06 marzo 2013

¿Y qué comemos? ¿Qué nos venden cuando compramos?


¿Qué nos ponen en las albóndigas y los pastelitos?¿Es que las normas alimentarias solo adornan el ordenamiento jurídico? ¿Todo esto también es consecuencia de la crisis? ¿O es consecuencia de la ausencia de ética empresarial? ¿O tal vez es terrorismo industrial? 

Hoy los ciudadanos nos podemos plantear estas y muchas más preguntas relativas a todo lo bueno que nos han vendido de la marca CE. Pero ahora se ha extendido en el mundo empresarial un saltarse las normas porque el ciudadano paga por la confianza establecida .... 

¡Qué asco me da! solo de pensar en el pobre consumidor que haya ingerido la caca ( a saber de qué o de quién) mezclada con la carne de la que no se sabe de qué mamífero procede. En contrapartida ¿cuántas personas han cerrado los ojos o han girado la espalda para evitar algún proceso alimentario?

Por eso ya está de moda, pero de moda, que volvamos a tricotar, cocinar, coser, y no solo por ahorrar el importe de estos servicios sino porque nos aseguramos de lo que comemos y vestimos. Muchas mujeres tricotan y cosen.... porque relaja, dicen, y muchas nos hemos metido en la cocina con más ganas que nunca para poder comer sano, no solo nosotras sino también nuestras familias. Es evidente que consume un tiempo precioso a lo largo de la jornada pues se trata de pensar menús,  platos, condimentos, listar los alimentos, comprarlos, ordenarlos en la cocina, cocinarlos y servirlos..  Es evidente que es más fácil meter el producto de la tienda directamente al microondas, pero  lo natural, lo directamente fresco o congelado y natural no tiene más objeción que la que pongamos nosotros... entonces podremos decir ¡Buen provecho!