30 julio 2012

La buena muerte

El alma cuando ya no puede vivir en el cuerpo se separa de éste, es el momento de la muerte de ese cuerpo que ha convivido con el alma desde el instante en que fue engendrado. El alma seguirá existiendo viva y eterna. Por ello no es extraño que en el estado matrimonial de la viudedad se vivan momentos de unión muy íntima con el ser amado que murió. No solo el dolor es un combate contra esa ausencia irreparable, sino que es un vivir de nuevo de otro modo con aquel o aquella que marchó. En muchos casos la viuda explica cómo murió su esposo, y aunque fuera esperada esa muerte por las enfermedades que le acuciaban y que actúan como una espada de Damocles, el momento de la ruptura física es dolorosísimo y hay que dar tiempo al tiempo para reparar la herida producida. A ellos, los hombres, les cuesta más explicar su dolor, hablan menos, sin embargo siguen sufriendo igual el duro golpe.
Así en estos temas, mi amiga Luisa me explicó cómo murió su marido: Estaba enfermo del corazón, había sufrido varios infartos y una operación; siempre crees que ha llegado el momento, nunca estás lo suficientemente preparada. Cuando le dio el último infarto, mientras esperábamos la ambulancia, que llegó enseguida, me dijo:“Ay! Madre Mía, estoy peor de lo que pensaba”. Se persignó haciendo la señal de la Cruz, se puso a rezar y ya no dijo nada más, al poco murió; a pesar de todo le di gracias a Dios por la buena muerte que le dio.

Creo que solo una persona que ama profundamente a Dios, entiende que el momento de la muerte es el más trascendente de toda nuestra vida porque inmediatamente se encontrará cara a cara con Dios.

27 julio 2012

Me siento invisible

En ocasiones las mujeres nos sentimos invisibles, y no quiere decir que seamos esa mujer invisible del cómic del mismo nombre que en USA apareció al principio de los años cuarenta! del siglo XX. No se trata de esa mujer producto de la fantasía capaz de paras todas las balas. Me refiero a la mujer corriente, esa que lucha cada día y que en el hogar siempre está trajinando, haciendo miles de cosas, pensando en lo necesario para la familia (o eso creemos) y que no se nota en absoluto que lo hacemos nosotras (o eso creemos); parece como si la limpieza, el orden, la compra, la comida, la ropa planchada, el cuidado de los hijos y del marido, todo se hiciera por arte de magia. Entonces, nos entra como un no se qué, una tristeza, que se alía con el enemigo. De ahí surge la sensación de sentirse invisible. Sin embargo, aunque sea superable esa sensación y logremos, gracias a Dios, que solo sea pasajera, nos afecta en general a todas las mujeres.

Con este tema inicié la andadura del blog, hace ya doscientos treinta y ocho artículos. Ahora, al cabo del tiempo, nos ha llegado un vídeo muy interesante, breve, de unos cinco minutos, en inglés con subtítulos en español, que describe y resuelve esta cuestión de un modo muy atractivo y a la vez pedagógico. Por este motivo, te invito a que lo veas y escuches, ayuda reflexionar y a no darle tanta importancia a lo mucho o a lo poco que hacemos cada día por los demás.



26 julio 2012

El mundo de los audaces

No se trata de tirarnos en parapente desde la montaña más alta que tengamos a nuestro alcance, tampoco se trata que probemos con un monopatín bajar más rápido las escaleras que nos conducen al andén del metro o que compitamos a ver cuántos platos de paella de marisco somos capaces de comernos en un solo almuerzo. La audacia no es hacer burradas para comprobar nuestra resistencia, no todos tenemos las mismas capacidades físicas. Sin embargo todos podemos, tengamos el carácter que tengamos y tengamos la edad que tengamos, ser audaces para hablar de Dios en cualquier ocasión, sin ofender y sin molestar pero sin respetos humanos.

La audacia en estos casos es no darnos vergüenza al decir, por ejemplo,  que “vamos a misa”… y decimos que “vamos a una gestión”, pues pensamos que vamos a comprometer al otro o no vamos a saber explicar por qué vamos a misa. Esta es una situación típica de estos días de vacaciones. Se ha de organizar el día para que podamos acudir a la iglesia a rezar y oír misa, muy especialmente los domingos, o los sábados para la misa vespertina, o bien el día 15 de agosto que será la fiesta solemne en todo el mundo cristiano, dedicada a nuestra Madre del cielo, la Santísima Virgen. A veces nos resulta difícil decir a nuestras amistades que no podemos estar más rato en la playa porqué tenemos que arreglarnos para ir a misa, o que no puedes hacer el vermú o el helado de media tarde porque has de guardar una hora de ayuno eucarístico (que son 60 minutos y no menos) para poder comulgar. Podemos sentirnos violentos al proponer bendecir la mesa porque estamos en un chiringuito marítimo, o que vas con un vestido que te cubre el escote por pudor y no porque lo tengas feísimo. O tal vez te sientas escaneada cuando dices: Sí, estoy casada…. desde hace 34 años… y con el mismo hombre!

