31 agosto 2013

Matrimonios a los altares

Desde que el Concilio Vaticano II (1965) definió que la santidad era una llamada universal para todos los cristianos del mundo, con independencia de su origen o condición, se van abriendo causas de canonización de matrimonios, ya que a lo largo de su vida conyugal ambos cónyuges han elevado su matrimonio a la santidad, viviendo las virtudes cristianas a un nivel heroico. Así hemos visto como los padres de santa Teresita de Lisieux, Luis y Celine Martin, fueron beatificados por el santo padre Benedicto XVI en el año 2008.


Ahora están camino de los altares, entre otros, dos matrimonios españoles. Por un lado, el matrimonio de Tomás Alvira y Paquita Domínguez. Se casaron en el año 1939, tuvieron 9 hijos, y padecieron dolorosas enfermedades al final de sus vidas; él falleció en 1992 y ella en 1994. Los colaboradores de este blog les tenemos un especial afecto. 



Otro matrimonio estupendo es el de Manuel Casesnoves y Adela Soldevila. También tuvieron 9 hijos, y además acogieron a dos sobrinos huérfanos. Se casaron en el año 1924. El murió en 1958 y ella en 1988.


Desde entonces la devoción privada dirigida a estos matrimonios se está extendiendo de una manera muy feliz, pues son unos buenos intercesores en materia matrimonial. Las causas de beatificación están concluidas aquí en España. La continuación de los procesos se sigue en el Vaticano.


Ahora nos toca a nosotros pedirles favores, también milagros, y escribir a Roma, a la Oficina de la Causa de los Santos, explicando cómo nos va la vida gracias ellos…

Sobre el matrimonio Casesnoves

* En la foto superior, el matrimonio Casesnoves con sus hijos, y en la otra el matrimonio Alvira, muy jovenes.

27 agosto 2013

Sí que trae cuenta casarse

Hemos escuchado en la santa misa del día 16 de agosto, el pasaje del evangelio de san Mateo 19, 3-12, que está dedicado, de una manera específica, al matrimonio y al divorcio. Es el siguiente:

“En aquel tiempo se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: ¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo? 

Él respondió: -¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y unirá a su mujer y serán los dos una sola carne? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre. 

Ellos insistieron: ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse? 

Él les contestó: Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer –no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio. 

Los discípulos le replicaron: Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse. Pero él les dijo: No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don.”

Y así es. El don es la vocación al matrimonio que se llenará de la gracia que Dios infundirá en el momento en el que los futuros esposos establecerán el compromiso matrimonial, al momento de casarse. La gracia sacramental recibida, incrementada con la eficacia de los otros sacramentos, será el impulso divino para llevar adelante los designios de Dios a lo largo de toda la vida conyugal, que, si Dios quiere, será muy larga.

*En la foto, san Mateo en el frontis de la Catedral de Lima

25 agosto 2013

Playas textiles

Cada verano abordo el tema del bañador playero, los pareos, los pañuelos y las pamelas, pues se lucen demasiadas carnes al sol. No es bueno para la memoria de la piel, por las consecuencias graves que se suceden a las quemaduras solares, año tras año, y no es bueno para la moral personal ni social la visión y visualización posterior de los cuerpos al aire. No obstante, este año por las imágenes diarias que los medios televisivos nos han brindado en aras de lo bien que va el turismo en España, se ven más bikinis y empiezan a verse bañadores. Sin duda el cuerpo femenino enfundado en un bañador completo resulta más atractivo, sensual y estiliza más su figura. Se trata de disfrutar de la playa, la piscina, las zonas variadas de baño, sin molestar a nadie. Ni siquiera a uno mismo. Pasear rompiendo las olas en las piernas, jugar a pelota en pareja en la orilla del mar, jugar a voleibol en la parte superior de la playa, ir en patinete acuático, o navegar en un yate, son actividades muy propias de la playa, apetecibles, e incluso divertidas o relajantes, pero, muy bien!! en bañador. Los pareos son insinuantes, cogidos a la cintura, o por detrás del cuello con la espalda libre, y sobre todo de esos tejidos muy ligeros y volátiles. Y no digamos una pequeña pamela con unas gafas de sol y varias pulseras de colores. En fin que podemos ir por la playa muy atractivas, y sobre todo sin necesidad de hacernos quemaduras de primer grado o más, cubiertas de una buena pantalla protectora de crema, pues en estos días en los que ya podemos estar bien bronceadas la piel sigue reclamando su cuidado y su protección textil. Además daremos muestras de modestia en el vestir, algo muy necesario en esta era de libertinaje en aras de la libertad en el vestir.

