24 septiembre 2016

Dios en familia

La familia que reza unida permanece unida, es una frase que hemos repetido muchas veces desde que la pronunciase por primera vez san Juan Pablo II. No nos cansaremos de buscar la ocasión para hacerlo de nuevo porque conlleva una certeza inmensa. Si la familia se reúne para alimentar el cuerpo mortal, más provecho produce reunirse para alimentar el alma espiritual de cada uno. 

Rezar el rosario, ir a misa juntos, participar de la comunidad eclesial, peregrinar a santuarios y a los lugares santos, es decir, descubrir a Dios en familia. Por ello hoy os paso el link de la web de ZENIT sobre cómo rezar con tu esposo o esposa, según se trate. La lectura del artículo nos refrescará las ideas y, si nos los proponemos, podremos aportar a nuestra vida cotidiana algo nuevo o algo olvidado para dar más fruto a nuestra oración.

Zenit: rezar en el matrimonio

*En la foto, Jornada de las Familias en el Santuario de Torreciudad, 17 de setiembre de 2016.

20 septiembre 2016

La boda en Salamanca

Se produjo una gran movilización de familiares y amigos del novio hacia Salamanca (España) para participar en la boda de Diego y María. La capacidad de convocatoria de la familia era de esperar. Pero una boda en pleno agosto podía resultar imprevisible. Ni Diego ni María habían nacido en esa histórica ciudad, pero la familia materna de ella, sí. Así que allí nos fuimos todos de boda, desde Barcelona a Salamanca. Para mí, ir a la ciudad del Tormes fue una ocasión más para conocer más de cerca mis orígenes paternos.

El sol del ferragosto continental fue impresionante, lo que supuso que el calzado de tacones para la boda resultara irresistible y el abanico imprescindible. Las incidencias que sufrieron los familiares y los mismos novios los días previos a la celebración del matrimonio fueron muchas, tantas que el sacerdote celebrante hizo un resumen al inicio de la homilía que le sirvió para enlazar con la cotidianidad de la vida del matrimonio que acababa de empezar. La catedral Vieja fue el templo que arropó el enlace, un lugar escogido por muchos del lugar para celebrar el día más feliz de sus vidas. En los accesos en los días del fin de semana de la Virgen Santísima vimos coches de caballos, coches de época, limusinas… todo tipo de transporte con felices parejas que acaban de iniciar su camino matrimonial.

Las incidencias de nuestros amigos no fueron poca cosa… averías de vehículos, gastroenteritis agudas, idas y venidas del hospital de la Trinidad, por poner unos ejemplos, así como el extravío del texto de la homilía que iba platicar el sacerdote. Todo ello fueron ejemplos de cosas que pasan en la vida cotidiana, que no nos han de asustar pues las incidencias es la vida misma llena de sorpresas de ese futuro mediato o inmediato que ni se intuye.

En nuestro turismo particular descubrimos el astronauta de la fachada de la catedral Nueva, el cráneo con la tortuga de la fachada en rehabilitación de la Universidad de Salamanca y muchas curiosidades más, como las raciones de hornazo y las de jamón de Guijuelo. Alerta!! El hornazo es una empanada potentísima, propia para el tiempo de frío pues contiene lomo, jamón y chorizo, así que a 37 grados centígrados para mí fue imposible probar, pero muchas personas no se lo pensaron dos veces: el hornazo desaparecía de las bandejas de las tiendas al uso.


Gracias a Dios, a nosotros en esta ocasión, las incidencias nos pasaron de largo, pero por poco tiempo!

07 septiembre 2016

Pilares matrimoniales

El matrimonio se cimienta:

1. Primero en Dios, después de Él los demás y, por último, yo.


2. Luego, en el amor. No se trata solo de la atracción física y el enamoramiento, sino también en quererse tal como se es o se llegue a ser.

3. Le sigue el respeto, la no violencia ni psíquica ni física.

4. La confianza, esa cualidad de saber que la sinceridad es lo que rige entre vosotros: ni una sola mentira, ni antes ni después de casarse.

