enviar a paseo al cónyuge utilizando el divorcio, o que, como pasa en algunas series de televisión, resulta normal que los esposos se insulten y encima hace gracia, o que si tenemos un amante, la experiencia resulta beneficiosa para el matrimonio, o que si en el matrimonio hacemos intercambios de parejas sexuales no pasa nada……etc. Todas esas cosas que se insisten en los medios tanto escritos como de imagen y digitales, todo eso es el caballo que nos lleva a la deriva o por dónde él quiere, para desmembrar a la familia, para embrutecernos y destruir el matrimonio. Así que a modo de reflexión, propongámonos dominarnos, ser dueños de nosotros mismos, y con la fortaleza basada en Dios, dirijámonos, cogiendo con fuerzas las riendas de nuestro matrimonio, por el camino de la santidad y del amor que para los casados es lo más importante.

*Meditación del lunes de la 29 semana del tiempo ordinario, de Hablar con Dios, Francisco Fernández Carvajal.
El cuadro es de Goya.

07 octubre 2012

El Matrimonio en la Sagrada Escritura


Las lecturas de la santa misa de hoy están dedicadas a la teología del Matrimonio, por ello no podemos pasarlas por alto en este blog. Así que vamos a releerlas de nuevo y a proponer una reflexión personal.

A veces lo que nos propone Dios se nos hace cuesta arriba, pues la fidelidad al compromiso dado en el Matrimonio es difícil, muy difícil, pero no imposible con la gracia de Dios, pues Él no nos va a pedir cosas imposibles. Vivimos en una sociedad que va de prisa, y usa y tira con bastante facilidad todo lo que le rodea. Pero si ese comportamiento se traslada a las personas, usamos y tiramos al cónyuge como si fuera un objeto, así es el divorcio. Pero los cristianos vamos contracorriente pues en el Matrimonio no se trata de intercambiar cosas, de darse regalos, sino de darse mutuamente. No se trata de conservar mis gustos, mis intereses, mis preferencias, mis programas de televisión, mis libros, mi partido de fútbol... A partir del momento de casarse se trata de nuestras preferencias, nuestros intereses, nuestros gustos…Y través de las dificultades vividas juntos, con detalles, el Matrimonio se fortalece año tras año, pues ese amor y entrega dado es servicial, generoso, tolerante, que dedica tiempo, que perdona, que comprende, que comprende más, que comprende muchísimo.

Los textos sagrados son los siguientes:

Texto del libro del Génesis (2, 18-24)
El Señor Dios se dijo: “No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude”. Entonces el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Así el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no se encontraba ninguno como él que le ayudase. Entonces el Señor Dios dejó caer sobre Adán un letargo; y el hombre se durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al hombre haciendo una mujer. Y se la presentó al hombre. Y el hombre dijo: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será mujer, porque ha nacido del hombre”. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne.

Texto del Evangelio (Mc 10,2-16)
En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: « ¿Puede el marido repudiar a la mujer?». Él les respondió: « ¿Qué os prescribió Moisés?». Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre». Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».



08 septiembre 2012

El sometimiento en el Matrimonio

La lectura simplista y lineal o literal de los textos sagrados, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, nos puede llevar a confusiones, y en definitiva a no entender nada. No se pueden leer como una noticia de un periódico habitual. De la Sagrada Escritura no se puede extrapolar nada del contexto en que está escrito, de la época y de su misión: mostrar la Revelación de Dios y la Redención; siempre hay que leerlos a la luz de la fe, para su real y completa comprensión. En efecto, si leemos de san Pablo a los Efesios (5, 21-32) el extracto referido al Matrimonio a frases sueltas, y con mala fe, nos podemos encontrar con que la mujer, la esposa, mejor se ponga debajo de una mesa para no ser azotada, o eche a correr y salga del domicilio conyugal.

Este texto empieza y sigue así:

“Hermanos: Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo”.

Este punto ha sido despreciado y criticado muy a menudo porque el concepto de sometimiento induce a entenderse como represión. En cambio, la palabra “someterse” en el diccionario de la lengua tiene muchas más acepciones. Una muy habitual es la que se usa en las cámaras legislativas o asambleas parlamentarias cuando se dice que tal texto “se somete a votación”. Creo que ningún parlamentario se siente oprimido ni reprimido porque se le ofrezca la posibilidad de votar, además puede votar o no, es decir abstenerse, votar sí o no, salir de la cámara a tomar un café… etc. Así, en el Matrimonio “someterse” también puede significar: mostrar, ofrecer, exponer, proponer, sugerir, plantear, expresar, presentar, formular, brindar, encomendar, delegar…

A continuación san Pablo dice:

“Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por Ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son".