23 agosto 2013

Y se casaron

El Ritual del Matrimonio del libro litúrgico de la Iglesia católica se utiliza para consagrar el amor matrimonial de hombre y mujer. En el libro podemos encontrar la siguiente oración. Os propongo que en los nombres pongáis el de vuestro esposo, o en su caso, el de vuestra esposa, así lo he hecho yo.


Señor, Dios nuestro, creador del universo y de todo lo que vive, tú has hecho al hombre y a la mujer a tu semejanza, y para asociarlos a tu obra de amor, les has dado un corazón capaz de amar.

Tú has querido que hoy, en esta iglesia, Isabelita y Joan unan sus vidas. Tú quieres que ahora construyan su propio hogar, que busquen amarse cada día más, siguiendo el ejemplo de Cristo, que amó a los hombres hasta morir en una cruz.
Bendice, protege y fortifica el amor de estos nuevos esposos: que su amor mutuo sostenga su fidelidad, les haga felices y les haga descubrir en Cristo el gozo del don total a quien se ama.
Que su amor, semejante a tu amor, Señor, sea para ellos una fuente de vida que les mantenga atentos a las necesidades de sus hermanos y que su hogar esté abierto a los ojos.

Que apoyando su amor en el amor de Cristo, tomen parte activa en la construcción de un mundo más justo y fraterno y así sean felices a su vocación de hombres cristianos.
Amén.
Y ya no son dos, sino una sola carne.

19 agosto 2013

Menos cama y más sofá

El noviazgo es un período de aprendizaje muy importante para llegar al matrimonio con conocimiento de causa, pues se trata de que los novios hablen mucho, se conozcan realmente cómo son y de qué son o no capaces de hacer, decir, pensar, amar... También hay que saber las enfermedades que se padecen para que luego no se tenga que proceder a la nulidad del vínculo por engaño. Todo lo posible hay que conocerlo en ese periodo. Para un católico, además, es preciso conocer si por parte del otro, va haber impedimento por el hecho de practicar las normas de piedad y de ir a misa como mínimo todos los domingos, el estar abiertos a la vida, y a cuidar y educar a los hijos cristianamente. Una vez casados, no tiene que haber sorpresas raras, desde luego habrá cambios, muchos cambios, empeoramientos de carácter, luchas diarias por la práctica de la convivencia, sorpresas de enfermedades nuevas hasta la fecha, trastornos, etc.

Si en el noviazgo se sabe que él o ella no quiere tener hijos, por el hecho de casarse la persona no cambiará, será una adicta a los anticonceptivos y a los preservativos. Si antes de casarse, él o ella son violentos, insultan o pegan, por mucho que después pidan perdón, el matrimonio se convertirá en un calvario y en un sometimiento, hasta la anulación de la personalidad. Si antes de casarse no le negaste nada y la relación sexual funcionó a demanda, después de casarse no se podrá esperar que se aguante por algún motivo por el que no se aguantó de novios. Si antes de casarse, y erais novios, él tonteaba con otras chicas, o ella con otros chicos, después de casarse, pasará lo mismo o más, y pondrán en peligro, al máximo, la fidelidad conyugal, incluso hasta romperla. Si antes de ser novios ella ya tiene un vestido de novia colgado de la puerta de un armario, no lo dudes, ella va de cacería. Si antes de casarse, él o ella, son manirrotas, no hay que esperar que luego sepan ahorrar por el bien de la familia. En fin podríamos citar de forma inacabable los ejemplos y las cosas negativas que se descubren en un noviazgo, pero quedan para la reflexión.

En definitiva, el noviazgo no es solamente un periodo de tiempo en el que los novios sienten unas ganas terribles de abrazarse, besarse, de estar incansablemente juntos, de vivir las horas y los minutos sin ver pasar el tiempo, sino que además es un periodo de darse al conocimiento mutuo, es un período de tiempo para menos cama y más sofá y para asistir juntos a cursos de preparación matrimonial. Y si llega ese punto en el que descubres eso que te da miedo, te propone dudas, eso que te asusta, te incomoda, no pienses en que “cambiará”. Lo mejor es cortar, cortar del todo y para siempre. Es mejor ese mal trago que un divorcio pues el divorcio es un drama, un desastre para cada uno de los contrayentes y un mal para el bien común de la sociedad. 