5. La comunicación, es decir, dialogar, escuchar, ceder y rendirse.

6. La fidelidad, tu y yo, ambos para siempre, el uno con ella y ella con él para toda la vida.

7. Y el compromiso, que significa la entrega total, como broche de oro.

01 septiembre 2016

Burkini o bañador

Este verano se ha desatado en Francia la polémica del burkini, supongo que es debido a la conciencia que ya se tiene de la invasión continuada de una cultura y de una religión que, en aras de la libertad de conciencia, se ha ido instalando también en el país galo. Las mujeres que han criado a sus hijos en los países europeos, lejos de sus países de origen quieren disfrutar, a su modo, de la playa, las piscinas y el sol. Sabemos que, en los parques acuáticos y otros lugares con piscinas, rigen unas normas sobre el cómo vestir en el entorno, por razones de seguridad, así que ni el burkini ni otras pendras están autorizadas. Se trata de normas encaminadas a la seguridad personal de los bañistas dentro los recintos y no a discriminaciones baratas.

Sin embargo, prohibir el burkini, en España, creo que todavía no se ha hecho y si llega a hacerse, habrá que pensar en qué razón de peso estará basada la prohibición. Por lo que yo sé, un burkini es una prenda para el baño, nada más. Tiene colores vivos y bonitos y solo deja al descubierto la cara, las manos y los pies de la mujer que lo lleva. Esta mujer, en la playa o en la piscina, llama la atención porque contrasta con la mayoría de las mujeres que llevan la mínima expresión de un bikini, o solo llevan la braguita. Y a su vez contrasta con las que llevamos bañador de una sola pieza, tipo de pieza que este blog no me he cansado de aconsejar y promocionar junto con pareos y otros complementos veraniegos.

¿Qué ocurre con el burkini? Nos resulta novedoso, se mira y se comenta. Nos llama la atención y nos hace recordar los ataques del estado islámico, pura y simplemente. O creemos que la mujer que lo lleva está obligada a llevarlo, es una reprimida y hay que liberarla de su opresión. En fin, como es un tema opinable podríamos hacer una lista larguísima de los motivos por los que rechazamos esa prenda puesta en una mujer, digamos, islámica.

Nos obstante, deberíamos recordar que hasta principios del siglo XX, se acudía a las playas vestidos, sólo se desnudaban los niños (no las niñas) y los adultos iban con ropa de lino o algodón, sombreros ligeros y sombrillas de mano. Una colección maravillosa de cuadros de nuestro estimable Sorolla nos muestra está costumbre en la playa. También podríamos recordar que los hombres y mujeres que practican submarinismo van con un traje de neopreno, así como muchos deportistas que se deslizan en una tabla por el mar. Y ¿quién dice nada?

La discusión que se está generando más bien tendría que interesar a la industria textil de los bikinis y bañadores pues con el crecimiento del cáncer de piel en nuestro país o pieles desiguales que les afecta el sol por naturaleza, ¿Quién no va atreverse a fabricar un bañador de camino al burkini, pero no del todo?

En definitiva, o nos tapamos un poquito más o nos taparán. Además, taparse un poquito más, va a significar dar paso al pudor, tan desprestigiado por los liberalistas y nudistas que hace tiempo que lo dejaron por el camino.

Pero lo que me resulta preocupante es que en nuestros países europeos ya han crecido varias generaciones de hijos musulmanes y somos nosotros los que nos hemos adaptado a ellos pues creemos en los principios de igualdad, libertad y fraternidad, en cambio,  si un cristiano pretende ir de turismo a un país islámico no podrá llevar ningún símbolo cristiano (cruces, medallas) ni libros católicos ni por supuesto encontrar una iglesia donde se celebre el culto. Tampoco podrá hacer apostolado ni un jugador de fútbol persignarse al marcar un gol. La religión que no sea islámica está prohibida.

Por lo tanto, señoras y señores, lo del burkini es puro maquillaje, distracciones de cuplé para europeos.