En este pequeño extracto, el cual sigue con más enseñanzas para los esposos, podemos comprobar que tanto revuelo por lo del sometimiento está fuera de lugar. En lo que insiste san Pablo y es la lección más importante, es que tanto el hombre, el esposo, como la mujer, la esposa, tienen un auténtico y único referente: Cristo y su Iglesia.

31 agosto 2012

El adulterio, pecado mortal

El adulterio es una violación y una trasgresión al compromiso establecido entre dos personas casadas entre si. Por lo tanto es algo que ocurre en el ámbito matrimonial y se refiere al hecho de tener relaciones sexuales con una persona distinta a tu propio cónyuge. Con los siglos, los años, los tiempos y la moral supérstite, el adulterio ha ido cambiando de peso en cuanto el castigo que pudiera merecer y las consecuencias que por él se derivasen. Conocemos como todavía en algunos países se apedrean a mujeres por haber sido acusadas de adúlteras, o como en otros países, España por ejemplo (hay muchos más) no es causa de nada, jurídicamente hablando. Si ante la ley no supone ninguna pena o castigo, ni es causa de separación ni de divorcio, lo que está claro es que para el cónyuge víctima supone una frustración imponente, un disgusto tremendo, y un caos emocional que le va a ser difícil de superar, todo ello –aunque legalmente no haya protección- podría  llevar al matrimonio a separaciones y rupturas, como todos sabemos.
 
Sin embargo en las religiones monoteístas y que abastan el mundo como lo son el cristianismo, el islam y el judaísmo, se considera el adulterio como una violación grave a la ley de Dios. No es ya una ofensa al cónyuge, sino una grave ofensa a Dios. Esto hemos de tenerlo en cuenta pues  el ser humano es un ser naturalmente religioso, y estas religiones con unas raíces muy comunes, a pesar de sus divergencias importantes, sitúan a Dios por encima de los hombres, las mujeres y por supuesto de sus leyes. No es baladí, pues, que esa trasgresión al compromiso dado en el matrimonio sea aún más grave en nuestro sentido, y es un posicionamiento que en el ámbito pagano, agnóstico o ateo, no se entiende, y en algunos casos no se respeta.

En la religión católica, el adulterio se considera como uno de los pecados gravemente contrarios al Matrimonio, así consta en el Catecismo de la Iglesia Católica, nuestro libro de doctrina que movidos por la fe, creemos. Es más, tiene la entidad de pecado mortal. Para repararlo no basta pedirle perdón al cónyuge ofendido; tampoco basta para limpiarlo participar en una confesión comunitaria, en la que mucha gente pide perdón a Dios por sus pecados, sean los que fueran. Lo que repara de verdad esa grave ofensa a Dios es acogerse al sacramento de la penitencia (confesión sacramental) y privada con el sacerdote.

19 agosto 2012

El compromiso a medias

El uso de las palabras sin demasiado conocimiento de ellas produce confusiones de conceptos en la sociedad y en las mismas personas que las utilizan. En ese sentido, trato nuevamente de hacer pequeñas distinciones semánticas de lo que se dice que es también matrimonio: vivir como compañeros.

La etimología de la palabra compañero es la de aquel que comparte el pan (com panis) y hoy en día tiene un uso muy amplio, hasta incluso el de compartir la vida, equivalente a la vivencia dentro del matrimonio, sin serlo. Sin embargo, compañero es el colega del trabajo, el de la oficina, de la industria, del negocio, por poner unos ejemplos.

El compañerismo vivido en pareja a veces se establece por contrato para comprar la vivienda, estableciendo el compromiso realmente no con la mujer o  con el hombre al que amas sino con la entidad de crédito que ha proporcionado la hipoteca. El compañerismo también puede darse entre las personas que comparten piso, utilizando individualmente cada uno una habitación, con el fin de repartir entre todos los gastos, algo muy común en tiempos difíciles. En cambio esposo y esposa no equivalen a colega ni a compañero de trabajo, ni de piso ni de viaje.