Así que vamos a superar los respetos humanos, intentaremos decir las cosas con cariño haciendo pedagogía con amor, y hablaremos de Dios sonriendo y demostraremos externamente esa felicidad del cristiano que nace del Amor de Dios, pues el mundo es de los audaces, incluso de vacaciones.

24 julio 2012

La recíproca pertenencia

La dimensión esponsal de la persona humana es la capacidad de entrega del propio ser (varón – mujer) a Dios en el celibato o la virginidad, o a otra persona en el Matrimonio. En el Matrimonio esa dimensión esponsal es el amor conyugal porque desemboca en una unión que posee unas características propias:
Mi vida está comprometida complementariamente.

Tanto el esposo como la esposa no pueden seguir como antes de casarse, como si nada hubiera pasado. Para el marido su camino de santidad es la esposa; para la esposa su camino de santidad es el esposo. Así de profunda es la cuestión: su recíproca pertenencia, el quicio de la santidad en el Matrimonio.

20 julio 2012

Al abordaje ferroviario

El calor propio del verano se nos está subiendo de los pies a la cabeza, y el ambiente político, económico y social, favorece todavía más a que suban las temperaturas fisiológicas y se rompan los termostatos de nuestro corazón. Nos indignamos con mucha razón pues no hay para menos, pero alerta! que no lo pague nuestra familia, nuestro marido, y nuestros hijos y nietos. A pesar de que el bolsillo no está para gastos, y las pasiones se desatan porque el calor social nos pone a prueba de bomba, tengamos sentido común, “seny” y paciencia. Esta actitud no significa medrarse, significa racionalizar las cosas, llevarlas al corazón y a la oración personal con Dios.....
.......no vaya a ser que se produzca un choque de trenes en alta mar.

Gracias a Xavier por el consejo, y por seguir este blog.

18 julio 2012

El verdugo de los embriones congelados


En estos días en los medios de comunicación han resurgido las cifras espeluznantes de embriones congelados. Nos han dicho que en España se guardan 250.000, de los cuales 100.000 están en Catalunya. Y para comparar, en Estados Unidos están congelados 700.000 embriones más. Las cifras van creciendo, por supuesto, al mismo tiempo que el egoísmo de muchos padres y madres y muchos miembros del sector sanitario. Sin embargo la pregunta nos la lanzan a todos ¿Y qué hacemos con los embriones?

Por lo visto, padres y madres una vez satisfechos con el bebé que han conseguido gracias a la manipulación mecánico-médica, al resto de embriones les dicen adiós muy buenas… y los que están congelados, que también son hijos, que se queden congelados.

Pero la comunidad médica, o algunos de ellos, o los que trabajan conviviendo con ellos, se platean qué hacer, pues una vez desechados por los padres la responsabilidad es del propietario y gestor del congelador. A todo esto, estamos hablando de seres humanos que surgieron después de la fecundación y al cabo de una vida de 15 días pasaron a la congelación. Y como la conciencia existe en todo ser humano, aunque la taponen y la tapen hasta lo más hondo, las mismas voces que congelan la vida ahora se plantear qué hacer con ella.

Se dice que “eliminarlos” les da pena”; se dice que adoptarlos no puede ser pues nuestras leyes y las de muchos países, gracias a Dios, consideran que la adopción legal de las personas solo se produce una vez nacidas éstas. ¿Por qué nos lanzan la pregunta los mismos verdugos que han procedido a una manipulación injusta e inmoral sobre seres vivos que no pueden defenderse ni hablar? Ahí está claro que sus propias conciencias les indican que todo está  mal, tanto si los matas como si los dejas morir, y luego los entierras con dignidad, pues el mal se infligió antes, es decir en el momento de iniciar el proceso aunque fuera en connivencia con padres, madres, profesionales y trabajadores de los centros sanitarios que practican el crimen sistemático y con música agradable de fondo. Nadie quiere ser el verdugo, pero quien propone la pregunta ya lleva sobre sí muchos crímenes, y quizá ahora le empiecen a pesar pues el congelador de embriones le saluda cada mañana y le dice Aquí estoy, ¿ por qué me haces esto?

16 julio 2012

Una bella mujer embarazada

De nuevo el arte nos lleva a contemplar la figura de una mujer, en este caso, absorta en sus pensamientos y embarazada. El título del cuadro es sencillo, pues tiene el nombre de lo que se ve: “Mujer leyendo una carta”. Es del pintor holandés Johannes Vermeer, el cual lo realizó allá por el año 1663; actualmente se conserva en el Rijksmuseum de Ámsterdam; dicen los expertos que es una de sus obras maestras.

¿Quién le enviaría una carta? ¿Qué le diría aquella misiva? ¿Aquel mapa pardusco indica que el remitente estaba lejos, en alta mar?... Cuántas incógnitas no produce la mirada a un cuadro, pero en cualquier caso, nos gusta ver con qué belleza y calma, gracias a los tonos azules y a la luz, nos presenta el pintor a una mujer en estado de buena esperanza, como se solía decir no hace muchos años.