03 julio 2011

Estamos de paso

Clint Eastwood nos tiene acostumbrado a buenas películas, aunque no compartamos siempre la pretensión de la historia. En esta ocasión en Más Allá nos sitúa en medio de unos personajes muy diversos y muy lejanos entre ellos. Los tres han vivido el contacto con la muerte, como si la hubieran tocado, cosa que podrían explicar muchos pacientes que han vuelto de un coma, o que han estado a punto de morir en un accidente o en un trance grave de una enfermedad. Sin embargo en la película, ese ir de la vida a la muerte y volver de ella, significa para esos personajes que han visto la muerte y que así será definitivamente. Como dice un personaje secundario, que se declara ateo, tienen pruebas científicas de ello. Toda la película muestra ese buscar la verdad, buscar sobre lo que hay después de la muerte, porque creen haberla experimentado de verdad. Y lo peor es  creen que no hay nada más, se apaga la luz, y fin de la vida.

Pero Eastwood va realmente más allá del guión: sus personajes no son felices con esa respuesta, están agobiados, no se sienten comprendidos, no pueden huir de si mismos, y van siempre en busca de algo que no encuentran. Pero nadie les habla de la Verdad, de Dios, ni de la vida eterna.

Jesús exclamó:...Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré.  
Evangelio según San Mateo, 11, 25-30