Así pues muchas parejas viven confusamente como si fueran marido y mujer, y en realidad son compañeros de vuelo, queriéndose mucho sí, pero sin casarse. Por lo tanto, les falta lo más importante: el aspecto esponsal de la entrega total al otro, el compromiso real y profundo respecto del otro, y mantienen una relación de amor a prueba permanente, poco segura.

24 julio 2012

La recíproca pertenencia

La dimensión esponsal de la persona humana es la capacidad de entrega del propio ser (varón – mujer) a Dios en el celibato o la virginidad, o a otra persona en el Matrimonio. En el Matrimonio esa dimensión esponsal es el amor conyugal porque desemboca en una unión que posee unas características propias:
Mi vida está comprometida complementariamente.

Tanto el esposo como la esposa no pueden seguir como antes de casarse, como si nada hubiera pasado. Para el marido su camino de santidad es la esposa; para la esposa su camino de santidad es el esposo. Así de profunda es la cuestión: su recíproca pertenencia, el quicio de la santidad en el Matrimonio.

07 julio 2012

Matrimonio natural o del mismo sexo: igualdad o discriminación



En la línea de seguir estudiando, en profundidad, jurídica y socialmente el llamado matrimonio homosexual, seguimos aportando sobre el tema nuevos informes. El asunto tiene abierto un debate a nivel planetario desde hace tiempo, por su incidencia y a la vez por sus consecuencias, frente al matrimonio natural entre un hombre y una mujer. Se trata de estudiar sin pasiones, sin subjetivismos, en la medida de lo posible, pues si bien las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son tan antiguas como el hombre sobre la tierra, en los tiempos en que vivimos ha cogido un auge de controversia. Por ello nos hacemos eco del artículo de D. Rafael Navarro Valls, colaborador de la web ZENIT.org, al cual ya hemos citado en este blog en otras ocasiones.

Su reciente artículo se puede dividir en varias partes. La primera sitúa el tema en Estados Unidos dónde recientemente se manifestó su Presidente a favor de este tipo de matrimonio así como de las fiestas que organizaron algunos artistas de cine y en las que  recaudaron muchísimos dólares para seguir con la campaña a favor. Después nos sitúa en España, con el número de enlaces civiles realizados, como consecuencia de la entrada en vigor de la ley que así lo permitía. Por último, y una vez situados en el mundo en que vivimos, su análisis jurídico y comparativo con los países que no reconocen el derecho a contraer matrimonio y los motivos por los cuales esto es así.

Sexo y matrimonio: razones de una polémica ZENIT.org

05 abril 2012

Los cónyuges cristianos en la Nueva y Eterna Alianza

En el Jueves Santo los católicos participamos en la celebración de la Ultima Cena del Señor; se repiten en ella la institución de los Sacramentos de la Eucaristía y la del Sacerdocio. Reviviremos minuto a minuto todos los hechos ocurridos en aquella sagrada cena de Jesús con sus apóstoles. Pero ¿qué relación podría tener la Eucaristía con el Matrimonio, siendo dos sacramentos distintos?

La Eucaristía es la fuente misma del matrimonio cristiano. En efecto, el sacrificio eucarístico representa la alianza de amor de Cristo con la Iglesia, en cuanto sellada con la sangre de la cruz[145]. Y en este sacrificio de la Nueva y Eterna Alianza los cónyuges cristianos encuentran la raíz de la que brota, que configura interiormente y vivifica desde dentro, su alianza conyugal. En cuanto representación del sacrificio de amor de Cristo por su Iglesia, la Eucaristía es manantial de caridad. Y en el don eucarístico de la caridad la familia cristiana halla el fundamento y el alma de su «comunión» y de su «misión», ya que el Pan eucarístico hace de los diversos miembros de la comunidad familiar un único cuerpo, revelación y participación de la más amplia unidad de la Iglesia; además, la participación en el Cuerpo «entregado» y en la Sangre «derramada» de Cristo se hace fuente inagotable del dinamismo misionero y apostólico de la familia cristiana.

Beato Juan Pablo II, Familiaris Consortio Exhortación Apostólica, artículo 57, segundo párrafo.