15 agosto 2013

La fiesta universal de María

En el día que se celebra la Asunción de la Santísima Virgen María, en cuerpo y alma a los cielos, felicitamos a todas las María, Mary, Marie, Mireia, Mireya, Meritxell, Alba, Mariona….Asunción, Asun, Asumpta.. y en todos los idiomas que no hemos citado.  Es la fiesta de Nuestra Señora por antonomasia y la Iglesia católica la celebra en toda su solemnidad por lo que para los católicos, estemos donde estemos, y sea o no fiesta laborable donde vivamos, es día de precepto.

Podríamos recordar de nuevo una bella oración de san Bernardo y que conocemos con el nombre de Acordaos. Sin embargo de este santo podemos referir otra oración, menos conocida pero muy suplicante para aquellos momentos difíciles, de caídas, de tentaciones, de torpezas, circunstancias en la que Nuestra Madre del cielo nunca falla a nuestro reclamo.


¡Mira a la Estrella, invoca a María!

"¡Oh tú que te sientes lejos de la tierra firme, arrastrado por las olas de este mundo, en medio de las borrascas y de las tempestades, si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta Estrella, invoca a María!.

"Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en los escollos de las tribulaciones, mira a la Estrella, llama a María.

"Si eres agitado por las ondas de la soberbia, si de la detracción, si de la ambición, si de la emulación, mira a la Estrella, llama a María.

"Si la ira, o la avaricia, o la impureza impelen violentamente la navecilla de tu alma, mira a María.

"Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a la vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio, comienzas a ser sumido en la sima del suelo de la tristeza, en los abismos de la desesperación, piensa en María.

"En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de los ejemplos de su virtud.


"No te extraviarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en Ella piensas. Si Ella te tiende su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás, si es tu guía; llegarás felizmente al puerto, si Ella te ampara."

12 agosto 2013

Ama y haz lo que quieras

Ocurre que el mandamiento de la caridad,  el único que reúne todos los demás, al ser más completo y a la vez más amplio, es el que cuesta más de ejercer. ¿Amar? Sí! yo amo, me digo  ¿O realmente, primero, me amo a mi misma? En la relación matrimonial se sospesan siempre el querer de dos; y nunca el amor dado por uno y por la otra están en igualdad de resultados. Pero no hay que preocuparse, no hay que medir, pesar ni contar, hay que amar y luego hacer lo que quieras, como decía san Agustín. Este santo tan actual a pesar de ser del siglo IV, siempre me subyuga a cada cosa que leo. Y no es baladí nada de lo que dejó escrito. Fue educado como cristiano gracias a su madre implorante, pero vivió, hasta su conversión, como un hombre de su tiempo, en el que era normal, si pertenecías a esa clase social de hombres de oratoria y derecho, que vivieras una vida disipada, frívola y en cohabitación con una mujer, es decir sin casarse. 

Pero, a pesar de ello, san Agustín siempre estuvo en la lucha de ir en busca de la verdad, de la Verdad. Sabio en las cosas humanas y en las divinas, supo ver la Verdad y hacernos la ver de tal manera que poco importan las cosas del día a día, esas cosas humanas a las que tenemos tanto apego, con tal que no dejemos nunca de amar a Dios, pues ello significa amar a los demás…Y si toca ceder, si toca dar la razón, si toca sonreír, aunque cedamos habitualmente, aunque la razón la tengamos nosotras, aunque no nos apetezca sonreír, lo haremos porque eso es amar de verdad. Pues amar no es decir solo con palabras a nuestros seres queridos, a nuestro esposo, a nuestros hijos, que los queremos mucho, hay que decirlo con hechos, con actos, y en presencia de Dios, que será quien los valore como actos de amor, y es a la postre, lo que cuenta. Primero en el matrimonio ha de ser amar que discutir, es decir: dialogar. ¡Dialoga por favor! y para dialogar hay que escuchar, un gran acto de amor donde los haya!

*En la foto, La Rosaleda, parque Cervantes. Barcelona