27 noviembre 2014

Tierra de penumbra

Es el título de una película en la que Antony Hopkins interpreta a un profesor de literatura de Oxford, intelectual, pensador, filósofo, buen tutor de sus alumnos, con muchas capacidades de estudio. Sin embargo es incapaz de reconocer en sí mismo la capacidad de amar. Y en esa discusión sobre el amor siempre se va a Dios y se le deja, pues no se entiende que Dios aun siendo Amor, consienta que el hombre, la mujer, la humanidad, sufran de manera indecible. La película es de 1993, está basada en hechos reales y se centra y en la época más trascendente del gran escritor Carl Lewis, o más conocido por Jack, pues era así como le gustaba que le nombraran. Lewis llegó a ser uno de los escritores más leídos del siglo XX, siendo sus obras una auténtica escuela de apostolado de la fe católica, entre ellas el ensayo llamado Tierra de Penumbra o Busqué a Dios y lo encontré.

Ya mayor, Lewis sintió dentro de sí que amaba a una mujer maravillosa, Joy  Gresham (Debra Winger), pero no sabía como decírselo, pero todo él, interiormente, vibraba por aquella mujer que llegó a ser su esposa, aunque por poco tiempo. En ese trance, en el que vive intensamente enamorado sobreviene el amor a Dios, la necesidad de rezar muchísimo a los pies de su esposa enferma. Rebrota en él la conversión y no dejará a Dios nunca más.

En este film, Hopkins me merece un gran respeto por su magnífica interpretación pues en la medida que se desarrolla el guión, su mirada, sus gestos, su nervio, su virilidad, se van transformando en la medida en que el amor va transformando a su personaje. Aunque sea calificada por los expertos como drama, es muy recomendable en todos los sentidos.