(foto del Calvario- Jerusalén)

26 febrero 2012

La donación de uno

Darse del todo al otro, a tu esposo, a tu esposa, no es compatible con el egoísmo, ni con el auto escucharse, ni con el victimismo ni con el yo imprecativo. Por eso nadie puede decir que es fácil llevar adelante el matrimonio cristianamente, antes al contrario, es un camino de esfuerzo, de felicidad y de santidad. La sexualidad de cada cónyuge que se funde en una sola carne, el Beato Juan Pablo II nos ayuda a entenderla al profundizar en el estudio y en la reflexión de la Exhortación Apostólica FAMILIARIS CONSORTIO (a  la que ya me he referido en otras entradas), y de la que podemos deducir que el uso de la sexualidad no es un mero mecanismo de obtención de placer:

“La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan uno a otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre sí hasta la muerte. La donación física total sería un engaño si no fuese signo y fruto de una donación en la que está presente toda la persona, incluso en su dimensión temporal; si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra manera en orden al futuro, ya no se donaría totalmente”.

Punto 11, (quinto párrafo)

22 febrero 2012

La castidad en el matrimonio

Parece que el inicio de la Cuaresma sea para los cristianos un tiempo triste y de represión, sin embargo es un tiempo fuerte para acercarnos más a Jesucristo, con la alegría y la esperanza puesta en Pascua. Es un tiempo muy bueno para profundizar en las virtudes del matrimonio y en el matrimonio. Ninguna virtud tiene una época o un periodo determinado, la vida de virtud lleva a la santidad, y la santidad no tiene vacaciones. Pero aun siendo la virtud un hábito bueno repetido, en Cuaresma podemos hacer un parón y ver cómo vamos para esforzarnos y ser mejores cara a Dios. Cuando nos referimos a las virtudes que se pueden vivir en el matrimonio puede resultar sorprendente decir que la castidad es una virtud que se puede y se debe practicar, ya que en general se entiende por casta aquella persona que no le da el salto a su cónyuge o ir con decoro vestida/do, es decir con la talla que corresponde a la altura y al peso, o llevar las faldas más largas que los cinturones anchos, y cosas así. En el matrimonio practicar la virtud de la castidad es mucho más.

Su Santidad el Papa Pablo VI en la Encíclica Humanae Vitae(1968) escribió al respecto y pensando en los esposos:

«El dominio del instinto, mediante la razón y la voluntad libre, impone sin ningún género de duda una ascética, para que las manifestaciones afectivas de la vida conyugal estén en conformidad con el orden recto y particularmente para observar la continencia periódica. Esta disciplina, propia de la pureza de los esposos, lejos de perjudicar el amor conyugal, le confiere un valor humano más sublime. Exige un esfuerzo continuo, pero, en virtud de su influjo beneficioso, los cónyuges desarrollan integralmente su personalidad, enriqueciéndose de valores espirituales: aportando a la vida familiar frutos de serenidad y de paz y facilitando la solución de otros problemas; favoreciendo la atención hacia el otro cónyuge; ayudando a superar el egoísmo, enemigo del verdadero amor, y enraizando más su sentido de responsabilidad. Los padres adquieren así la capacidad de un influjo más profundo y eficaz para educar a los hijos».

14 febrero 2012

La luminosidad en el hogar

Cuando leí por primera vez que Si se vive el matrimonio como Dios quiere, santamente, el hogar será un rincón de paz, luminoso y alegre, lo leí con la visión miope y materialista; sin entender lo que era la santidad en el matrimonio, me fijé solo en la luminosidad artificial del hogar.

¿Se trataba de encender más las luces de mi casa? Pues lo iba a tener mal,  mi marido siempre andaba apagando lo que encendía y enseñándome a fin de mes la factura de la compañía eléctrica. Mal iba en santidad, creí,  pues no iba a poder darle más al interruptor.

Pensé luego que la luminosidad podía ser cambiar las cortinas, que fueran finas como visillos, o de colores claros… o llenar los jarrones de flores. Se trataba de lanzarse a comprar y gastar. Mal iba también pues el gasto (o mal gasto) no era lo más conveniente en ese momento. Y mal iba de paz en el hogar provocando discusiones bizantinas sobre cortinas, lámparas y otras cosas.

Nada, seguí leyendo, estudiando; me metí más en las enseñanzas sobre el matrimonio de aquel santo, que entonces conocía poco. La lectura de “Cristo que pasa”, “Camino”, “Forja”, “Surco”, etc. de San Josemaria me dieron luces, y en la oración fui viendo que no se trata solamente de tener el hogar limpio y ordenado, sin excesos; se trata que sea habitable y del que nadie tenga ganas de echar a correr. Se trata de ser perfectos en la medida de que queramos asemejarnos a Cristo, pero sin esa perfección perfeccionista molestosa, y de querer que todo en casa esté como una foto de revista de decoración, provocando que los que viven en ella estén incómodos y con las llaves en la mano a punto de huir al menor gesto de oír “haz esto” o “haz aquello”. Entendí que la luminosidad es la que nos infunde el Espíritu Santo para practicar en el hogar las virtudes, especialmente para nosotras la templanza, y así en esa práctica virtuosa seremos señoras de ti misma, y conseguirás que ese hogar sea para el matrimonio un camino de santidad.

11 febrero 2012

Al Dr. Tomás Melendo, gracias!

Amar hasta lo infinito sin saber lo que es el infinito puede resultar una quimera increíble pero “el día de nuestra boda nos capacitamos para ello”, así lo dijo el catedrático de Metafísica de la Universidad de Málaga, Dr. Tomás Melendo, en la 47 Jornadas Pastorales de Castelldaura, de las que ya he hecho referencia en otras ocasiones. “Al decir SI el amor es obligado”, esto hay que explicarlo desde cero. Se puede explicar que es posible amar y amarse desde el primer día, y quien pone ahínco en ello va descubriendo que el matrimonio es mucho mejor que el noviazgo, “pero qué mucho mejor!”. Cualquiera de nosotros, que vamos sumando años al matrimonio y lo dices, te encuentras con los que te dicen: ¿cómo puede ser? …. O ¿cómo has podido aguantar?... O ¿y con el mismo (marido)?...y cosas similares.

Así que para explicarlo bien me voy a referir a lo que pude retener de aquella conferencia:

 “Hemos de saber explicar que es la gran oportunidad que Dios nos da para aprender a amar y que eso es lo que hacemos en esta vida… convertir todo lo que hacemos en amor, principalmente en el trabajo. El trabajo es un bien de entrega a los demás. En el matrimonio es muy importante el amor pero no puedo amar sin casarme. Con el SI (acto supremo de libertad) el amor se convierte en obligado, nos comprometemos a amarnos, es una transformación real y ontológica, es auto construirse. Pues el matrimonio es una capacitación, es algo que transforma, que provoca una virtud que hace amar a una persona, solo a una, toda la vida…. Es necesario hoy mostrar la belleza y la verdad. La virtud nos capacita para amar y hemos de explicar la virtud de forma atractiva, pues la virtud surge de repetir actos buenos, y el acto del matrimonio si lo repetimos será belleza, no podemos acoger a una persona parcialmente, la acogida, la entrega es total…La sexualidad es una gran maravilla y necesita su contexto, físico y psíquico, no es que sea mala ni buena fuera matrimonio, pero el dar la vida por el otro es más que el acto íntimo conyugal”.

Gracias, profesor, espero haber sabido tomar apuntes de su clase magistral.

28 enero 2012

Redes familiares

El tema del matrimonio sigue en la brecha como una de las cuestiones centrales de la Nueva Evangelización, tema del que oiremos hablar a lo largo de este año 2012. El matrimonio ha de ser evangelizado nuevamente para que evangelice a la sociedad. Los cambios de la segunda parte del siglo pasado, desde los económicos, los filosóficos… sociales, religiosos, etc. azotan como un reactivo. Pero no vamos caminando solos, tenemos a los Santos Padres de la Iglesia y a todos sus pastores para conducir la grey, con todo el amor de Dios.

A su vez tenemos muchos textos, cartas, encíclicas, discursos, homilías, que todavía no hemos asimilado del todo, para poder estudiar mucho más de lo ya sabemos sobre la familia y el matrimonio. Por eso no nos han de desanimar esas cifras agobiantes y alarmantes sobre el aumento de las rupturas respecto de los matrimonios. Parece que un documento clave y de donde surge una revolución en el conocimiento sobre este tema es la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, de 22 de noviembre de 1981, del Beato Juan Pablo II, que a pesar de los años que han pasado desde su edición es de  inagotables frutos.

El Presidente del Consejo Pontificio para la Familia, Cardenal Ennio Antonelli,  en una conferencia reciente que tuve el privilegio de escuchar en esas Jornadas que ya mencioné otro día, la citó constantemente y a su vez destacó la necesidad de afrontar los asuntos candentes que la familia y el matrimonio cristiano padecen. Por eso, y entre otras cosas, recordó y estimuló un proyecto que ya funciona a nivel planetario: las redes familiares (en forma de Foros, Asociaciones, Entidades, Colegios…) en donde las familias se interconectan para trabajar conjuntamente con los mismos propósitos.

En el link adjunto está la exhortación apostólica citada, texto largo y bellísimo para una lectura meditada a corto y largo plazo.

Familiaris Consortio. Vaticano

31 diciembre 2011

Para no cansarnos en nuestra vocación matrimonial

No tiene desperdicio la homilía del Cardenal Rouco Varela, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, pronunciada en la misa celebrada en la plaza Colón de Madrid, en ocasión de la celebración litúrgica de la Sagrada Familia del día 30 de diciembre pasado. Es una catequesis para todos sobre el Matrimonio, la familia, los hijos, la vida cristiana, un documento para leer, meditar, rezar, estudiar, enseñar, difundir y sin miedo ponerlo en práctica, a ser posible durante toda la vida.

El siguiente extracto es solo eso un fragmento:

¡Cuánto cuesta hoy a una sociedad tan intensamente influida y condicionada por una visión materialista y egocentrista del hombre y de su historia comprender y aceptar el Evangelio de la vida, del matrimonio y de la familia! No se quiere caer en la cuenta de que si el amor conyugal no es planteado, vivido y realizado en todo momento como una mutua donación entre marido y mujer generosa y gratuitamente abierta a la donación de la vida a los hijos, pierde su autenticidad y, más pronto o más tarde, se pierde a sí mismo.

Homilia del Cardenal Rouco Varela del 30-12-11

22 diciembre 2011

Canto nupcial

En el libro del Cantar de los Cantares podemos leer uno de los cantos de amor más bellos, escritos nunca. Es un canto nupcial y de enamoramiento, y puede sorprender que en la Sagrada Biblia nos encontremos con esos textos. Pero en la Biblia no hay nada baladí, ni por casualidad. Es un Libro inspirado por Dios, donde Él se revela a si mismo, y todo tiene su sentido.

Ese canto nupcial de los esposos que se aman, que se desean y que se perdonan, desde siempre se ha entendido como un canto de amor entre Dios e Israel, y más adelante, entre Jesucristo y su Iglesia, porque la Alianza entre Dios y su pueblo es tan firme como el compromiso de los esposos en el Matrimonio.

 
¡La voz de mi amado!
Ahí viene, saltando por las montañas,
brincando por las colinas.
Mi amado es como una gacela,
como un ciervo joven.
Ahí está: se detiene
detrás de nuestro muro;
mira por la ventana,
espía por el enrejado.
Habla mi amado, y me dice:
"¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!
Porque ya pasó el invierno,
cesaron y se fueron las lluvias.
Aparecieron las flores sobre la tierra,
llegó el tiempo de las canciones,
y se oye en nuestra tierra
el arrullo de la tórtola.
La
higuera dio sus primeros frutos
y las viñas en flor exhalan su perfume.
¡Levántate, amada mía,
y ven, hermosa mía!
Paloma mía, que anidas
en las grietas de las rocas,
en lugares escarpados,
muéstrame tu rostro,
déjame oír tu voz;
porque tu voz es suave
y es hermoso tu semblante".

Fragmento del Cantar de los Cantares, 2,8-14

18 diciembre 2011

Transmitir la fe en el matrimonio

Jesús provenía de una larga genealogía desde Abraham, y podemos recordarla leyendo:

Evangelio de San Mateo 1, 1-17:

"Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos.
Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram.
Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón.
Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isa.
Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías.
Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa.
Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías.
Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías.
Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías.
Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.
Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel.
Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor.
Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud.
Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob;
y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la   deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce."


Esa relación de generaciones nos ayuda a contemplar el misterio de la sagrada familia de Nazaret. Llevado a nuestra familia también podemos hacer nuestro árbol genealógico y ver en él la historia sagrada de cada matrimonio de nuestros antepasados y veremos como de padres a hijos se ha ido transmitiendo  la fe o bien se ha transmitido la tradición de un espíritu mundano. Esa meditación del Evangelio ayuda a ver la necesidad creciente y constante de que no solo en las iglesias vivamos la fe sino también en el seno de cada matrimonio, de cada familia, día a día, minuto a minuto.